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Sabíamos que Sílvia Pérez Cruz había ideado algo especial para inaugurar este Grec, pero quizás no habíamos acabado de imaginar su magnitud. Era el primero de los tres conciertos que dan el pistoletazo de salida a la última edición que dirige Cesc Casadesús, que recibió sendas ovaciones las dos veces que ella le dio las gracias: es que el cierre de una etapa. Por eso mismo, que el público estuviera lleno de gente del mundo del teatro y de la música tenía un significado especial. Así, la de Palafrugell tenía delante un magnífico anfiteatro donde reivindicarse como artista total, capaz de poner en escena su exuberante universo con un espectáculo ambicioso que reunía todas sus facetas musicales, inquietudes artísticas y muchos de los amigos que ha ido haciendo por el mundo a lo largo de los años como catalana universal que es.
Empezó en pequeño, con su magnífico trío de multiinstrumentistas –Carlos Monfort, Marta Roma y Bori Albero– que ya son una gozada por sí solos. Pero a medida que iba desplegando la gran variedad de ideas musicales que habitan 'Toda la vida, un día' (2023), un trabajo sobre el ciclo de la vida, el escenario se fue poblando de artistas hasta llegar a la cuarentena. Primero los bailarines Andrés Corchero y Karen Lugo, después una sección de viento metal, después los flamencos, y finalmente el Cor del Solstici, del que formaron parte los invitados Juan Quintero, Natalia Lafourcade, Damien Rice, Salvador Sobral, Rita Payés, Carme Canela, su hija Lola y Roly Berrío. Es decir, Argentina, México, Irlanda, Portugal, Irlanda, Cataluña, Cuba... Fue un viaje musical y también geográfico.
A lo largo de tres horas, Pérez Cruz fue recorriendo los círculos de la vida incluidos en el disco, aprovechando los diversos colores que le daban los cantantes e instrumentos de los que disponía en el escenario para dibujar un paisaje frondoso donde perderse. Quizá se echó de menos que algunos de los invitados brillaran un punto más –Damien Rice, Salvador Sobral, Rita Payés–, pero su papel fue discreto y muy medido. Otros, como Quintero, Lafourcade y sobre todo Berrío, tuvieron mayor protagonismo.
Momentos para la reivindicación
Pero fue sobre todo el coro, donde estaban estas y otras voces conocidas, como Celeste Alías, Pol Batlle y otros muchos, lo que acabó de hacer de la inauguración del Grec un espectáculo grandioso. La artista de Palafrugell invitó a cantar también al público y convirtió la antigua cantera en un bonito acto de comunión que también tuvo momentos para la reivindicación, como la que hizo la poeta Farah Chamma por el pueblo de Palestina. Fueron tres horas de concierto con muchos momentos para recordar y la sensación de que Sílvia Pérez Cruz había aprovechado la ocasión para reivindicarse ante su público. Fue como si después de muchos años de ir a la suya, al margen de cualquier moda, hubiera cargado un barco con todos los frutos que ha ido recogiendo por el mundo y los llevase a casa para compartir con la gente toda su abundancia.
Fueron, sin duda, 180 minutos importantes para Sílvia Pérez Cruz, pero también para la ciudad de Barcelona y la cultura en Cataluña: el triunfo del verdadero talento, de la sensibilidad y de las cosas hechas con amor y sin miedo. "Un aplauso para la buena poesía que nos ampara", acabó diciendo y tenía razón, 'Circular' fue un espectáculo musical, escénico, pero también poético, porque aunque lo dijera medio en broma, Cruz es también una poeta. Y qué suerte tenemos de tenerla.