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Ha llegado el momento que todos estábamos esperando: ¡ya podemos salir a pegaros unos bailoteos en vuestro antro favorito! Ya podéis entrar en la pista de bailes y menear el pompis hasta las cinco de la mañana. Sector masculino: pensad que el hecho de bailar con mascarilla disimulará vuestra cara de merluzo, eso a lo mejor juega a favor a la hora de volver a casa acompañados. Puntos en contra: el cubata se queda en la barra. O sea que adiós a las hilarantes escenas del cazurro copazo en mano, haciendo quilómetros en el 'dancefloor', rezando al vaso de tubo para pillar cacho. Pero eso no quita que las discotecas os saludan, aliados de la noche, que diría Mike Rivers. Y ya podéis fichar en:
1. Jamboree
Una de las discotecas más genuinas y exitosas de la ciudad reabre. En épocas normales, el abarrote de guiris y locales convertían sus sesiones de bailes en un lúbrico colisionar de cuerpos a ritmo de la mejor música negra. Después de los conciertos, a partir de la medianoche, puedes quemar suela de zapato hasta la cinco de la madrugada con temazos de soul, funk, hip-hop y disco. Ir a bailar a la Plaza Real. Esto es muy fuerte. Consultad toda su programación. Abierto a partir de las 23 h.
2. Macarena
Esta selecta caja de bombones en lo más profundo del Gótico ha vuelto a ofrecer sesiones. Y es un placer: a las dimensiones reducidas e íntimas de este antiguo tablado se le suma una sonorización excelente y una programación de electrónica local e internacional vanguardista. La media de edad del público es joven, y el 'outfit' de la concurrencia de lo más pintoresco.
3. Sala Apolo
Ay, como los hemos echado de menos. Vuelve el club por excelencia de Barcelona, bien sea ejerciendo de nuevo sus sesiones más pop y fosforescentes, con remezclas de éxitos de la era disco y los ochenta, o recuperando las míticas noches de Nitsa, un escaparate con lo mejorcito de la electrónica actual. Consulta aquí toda su programación. Y sobre todo disfruta del momento de ponerte bajo la bola de espejos, cerveza en mano.
4. Otto Zutz
El clásico de la zona alta vuelve a oficiar sesiones llenas de 'bling-bling', con la gente más guapa que te puedas imaginar, reservados y botellas de champán caro. En esta antigua fábrica textil se han pegado fiestas Aerosmith o las Spice Girls, y a lo mejor después de una pandemia mundial te dejarán entrar a ti. Los fines de semana se llena de sesiones de trap y hip-hop de postín.
5. Plataforma
Ha vuelto uno de tus antros favoritos. Sí, en su franja completa: de 24 a 5 horas los jueves, hasta las seis de la mañana viernes y sábado. Esto es un ritual de engorilamiento intergeneracional con el que se identifican desde los pipiolos de 23 años a los arroces pasados de 40 y tantos. La música sigue siendo indie-rock noventero, con alguna concesión al reggaeton. Salir a cuatro patas de Plataforma es algo que hay que hacer una vez en la vida para considerarse un barcelonés de verdad.
6. Moog
Y como Walt Whitman celebraba el sudor de sus sobacos, nosotros celebramos el sudor de nuestras axilas cuando estamos sudando la gota gorda en la pista de baile del Moog. Después de un un año y medio de cierre, vuelve el gran templo por excelencia de la música electrónica de Barcelona. Consulta su programación y compra la entrada para celebrar que estás vivo.
Muchos contaban el paso de los veranos por las aperturas de La Terrrazza, el ya clásico club de baile electrónico al aire libre en el Poble Espanyol. Y lo pueden volver a hacer: cada semana, de viernes a domingo, los noctámbulos desatendidos os podréis dar un benéfico baño de 'clubbing', aire libre y comunión con el groove y el flow de la pista de bailes. Aquí podéis consultar su programación.
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