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“Santa Eulàlia gloriosa, protegiu els barcelonins”. Así suenan los 'Goigs de Santa Eulàlia', unos cánticos que en Barcelona se escuchan una vez al año en uno de los edificios con más historia de la ciudad: el monasterio de Pedralbes. Cada 12 de febrero, este monasterio acoge una tradición que tiene casi siete siglos de antigüedad: el alcalde de la ciudad lleva huevos y, a cambio, las monjas le ofrecen su "mató" artesanal. Sin embargo, este año podría ser el último. El próximo ya no habrá monjas en el monasterio.
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En 2027 se habrían cumplido 700 años ininterrumpidos de la presencia de las monjas clarisas en el Real Monasterio de Santa María de Pedralbes, fundado por la reina Elisenda de Montcada en 1326 e inaugurado el 3 de mayo de 1327. El monasterio ha sido el hogar de una comunidad de monjas clarisas que, con el paso de los años, ha ido disminuyendo en número. Actualmente, solo quedan tres monjas, que, por decisión de la congregación, se trasladarán a vivir a Vilobí d'Onyar, donde las clarisas cuentan con otro monasterio.
Por este motivo, este día de Santa Eulàlia, antigua y primera patrona de Barcelona, la tradición se ha vivido con más emoción que nunca. Las monjas han ofrecido su tradicional requesón (de receta secreta, transmitida de madre abadesa a madre abadesa desde la Edad Media) a Jaume Collboni, pero también a toda la comunidad de vecinos y vecinas, de quienes se han despedido lamentando la pérdida de vocaciones religiosas.
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Una tradición que seguirá viva
Sin embargo, el alcalde ha dejado claro que la tradición continuará y que la marcha de las monjas no tiene por qué ser definitiva. Según Jaume Collboni, las monjas han tenido que abandonar el monasterio en varias ocasiones a lo largo de sus 700 años de historia y, en caso de que puedan regresar en algún momento, el alcalde "se compromete a hacer todo lo posible para que así sea." Del mismo modo, Collboni ha anunciado que cada día de Santa Eulàlia, las monjas volverán a Pedralbes para continuar con la tradición de los Goigs y del requesón. "Como ya no estarán en la cocina, el requesón lo elaborará algún pastelero o pastelera de la ciudad de Barcelona", ha explicado.
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Además, ha confirmado que el monasterio seguirá siendo un edificio religioso, donde se celebrará misa y, por tanto, se podrá llevar a cabo otra tradición barcelonesa relacionada con el matrimonio: la de llevar huevos al monasterio para pedir que no llueva el día de la boda. Así, el Ayuntamiento se compromete a "mantener vivo el monasterio" y sus tradiciones, que forman parte "de la identidad barcelonesa."