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Sant Andreu: un paraíso (por descubrir) para vermutear

Una ruta del buen aperitivo en un barrio al que la gentrificación no ha llegado

Mireia Font
Escrito por
Mireia Font
Editora de gastronomia
Anxoves de Bodega Crudo
Foto: Bodega CrudoBodega Crudo
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"Uno de los últimos bastiones de Barcelona que aún resiste a la turistificación y la gentrificación". Habla Roger González y se refiere al barrio donde nació y creció, Sant Andreu. Es el dueño del aclamado Bar Torrente y, desde el pasado abril, también de la Bodega Crudo (Mateu Ferran, 4). "Mi ilusión de siempre era tener una bodega y quería que estuviera fuera del circuito habitual del centro... porque no hace falta ir a Gràcia para tomarse un buen vino y aperitivo". ¡Amén! Todo lo que hay en la carta es fermentado, crudo o adobado. Muy buen producto y tocado lo mínimo. Opciones clásicas gildas, boquerones, conservas, mesas de quesos y embutidos y cositas más 'modernitas' y personales, como los dados de bacalao con naranja, maíz y aceitunas de Aragón o el foie gras de las Landes a la sal y macerado con Oporto y brandy. Para redondearlo, un par de bocadillos de autor; el sándwich de pastrami y el bikini de gorgonzola y calabaza asada. Para bajarlo, una treintena de referencias de vinos en rotación y una docena vendida por copas. "Pequeños productores, mucha DO catalana y botellas que se pueden encontrar en restaurantes Michelin, pero a precios de Sant Andreu".

      No hace falta ir a Gràcia para tomarse un buen vino y aperitivo


Susanna Montero también es 'santandreuenca' de cuna. Un mes antes de la pandemia, abrió la vermutería La Vicicleta (Rbla. Onze de Setembre, 39-41) y resistió el bache gracias al boca a boca, una amplia oferta de vermuts, la terraza del local y los conciertos de jazz de los jueves por la noche; "Empezamos con alumnos de la Sant Andreu Jazz Band, la voz corrió como la pólvora y ahora también vienen músicos de otros ámbitos y zonas". Pero, centrémonos, volvamos al tema vermutero. Encontraréis una cincuentena de catalanes (la mayoría), gallegos, gaditanos, vascos, alemanes e italianos. Si sois cazadores de lo 'premium', debéis saber que la jefa despacha el Professore Rhum Cask Finish Jamaican. ¿El qué? El único vermú reserva del mercado que envejece en las mismas botas donde se elabora uno de los mejores rones del mundo; el Hampden de Jamaica.

El cliente que queremos es el vecino que vive en la esquina, no el cliente pasajero o turista

Susana también es una apasionada de los vinos. Ofrece una veintena, todos de proximidad. Para evitar el estómago vacío; latas, bombas, croquetas y también propuestas más insólitas; tartar de morcilla negra con cebolla, 'totopos' y encurtidos o lacón gallego y pan con mantequilla de mojo picón, por ejemplo. "Este es un barrio tranquilo, agradable, cercano y familiar. El Vicicleta tenía que ser igual". Y así es.

Tapes de La Vicicleta
Foto: La VicicletaLa Vicicleta
Este es un barrio agradable, cercano y familiar

Enric Pérez es barcelonés, pero no de Sant Andreu. En el 2019 acabó en el barrio "un poco por la alienación de los astros; buscaba un local pequeño donde poder servir bocados rápidos y buenos, lo encontré aquí y estoy encantado". El Llevatapes (Vintro, 5) es un bar minúsculo con una oferta corta, pero clavada. Para devorar, opciones frías, crudas y una buena colección de molletes. El más solicitado por la clientela, toda del barrio, es el de huevo en el nido; yema, lacón y provolone. El steak tartar tampoco se queda atrás; de estilo clásico y hecho con ternera ecológica de Girona. Asimismo, encontraréis alguna ensaladita, montaditos, latas y algo de charcutería y quesos. Todos los vinos y vermuts se sirven por copas. "No queríamos agobiar a los clientes con cartas largas; tenemos el vermú de la casa, también el Izaguirre y una decena de vinos blancos y tintos catalanes y españoles, escogidos con muchísimo cuidado".

Local de Llevatapes
Foto: LlevatapesLlevatapes

Laura Pou y Mar Badosa tampoco son de Sant Andreu, pero si tenemos en cuenta la acogida vecinal de su bar inaugurado a finales de septiembre, no descartamos que pronto las nombren hijas adoptivas predilectas. Donde antes estaba el local de vinos naturales 035 han abierto el Vidorra (Monlau, 35). Nos lo cuenta Laura; "Queríamos que nuestro bar estuviera en un barrio, barrio. Nada de Eixamples ni Borns. El cliente que queremos es el vecino que vive en la esquina, no el cliente pasajero o turista". Dicho y hecho. Esto es una vermutería, la pasión de Laura, y un bar de vinos, la pasión del Mar. El vermú de la casa es Mariol y ofrecen de otras ocho bodegas más. En un futuro muy inmediato, la intención es ampliar la oferta con más botellas de pequeños productores. "¡Eh, que a veces nos olvidamos que Cataluña es tierra productora de vinos! Ya está bien del binomio Rioja-Ribera, ¿no?". Pues, sí, Mar, sí. Por eso el 80% de los vinos que ha seleccionado para la carta son de DO catalanas, muchos servidos por copas. Para llenar el buche; salazones clásicas, tablas de quesos y embutidos, ahumados y bocadillos (planchado de gilda; ñam, ñam). "La vidorra es la vida que nos gusta a nosotras; poder estar en una mesa con los amigos, con una copita, algo para picar, y charlar hasta las tantas", concluye Laura. Para que lo podáis hacer vosotros, os han abierto el bar perfecto en el barrio perfecto.

Local de Vidorra
Foto: VidorraVidorra


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