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Por qué 'Wild Wild Country' es fascinante

Escrito por
Maria Junyent
Editora
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Doblemente salvaje. El título de la miniserie de Netflix de la que todo el mundo habla no engaña. 'Wild Wild Country' es una serie documental sobre el gurú indio Bhagwan Shree Rajneesh (más tarde se llamó Osho), su mano derecha y asistente personal Ma Anand Sheela y la comunidad utópica que formaron a Antelope, un pequeñísimo pueblo en el desierto de Oregon, a principios de los años 80.

1. Es tan fascinante y estrambótica que no parece real: Cada capítulo os dejará con la boca abierta y ganas de más. Hay sexo en grupo, hay un ataque bioterrorista en formato salsa, hay éxtasis colectivos, complots, traiciones y polis de rosa. Y todo, es metraje real: imágenes que los mismos rajneeshees, seguidores de Osho, grabaron durante su estancia en la comuna, complementado con entrevistas actuales a los principales protagonistas de la historia, tanto los habitantes del pueblo, como los seguidores del gurú.

'Wild Wild Country', de Netflix


2. Espiritualidad y Rolls Royce: ¿Por qué triunfó una marcianada como aquella? ¿Por qué miles de personas, la mayoría con carreras universitarias y un nivel socioeconómico alto, lo dejaron todo para seguir las enseñanzas de un solo hombre? Difícil de responder. Lo que sí sabemos, es que Osho apostaba por una nueva manera de vivir que reunía lo mejor de la espiritualidad india y el consumismo occidental. No a las regulaciones del estado, no a las interferencias religiosas y no al matrimonio. Osho proclamaba todo esto, vistiendo diamantes y al volante de uno de los Rolls Royce (llegó a tener 93) de su colección.

3. Ma Anand Sheela: EL personaje definitivo. La figura de Osho iba sobrada de carisma y misterio. La de su secretaria personal, Ma Anand Sheela -que entre otros se encargó de hacer de cara visible de Rajneeshpuram y de vínculo con los medios de comunicación- no tiene nada que envidiarle. Sheela se nos muestra como una mujer segura, incisiva, irreverente y capaz de todo. Una tipa dura y corrosiva, a medio camino entre la figura de un pequeño dictador y un gángster. Si queréis comprobarlo, basta con buscar sus mejores momentos en Youtube. Terrorífica y magnética.

Ma Anand Sheela saluda a sus detractores

4. «No vamos a poner la otra mejilla»: Los rajneeshees eran sonrisas y abrazos pero no eran paz y amor y, ni mucho menos, personas dispuestas a poner la otra mejilla ... cuando las cosas se volvieron feas, no tardaron en demostrarlo y llegaron a tener su propia fuerza policial (le llamaban 'Fuerza de Paz') que patrullaba por la zona cargando metralletas Uzi.

5. Los vecinos de Antelope: Los habitantes de Antelope, Oregon, no superaban la veintena. De un día para otro vieron como un gurú indio seguido de miles de personas vestidas de naranja-rojo (el rancho llegó a acoger a 30.000 fieles por año) llenaban su pequeño remanso de paz de hippismo y lujuria. Ver su cara de incredulidad, pasadas tres décadas, no tiene precio.

6. Suciedad bilateral: En 'Wild wild country' no hay buenos y malos. Si acaso, hay un egoísmo, avaricia e incomprensión transversales, visible tanto en la actitud de los habitantes de Antelope que se niegan a compartir espacio y costumbres con sus nuevos y excéntricos vecinos, pero también dentro del rancho del profeta, infinitamente más turbio de lo que quiere parecer.  También hay cantidad de suciedad en el mismo gobierno de los Estados Unidos, que cuando huele el poder -sociopolítico y económico- del gurú indio, no tardará en mover hilos para mandarlo bien lejos.

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