[title]
Unas cuantas mentiras más... y una madre
A menudo se dice que una película tiene un buen guion porque, sobre todo, contiene unos excelentes y cuidados diálogos. En Francia, muchos films poseen uno o varios dialoguistas, aparte de los encargados del guion. En el caso de la recién estrenada ‘Pequeñas mentiras para estar juntos’, sus propios guionistas, Guillaume Canet y Rodolphe Lauga, se han encargado también de escribir las cosas, las paridas y las grandes animaladas que dicen François Cluzet, Marion Cotillard, Benoît Magimel o Gilles Lellouche. No siempre se produce esta fusión entre las profesiones de guionista y dialoguista, no. ¡Son tan extraños, los franceses! Cuando ruedan comedias (comedias de Louis de Funès o de Éric Rohmer: o sea, comedias populares o comedias de autor), los dialoguistas franceses tienen que hacer horas extra para construir unas cataratas imparables de frases, preguntas y respuestas, reflexiones y peroratas. Una película que llega el próximo viernes ha apostado por construir un guion con pocas palabras. Con más miradas y silencios que palabras, con muchos más paisajes que puntos, dos puntos, comas y signos de admiración o de interrogación. Es ‘Madre’, de Rodrigo Sorogoyen.
¿Es Iván? ¿Es solo Jean?
Prolongación de su propio cortometraje ‘Madre’, la cinta de Sorogoyen realiza un salto de diez años hacia delante, y nos sitúa a Elena (Marta Nieto) en una población costera francesa. Elena trabaja de encargada de un restaurante. Aparentemente, ya ha dejado de buscar a su hijo Iván, hasta que, un día en la playa, aparece Jean (Jules Poirier). ¿Jean es su Iván? ¡Se le parece mucho! Un Iván con diez años más. El director y su guionista habitual, Isabel Peña, evitan en todo momento las certezas, y prefieren ir poco a poco, añadiendo capas de dudas y forros de sospechas en una historia en la que Jean/El posible Iván juega fuerte. Y donde la cámara y la banda sonora dan la mano a Elena y hacen el trabajo por ella. Y por nosotros.
Les olas te lo dirán
En ‘Madre’, el personaje de Alex Brendemühl, la nueva pareja de Elena, llega ponerse nervioso ante las sorprendentes novedades en la vida de ella. Porque Elena no es que hable demasiado, y, cuando lo hace, no es para sacar el agua clara. Elena sigue a Jean. En silencio. Espía a Jean. En silencio. Se va de copas. También en silencio. Mira el horizonte. Por supuesto, en silencio. Las nubes, las olas, la arena, la luna y los caminos acaparan el protagonismo en una película, en varios momentos, muda.
Un duda ardiente
Hablando de films que avanzan sin grandes explicaciones ni evidencias, sin largos diálogos, celebro el considerable éxito de ‘Diecisiete’, de Daniel Sánchez Arévalo, y de ‘Lo que arde’. La peli de Oliver Laxe comienza y acaba con una duda inquietante: ¿es Amador culpable de los incendios? Perdón, comienza y acaba con varias dudas: ¿por qué lo ha hecho (o no lo ha hecho) Amador? Espectador, tú escucha la respuesta en el viento. Porque el señor Laxe no te la dará.