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La coctelería Paradiso abrió en 2016: el proyecto del grupo la Confiteria y liderado por el 'bartender' toscano Giacomo Gianotti cambió las reglas del juego a nivel mundial, y posicionó a Barcelona como el epicentro de la coctelería de vanguardia: con un golpe de mano de creatividad, dejaron obsoletos lo de los gadgets y las ensaladas flotantes, a base de hacer sus propios licores, inventar técnicas que ahúman el whisky directamente en el vaso o servir tragos con reacciones gaseosas que electrifican la copa al tacto. Más allá de la espectacularidad, han triunfado porque sus tragos son rematadamente buenos.
Paradiso pasó a ser una barra cotizada y ansiada en todo el mundo: el 2022 conquistó el puesto de mejor bar del mundo según 50 World's Best Bars, y hoy ocupa la cuarta posición. Pero el éxito tiene sus gajes. Lo que antaño era entrar y sentarse, hoy pasa por hacer cola con clientes de todo el mundo. No hay reserva posible, pero sí una lista de espera virtual a la que se accede pidiendo tanda en la puerta. Es un sistema democrático: escaneas el QR, te dice el tiempo de espera de tu número y te das una vuelta por el barrio. "Hoy, más o menos, la lista de espera es de un poco menos de una hora", me explica Lito Baldovinos, mánager de la Confiteria.
Si hay cola en Paradiso, caminas un momento y tienes un Paradiso al aire libre con capacidad para 170 personas
Pero la buena noticia es que Paradiso acaba de abrir Paradiso - Time Out Market en Time Out Market Barcelona: una versión con terraza de la influyente coctelería del Born. "Si hay mucha cola, incentivamos al cliente para que camine 15 minutos y vaya a la coctelería del Market, que tiene una capacidad de más de 200 asientos", prosigue Baldovinos. "Para nosotros es un reto trasladar la experiencia Paradiso al aire libre, con un ambiente más desenfadado, más de terraza", explica Gianotti.
Son 700 m2 con vistas panorámicas a toda la ciudad desde el mar
El jefazo coctelero podría ser más grandilocuente, pero lo seré yo: ¡uno de los mejores bares del mundo ha abierto una terraza con las mejores vistas de Barcelona! Poca broma: situado en el lado de mistral –o noroeste– del Market, nos sentamos en un espacio al aire libre de más de 700 m2, con tendales que cobijan del sol, pero permiten apreciar a la perfección unas vistas extraordinarias que no son las más altas de la ciudad, pero sí quizás las más panorámicas; recomiendo que antes de decidir el trago os deis una vuelta, y podréis contemplar, de una tacada, la lonja de la Barceloneta, la Torre del Reloj, la Rambla de Mar y el Moll de la Fusta en un primer término. De telón de fondo, Montjuic y su imponente Morrot –esa pared machacada por bombas y canteras desde tiempos inmemoriales– Colón, los dragones de Hacienda, incluso el Castillo del Tibidabo. Esto sí que es realidad inmersiva y, ejem, real.
Y pides una copa y te sientas y te sientes como dentro de una postal de Mariscal del 92, en la que tenías en la mano todos los rasgos distintivos del skyline de la ciudad. En la otra, agarras un trago 'signature' de Paradiso –tienen una carta con todos los éxitos, yo opté por el Tesla, un twist de la caipiriña, que te manda amistosos calambres al toque y una selva afrutada en boca. El bar está dividido en dos zonas: una central, con sofás y carta vanguardista y de autor, y una zona circundante, con coctelería refrescante, pensada para disfrutarse al aire libre, también a cargo de Gianotti.
El espacio y su diseño son una maravilla: los 170 asientos se gozan sin apretujones, entre mesitas y mesas altas, bajo un sofisticado sistema de toldos que la protege del sol y la deja bajo el cielo nocturno, y una isla central de bar que cuenta con un techo invernadero con palmeras. Las barandillas son transparentes para no afectar a la visibilidad, y volutas de cemento un poco a lo Richard Serra delimitan la estancia. "Para ser prácticos, también hay que mencionar que puedes pedir comida de cualquiera de los restaurantes del Market y comértela en la coctelería, cosa que está muy bien, oye", ríe Baldovinos, que añade que en una semana tendrán un DJ residente y en dos una programación estable. También os podréis tomar una cerveza muy bien tirada, claro. Pero pensad que la gente se da de tortazos para meterse entre pecho y espalda estos tragos.
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