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Puede que, en general, los Óscar nos parezcan un circo o que hayamos dejado de creer en el valor de estos premios. Pero en esta última edición teníamos la sensación de que Hollywood se estaba jugando algo muy importante. Algo que tenía que ver con el compromiso del cine con su momento político e histórico. Hemos permanecido despiertos toda la madrugada y aquí os resumimos la ceremonia en siete momentos que no olvidaremos.
1. 'Green book' gana el Óscar a la mejor película. Este año la lista de nominadas incluía dos sátiras mordaces, demoledoras, con ataques explícitos a Donald Trump, como 'Infiltrado en el KKKlan' y 'El vicio del poder' –en esta última, hablan del presidente de Estados Unidos como el 'cheeto naranja'–. También estaba 'Roma', de Alfonso Cuarón, que partía como favorita. Finalmente, el premio se lo llevó 'Green book', de Peter Farrelly, tal vez más convencional que las otras tres, pero que no deja de ser una exploración de las raíces del racismo en EE.UU. Toda una declaración de intenciones.
2. Tina Fey contra el muro de México. La 2016 estuvo marcada por la polémica de los #Oscarsowhite. Hollywood se esforzó al máximo en demostrarnos que ya ha aprendido la lección con la altísima representación afroamericana sobre el escenario y premiando a los dos actores de reparto Regina King y Mahershala Ali. Pero hubo más gente que levantó la voz en esta edición. La primera fue Tina Fey, que nada más empezar el show dijo, micrófono en mano, que México no pagaría por levantar ningún muro.
3. El discurso de Spike Lee fue brillante. Vestido de púrpura y luciendo dos anillos de oro que recordaban a puños americanos en los que se podía leer las palabras 'hate' y 'love', Spike Lee subió a recoger el premio al mejor guión original con ganas de hacerse oír. Y lo consiguió. "Tenemos elecciones a la vuelta de la esquina. Estemos en el lado bueno de la historia. Hagamos lo correcto". Se ganó el aplauso unánime de la platea. No olvidemos que 'Infiltrado en el KKKlan' acaba con unas declaraciones de Trump ante la prensa justificando los altercados racistas de Charlottesville.
4. Cuarón gana el Óscar al mejor director. Sabíamos que era arriesgado, pero no perdíamos la esperanza de que 'Roma' se llevara el Óscar a la mejor película. No fue así, pero Cuarón sí que consiguió el premio al mejor director, cosa que nos sitúa ante un paisaje insólito: desde 2013, esta categoría la han ganado en cinco ocasiones cineastas mexicanos (menos en 2016, que fue para Damien Chazelle por 'La la land'), empezando por el propio Cuarón, por 'Gravity', siguiendo por el doblete de Iñárritu con 'Birdman' y 'El renacido' y acabando con Guillermo del Toro por 'La forma del agua'.
5. Bradley Cooper y Lady Gaga encima de un piano. Exceptuando algún momento comprometido, tenemos que admitir que la ceremonia de este año fue un absoluto aburrimiento. Hace un par de meses Kevin Hart renunció a hacer de anfitrión, después de que saliera a la luz unos tweets homófobos que había escrito en 2009, y por primera vez en 30 años la noche de los Óscar se quedó sin presentador. Y eso se notó, la verdad. Intentaron capear el temporal y le prometieron a la audiencia más números musicales, que tampoco fueron nada del otro mundo. Empezando por el tibio 'We will rock you' de Queen, con la voz dudosa de Adam Lambert, y siguiendo por el poco lucido 'Shallow' de 'Ha nacido una estrella' que cantaron Bradley Cooper y Lady Gaga a dúo.
6. Sorpresas y decepciones en los premios a los actores. Después de seis nominaciones frustradas, incluidas películas memorables como 'Las amistades peligrosas', todos dábamos por hecho que este sería el año de Glenn Close. ¡Incluso vestía un fabuloso traje dorado que parecía una estatuilla! Se quedó con las ganas, porque el premio se lo llevó Olivia Colman, la reina grotesca de 'La favorita'. Aunque fue una grata sorpresa. Sin embargo, nos pareció muy previsible el premio a Rami Malek por su papel de Freddie Mercury en 'Bohemian rhapsody', el típico ejercicio de imitación que le encanta a Hollywood. Hay que reconocer que la prótesis dental estaba muy lograda.
7. Chismes y frivolidades. En cuestiones de estilismo, se vieron auténticas aberraciones, como el diabólico tutú rosa de Kacey Musgraves, pero también brilló la elegancia de Charlize Theron, sobria en un vestido gris perla de cuello cerrado, labios rojos y el pelo oscuro. Quizá lo más comentado de la noche fue la joya que llevaba Lady Gaga al cuello, un diamante de Tiffany's que en otra vida había lucido Audrey Hepburn. Nuestro premio al mejor disfraz es para Melissa McCarthy, que apareció vestida de la reina de 'La favorita', con el manto de armiño y un montón de conejos de peluche por todas partes. En una ceremonia en la que el humor no brilló demasiado, al menos nos alegró un poco la existencia.