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A finales de enero, el Mercat de les Flors vivirá una auténtica fiesta en torno a la memoria del cuerpo. Vuelve 'Supermedium', la excelente pieza de Núria Guiu e Ingri Fiksdal que ha ganado tres premios Butaca y en la que Mabel Olea, premio Time Out Barcelona a mejor artista emergente, participa junto a 8 bailarinas más. Son dos generaciones de bailarinas, de coreógrafas, que se han encontrado en la sala de ensayo y que tienen muchas cosas que contar. La propia Olea, junto con Clara Tena y Aina Lanas, realizará una conferencia performativa previa a las funciones de 'Supermedium'. Allí hablarán sobre su cuerpo, su trabajo y su futuro.
Núria, ¿por qué fichaste a Mabel Olea para 'Supermedium'?
Núria Guiu: Vino a la audición y se convirtió en insustituible. A veces, en una audición cuesta mucho encontrar a la persona adecuada y vas viendo perfiles, gente que puede aportarte cosas nuevas. Y Mabel nos daba una información, tiene un registro físico, una presencia, y la verdad es que se convirtió en insustituible.
Y tú, Mabel, ¿qué ha aprendido tu cuerpo bailando 'Supermedium'?
Mabel Olea: He descubierto muchos archivos, sobre todo ahora que hemos tenido que preparar las conferencias que haremos en enero. Mientras las preparábamos, he visto archivos, movimientos, referentes de las otras compañeras que yo desconocía. Lo mejor del grupo es que hay generaciones diferentes, lo que me ha permitido adentrarme en referentes que no tenía registrados. Esto ha sido muy chulo: ese intercambio físico que enriquece mucho la pieza.
¿De qué manera, Núria, has aprovechado el cuerpo de las bailarinas para crear tu pieza?
N.G.: Siempre digo que en mis creaciones necesito equipos con ganas. Creo mucho en la colaboración. No todos los coreógrafos trabajan así, pero a mí me gusta mucho trabajar con gente creativa, con bailarinas que tienen agencia creativa. Yo, como coreógrafa, lidero el equipo, pero no trabajo con bailarinas que sean ejecutoras de movimiento; necesito que aporten cosas a partir de las propuestas que voy haciendo. Aquí ha sido mucho así.
M.O.: Creo que ha sido una conversación muy influyente. Ella planteó un marco muy concreto, una idea, un objetivo, y a partir de ahí nos ha escuchado. Ha sido muy receptiva a lo que le proponíamos. Hemos probado muchas cosas.
¿Qué es para vosotras el cuerpo?
M.O.: Más allá de nuestra herramienta de trabajo... ¿Para quién no es su herramienta de trabajo, el cuerpo? Lo entiendo como algo muy práctico. No me paro mucho a pensar en qué es de manera trascendental... Tengo la suerte de que puedo moverlo, moldearlo de una manera más extrema o extravagante.
Tengo la suerte de que puedo mover mi cuerpo, moldearlo de una manera más extrema o extravagante
N.G.: Para mí tampoco tiene que ver con algo trascendental. Para mí, el cuerpo es lo que nos pasa aterrizadas. La danza necesita un suelo para poder bailar. No es algo que flote. Necesita el suelo para moverse. En 'Supermedium' está esa cosa de la bailarina que hace cosas, que trabaja el cuerpo como herramienta. Y la idea de que el cuerpo no es solo el cuerpo biológico, como carne, huesos y material físico, sino que también están la imaginación, la ficción, la fantasía, la memoria, las emociones, las sensaciones. Todo eso existe, aunque sea intangible. Y si hablamos de las brujas es porque es un intangible que forma parte del cuerpo.
¿Cómo os ha influido la memoria del cuerpo, las memorias de las demás, a la hora de bailar?
M.O.: Con el trabajo que Núria ha planteado, tiene una importancia absoluta. Hace un análisis muy profundo de todos esos archivos y cómo esos archivos impactan en ti, de qué manera te hacen ser como eres ahora.
N.G.: Dentro de lo que somos, somos muchas cosas. Dentro de tu cuerpo hay muchos cuerpos. Dentro de tu persona, hay muchas personas. En teoría, mi idea original me hace única, pero hay muchos cuerpos, muchos referentes, muchas historias, dentro de mí.
¿Bailáis diferente cuando lo hacéis para otras personas que cuando bailáis para vosotras mismas, en vuestras propias piezas?
M.O.: He tenido la suerte de que siempre me han cogido por algo en concreto mío. Por eso siempre he tenido mucha libertad en ese sentido. Es verdad que no es lo mismo que cuando bailas para ti, pero quizás tiene que ver con que, cuando lo haces para ti, te colocas en el lugar del creador. Pero, en el ámbito físico, en el ámbito del rigor, de fidelidad a un movimiento más propio, siento lo mismo cuando bailo para mí que cuando bailo para otras personas.
N.G.: Cuando trabajas para otra persona es maravilloso. Cuando te cogen en un lugar, de hecho, es porque aportas algo... Cuando te presentas a una audición tienes que ir con lo que eres. No debes pensar en lo que quieren de ti, porque te perderás. Lo mejor es hacer una apuesta, ser quien eres. Si te cogen, el coreógrafo para quien trabajas te aporta todo un universo nuevo.
M.O.: Nunca siento la presión de estar trabajando para otra persona. Y ese otro te da una perspectiva a la que no habrías llegado, porque estás con alguien que baila diferente, que tiene un estilo diferente al tuyo.
N.G.: Cuando hay ese diálogo es maravilloso.
¿Qué futuro le ves a tu trabajo, Mabel, ahora que acabas de empezar?
M.O.: Tengo mucha confianza. Siento que, desde que salí del Institut del Teatre, he ido haciendo un trabajo de hormiga y todo ha ido llegando de alguna manera. No siento la ansiedad de 'a ver qué pasa'. Creo que si vas trabajando, si eres disciplinada y estás donde debes estar... Veo el futuro con ganas y confianza.
¿Y tú, Núria?
N.G.: En una trayectoria, pasas por muchos momentos. Y creo que lo importante es saber estar, saber conectarte con lo que estás haciendo. Yo hacía este trabajo antes de tener cierto éxito y lo seguiré haciendo después... Yo también confío en este trabajo, y sé que pasaré por momentos en los que conseguiré mucho apoyo y otros en los que no tendré tanto. Como dice un grafiti que me envió un amigo: “Yo, antes de los likes, ya gustaba poco”. Es decir, que yo ya hacía este trabajo antes de que me reconocieran. Yo sigo. Y la danza va cambiando con el tiempo. No es lo mismo ahora, que tengo 40, que cuando tenía 20 años. Eso también es una experiencia. ¿Qué es para mí la danza ahora? ¿Qué es la coreografía ahora? Me hace mucha ilusión ver qué piensan las nuevas generaciones. Viendo a Mabel, por ejemplo, pienso: ¡qué guay ver otras maneras! Ella, que puede estar haciendo una serie, de gira con Rigoberta Bandini, en el Mercat de les Flors, haciendo vídeos en casa como influencer. No hay diferencia. Hace quince años, el modelo de bailarina no era este.
Como dice un grafiti que me envió un amigo: “Yo, antes de los likes, ya gustaba poco”
¿Os da miedo no poder bailar algún día?
M.O.: Hace poco pensaba en mí dentro de muchos años. Y decía: esto lo haré cuando tenga 75-80. No me concibo sin bailar. De alguna forma u otra, encontraré la manera de resignificar el movimiento.
N.G.: Yo siempre me imagino en movimiento.
¿Qué pensáis cuando veis a bailarinas mayores como Maria Muñoz, Sol Picó, Anne Teresa De Keersmaeker...?
M.O.: A mí me encanta. El otro día vi a Sol Picó y, uf, la admiro mucho. Me encanta lo que hace, su trayectoria. Sigue allí con tanta fuerza. Con una presencia y un 'porte', que, guau...
N.G.: Maria Muñoz, a mí, me emociona muchísimo. Son referentes, más allá de saber si seguiremos bailando. Tienen mucha fuerza, persistencia, resiliencia... Cuando veo a Maria Muñoz bailar, veo todo eso.