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Noemí Casquet: "Solo disfrutamos de un 30% del sexo porque estamos muy centrados en nuestros genitales"

La divulgadora de sexualidad presenta 'Origen', una charla inmersiva que propone volver a prácticas ancestrales para expandir nuestra sensualidad

María José Gómez
Directora, Time Out Barcelona
Noemí Casquet
Eugènia GüellNoemí Casquet
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Con 2,4 millones de seguidores en Instagram y 1 millón en TikTok, Noemí Casquet (Sabadell, 1992) es una de las divulgadoras sobre sexualidad más influyentes del mundo. Se dio a conocer con la trilogía 'Zorras', novelas protagonizadas por unas mujeres jóvenes que quieren gozar del sexo sin complejos, y que también se han convertido en serie (Atresplayer, 2023). Este año ha sido especialmente prolífico para esta periodista de energía y simpatía arrolladoras: ha publicado la novela 'Éxtasis' y ha estrenado 'Origen', un espectáculo que girará por varios grandes teatros y auditorios del Estado español y ciudades de Latinoamérica y que ya ha colgado el cartel de 'No hay entradas' en muchos de ellos. Además, en septiembre inaugurará Santo Amor, una escuela de 640 metros y tres plantas en el centro de Madrid que quiere convertir en el "templo de la sexualidad, de la espiritualidad y, en general, del bienestar".

Hablamos con ella al día siguiente del estreno de 'Origen', la charla en la que nos invita a volver a prácticas como el tantra para mejorar y expandir nuestra vida sexual.

Tanto en 'Éxtasis' como en 'Origen' hablas sobre la obsesión de nuestra sociedad con los genitales.
En nuestra cultura pensamos que todo pasa por las vulvas y los penes. Realmente tenemos muy asociado a nuestro imaginario colectivo que sexo es igual a genital. Y aunque somos seres sexuados y vayamos con unos genitales pegados al cuerpo, la sexualidad no depende únicamente de estos genitales, sino que tenemos todo un cuerpo que es propenso y está abierto a sentir placer. Cuando rompemos con esta asociación de sexo y genitales, lo que estamos consiguiendo es que la sexualidad no tenga fecha de caducidad. Si lo seguimos asociando, la respuesta anatómica tarde o temprano se perderá y nos daremos cuenta de que a ciertas edades parece que estemos esperando al corredor de la muerte.

Noemí Casquet
Eugènia GüellNoemí Casquet

También hablas de la necesidad de la calma. Vamos acelerados y queremos llegar al orgasmo lo antes posible. En este sentido, ¿qué piensas de juguetes eróticos como el Satisfyer, que lo que te venden es que en dos minutos ya tienes el trabajo hecho?
En realidad el Satisfyer, o los juguetes eróticos en general, han hecho una revolución de nuestra sexualidad también. Y han hecho que podamos hablar sobre estos temas y que personas que no se dedicaban en absoluto a la sexualidad puedan salir en las redes sociales diciendo: "¡Guau, he encontrado esta maravilla!". El clítoris se ha puesto en boca de todos: eso me encanta decirlo, porque es verdad, porque el clítoris es como protagonista de todo esto. Pero, por otra parte, una estimulación tan directa y tan rápida nos lleva a ese punto donde está la sociedad y ese sistema, que es un sistema superconsumista, superacelerado, donde apenas estamos en contacto con la presencia y el aquí y ahora: siempre estamos viviendo en el futuro o en el pasado. Esta juguetería erótica nos induce unos orgasmos muy rápidos y el cuerpo no tiene tiempo en procesarlo, en prepararse para ello. Al final acabamos programando nuestro cuerpo según este placer y en ocasiones a muchas personas les genera dificultad de encontrar otro tipo de placeres más sutiles, porque te acostumbras a unos niveles tan elevados que algo que te satisfacía mucho ya no te satisface y dependes de ese aparato.

¿Qué propones?
Estos aparatos no son malos en sí, pero sí tenemos que controlarlos y decir: "Vale, no lo utilizaré cada vez que me masturbe, sino una vez utilizaré un succionador de clítoris, otra vez un vibrador, otra vez mis manos, otra vez me masturbaré sutilmente con el roce del roce de la toalla". O sea, son un montón de cuestiones, de pequeños estímulos que dicen al cerebro: "Esto también es posible y ese estímulo también y éste también y de ahí se amplifica nuestro placer".

En tu página web explicas que decidiste dedicarte a la divulgación de la sexualidad cuando tenías 18 años. ¿Cómo llegaste a esa certeza desde tan joven?
En realidad fue algo antes, a los 14 porque empecé a vivir mi revolución sexual y yo le preguntaba a mi madre: '¿Qué es un orgasmo, mamá? ¿Cómo puedo hacer una mamada?' Y mi madre nunca tuvo ningún prejuicio en contarme la verdad de todo, de una manera muy natural. Yo me he educado con esa naturalidad en el sexo y en mi educación sexual en la familia, especialmente en mi madre. Y a partir de ahí yo ejercía un poco de lo que estoy haciendo ahora, algo de periodista. Me iba a la fuente, que era mi madre, cogía la información y me iba a mis amigas y se la daba. Ahora voy a fuentes mucho más antiguas, cojo la información y se la doy a mis amigas, que se han multiplicado en millones de personas. Pero básicamente la dinámica es la misma, es una dinámica de ser un canal para el resto.

También quería preguntarte sobre el pudor de hablar de sexo en familia. Generalmente, son temas que se guardan para la intimidad, pero tú no sólo hablas de ello, sino que las muestras en público. ¿Cómo lo lleva tu familia?
Sí es verdad que mi madre siempre me ha apoyado, ha sido fiel seguidora y siempre ha estado a mi lado, al pie del cañón con todo. Al resto le ha tocado un poco más respirarlo, sobre todo a mis abuelos, pero en realidad en cuanto vieron lo que hacía y entendieron desde dónde lo hacía... Mi abuela, por ejemplo, es una de mis fans más grandes y siempre me está apoyando, siempre me dice que es supernecesario, ojalá ella hubiera tenido esta educación sexual, ojalá ella hubiera tenido la liberación. Siempre me dice: "Tú no te cases, no tengas hijos, pero folla muchísimo". Yo estoy sanando el linaje familiar al final, ¿no?, teniendo orgasmos por quienes no pudieron.

Mi abuela siempre me dice: "Tú no te cases, no tengas hijos, pero folla muchísimo"

En tu espectáculo hay imágenes reales de masturbaciones de un pene y una vulva...
Sí, en 'Origen' hay una proyección en la que salgo con mis manos haciendo una masturbación a una vulva y una masturbación a un pene, para hablar sobre movimientos. Y en vez de que fuera un plátano, porque me parece ilógico, creo que debe educarse desde el cuerpo real. Un chef no cogería comida de plástico para enseñarte a hacer unos macarrones con queso, coge macarrones y coge queso. Entonces cojo genitales porque estamos hablando de ello. Y son mis manos. Cuando lo ves, lo ves de una manera tan natural, tan educativa... Es como: 'Vale, estoy viendo unas manos y estoy viendo una vulva y un pene y unos movimientos que me están enseñando y estoy aprendiendo muchísimo'.

Antes contabas que a los 14 años comenzaste tu vida sexual. ¿Tu sexualidad ha ido creciendo sin parar o ha habido algo de montaña rusa?
Mi vida sin duda ha sido una montaña rusa a nivel sexual. Al principio yo lo viví todo desde la absoluta curiosidad y muy rápido. A los 14 años te diría que hice casi todo o todo. Fue probarlo todo, tener esa conexión con mi cuerpo y decir: 'Guau, ¡qué pasada esto!'. He tenido parejas de larga duración y llevo 10 años no monógama, eso también me ha ofrecido experimentar con otras personas. Pero llega un punto en el que el sexo, tal y como lo concebí a nivel social, me aburría muchísimo. Y decía: 'Creo que hay algo más allá de todo esto; creo que la gente debe encontrar otras fórmulas”. Y a partir de ahí empecé a investigar mucho más sobre el BDSM. Empecé a probar un poco los límites de intensidades en mi cuerpo. Me gustó, porque me llevaba a estados que me inducían también la meditación. Pero sabía que había algo más allá.

Mi vida ha sido una montaña rusa a nivel sexual

Y seguiste investigando...
Siempre me fascinó la antropología, la historia y el mundo ancestral. Así que hace cinco años, en esta vorágine de experimentar, ver qué pasaba y decir que sí, venga, probaremos, me encontré justo la herramienta que necesitaba. Me encontré con esa parte más mística de la sexualidad. Yo he sido una persona que desde que soy pequeña tengo bastante contacto con el más allá o con lo intangible. No puedo no creerme, porque es mi realidad. Y cuando el sexo me llevó a estas realidades, e incluso me amplificó mucho más, fue una locura como poder controlar mi cuerpo, controlar mi energía, cómo poder entrar en estados alterados de tráfico, cómo poder experimentar alucinaciones y cuestiones que perfectamente una persona podría decirme: 'Amiga, ¿qué te has tomado? Dame lo mismo'. Y son absolutamente substancias naturales. Yo no tomo sustancias de ningún tipo ni de alcohol, pero aún así puedo inducirme estos estados estando de fiesta. Puedo estar como medio colocada con la vida, porque esto es ya natural en mi cuerpo y me han dado las herramientas para poder hacerlo.

Yo no tomo sustancias de ningún tipo ni de alcohol, pero aún así puedo inducirme estos estados estando de fiesta

Fue una especie de revelación...
Esto hizo que estuviera absolutamente agradecida a la sexología moderna, porque me consolidó las bases del conocimiento y la ciencia. Sin embargo, por otra parte, estoy absolutamente agradecida y fascinada con la sexología y con la parte de la sexualidad ancestral, porque estas civilizaciones de hace miles de años me han cambiado mi vida hoy en día. Y esto es lo que intento hacer también para el resto del mundo, darle ese conocimiento. El sexo, lo que estamos viviendo, es casi un 30%, porque es muy superficial y muy centrado en los genitales. Pero nos queda un 70% que puede llevarnos a unos estados increíbles. La ciencia comienza a investigar sobre todo esto. Y es fantástico hacia dónde lleva. Y sé que todavía me queda un camino muy largo que debo hacer en torno a este mundo. En cinco años he aprendido muchísimo. En 20, pues ya te contaré si sigo viva, por supuesto. Y está bien.

Tienes millones de seguidores, y cuanto mayor es la comunidad, también tienes más posibilidad de tener haters.
En realidad no tengo tanto hate. Mi trabajo es un trabajo político pero es muy sutil a la vez. Yo no abro melones grandes como el feminismo, sino introduzco el feminismo dentro de prácticas, por ejemplo cómo comerte un coño, y aquí introduzco el feminismo. Cuando abro melones algo más grandes y más políticos, aquí sí que me llueve bastante 'hate' y sí noto que la gente, como es mi opinión, también puede estar en contra, pero cuando hablo de cosas tan sutiles como masturbarse o las posturas, al no ser algo político a priori –aunque el sexo es muy político, pero la gente no es consciente de ello–, rebaja un poco la parte del 'hate'. Para mí es como el caballo de Troya: en realidad, estoy aquí como, no pasa nada, yo te vengo a enseñar esto, vengo a enseñarte un montón de técnicas de sexualidad, pero te encuentras con el feminismo, la caída de la masculinidad... Te encuentras que el sexo es político, con el antisistema que hay detrás, y cómo la humanidad estamos perdiendo esa conexión entre nosotros. Esa humanidad, ese punto ritualístico, todo esto te lo encuentras ahí dentro.

Para mí el sexo es como el caballo de Troya

¿Cómo surgió la idea de abrir una escuela?
Ahora mismo tenemos Santo Amor online. Básicamente, nosotros grabamos cursos y talleres sobre sexo explícito, es decir, hay un curso de cómo comerte un coño, sale un coño, sale una lengua y eso es lo que ocurre. La gran mayoría están dirigidos por sexólogas o personas especializadas en el campo. ¿Qué ocurre? Que a mí me queda algo corta la parte que trabajamos con sexo explícito, porque no es lo mismo la teoría que la práctica. De ahí nació hace bastante tiempo en mi cabeza la necesidad de tener un espacio físico donde se pudiera experimentar todo esto. Para mí es súper importante tener una escuela donde puedas ir a dar clases de tantra, de suelo pélvico, de hipopresivos, de la menopausia –que no nos dan ninguna información–, de activación del deseo sexual, de BDSM, de Shibari , De bondage, de un montón de cosas.

¿A qué tipo de público va dirigida?
Nos dirigimos a los jóvenes, sí, pero mi obsesión son las personas mayores de 65 años, que de repente entienden que su sexualidad se ha perdido. Queremos abrir el espacio a personas mayores, porque creo que es muy importante el acompañamiento en cuanto a su autoestima, su sensualidad, su sexualidad, que va más allá de todo esto, con la salud mental, porque la gente mayor tiene el mayor índice de suicidio y eso no sabemos. Creo que es súper necesario un acompañamiento en todas las etapas del ser humano en torno a su sexualidad y un acompañamiento presencial y experiencial. Y esto será Santo Amor.

Has escrito libros, estás con esta gira en espectáculos, abras una escuela... ¿Qué es lo que viene después? ¿Ya lo has pensado?
Hace unos años creo que te hubiera dicho 'sí, después de eso viene esto más grande' y ahora estoy aprendiendo a sostener. Es muy importante porque tengo mucha facilidad creativa, pero muy poca facilidad de sostén. Y eso es lo que me está enseñando 'Origen': 'Vale, lo has lanzado, pero ahora hay que sostener una gira. Has lanzado Santo Amor, pero la escuela debe funcionar y debe sostenerse'. Mi objetivo siempre va en torno a estos proyectos que ya he dado a luz. Evidentemente, es importante para mí seguir escribiendo libros. El año que viene se publica uno muy diferente a todo lo que he estado haciendo. Es una no ficción. Por otro lado, Santo Amor, si funciona en Madrid, el siguiente paso será Barcelona. Sí, el siguiente paso será Barcelona porque me apetece que haya también en mi tierra. Creo que Barcelona abrirá muchísimo sus puertas a la sexualidad de esta manera. Y más que Madrid, yo creo, lo cierto es que Barcelona está como mucho en contacto con la sexualidad y las experiencias.

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