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¿Qué significa ser mujer joven, musulmana e inmigrante de familia humilde? La rapera Miss Raisa, nacida en Tánger en 1996, explica su complicada experiencia vital en el libro 'Porque me da la gana. Una vida contra los prejuicios' (Lunwerg, 2022). Imane Raissali Salah es una hija de pescador y ama de casa que con 8 años llega a la Barceloneta, debe adaptarse a nuevas lenguas, nuevas costumbres, nuevas realidades; que pierde al padre en la adolescencia y que, como joven prudente y obediente, se ve abocada a un matrimonio no deseado del que tiene una hija. Todo ello sin dejar de recibir presiones sociales y prejuicios por todos lados, hasta que decide tomar las riendas de su vida.
Toda mi vida empezó a girar en torno a estas amenazas y pasé semanas sin poder salir de casa
Recientemente, ha necesitado protección policial debido a amenazas de muerte recibidas por defender a la comunidad LGBTI+, primero, y por quitarse del velo islámico, después. Esto sucedió poco antes del asesinato de Jina Mahsa Amini y de la revuelta de las mujeres en Irán, que se juegan la vida todos los días en las calles (ya han muerto cientos de chicas en manos de la policía de la moral). Con más de 500k seguidores en TikTok, Raisa no solo se ha quitado el velo, sino que no ha dejado de alzar la voz contra el racismo y las desigualdades que sufren las mujeres.
¿Crees que puedes ser el referente que tú no tuviste para muchas niñas que se encuentran en una situación similar a la tuya?
Yo nunca me he visto como referente de nada ni ha sido mi objetivo, pero sí encontrar mi camino. Y si una persona siente que está en la misma situación que yo o que ha vivido unas experiencias parecidas a las mías, espero que tenga esa milésima de esperanza de ver que hay vida más allá de lo que nos enseñan de pequeños. Compartir es crecer y cuando sientes que una persona comparte su vulnerabilidad sin vergüenza, sin miedo, te ayuda a liberarte de sentimientos negativos, a no sentirte sola. Todos queremos formar parte de una sociedad donde hay un lugar para nosotros y no sentir que estamos locos y que nadie nos entiende, sentir que hay personas que han pasado por experiencias similares y ese sentimiento de comunidad es muy bonito.
Alguien que te vea en las redes y no sepa nada de ti puede tener una visión muy superficial de Miss Raisa y no saber que has estado en el centro de muchos prejuicios y que has vivido situaciones muy duras.
El hecho de haber nacido en un lugar te marca de por vida y nos hace construir una personalidad determinada. He estado callada durante mucho tiempo, observando, sin la oportunidad de levantar mi voz, y ahora estoy con muchas ganas de luchar, de gritar, de hacer ruido, de no callarme ni una, porque estoy cansada de que cualquier persona venga a lanzarme sus frustraciones en forma de balas emocionales que van a mi punto débil, que es mi familia. Es complicado gestionar todo esto, pero es cierto que una persona que no me conozca de nada y de repente entre en las redes sociales y me vea supersonriente, superfeliz, superalegre, nunca diría que detrás de esa sonrisa hay una historia tan dura. Mi sonrisa ha sido una forma de protegerme. Sonrío por no llorar y he preferido tomar mi experiencia como una lección de vida y salir adelante con optimismo y alegría. Si no, estaría todo el día revolcándome en la pena, y a mí los victimismos no me gustan nada. Del mismo modo que me ha tocado una historia de vida compleja, soy consciente de que hay historias de vida mucho más complicadas que la mía.
¿Tengo idea de hacer un álbum? Sí. ¿Sé cuándo? Ni puñetera idea
En el libro hablas de cómo empezaste a rapear. ¿En qué punto estás de tu carrera?
No he parado de dar conciertos. La música me acompaña a todas partes, pero aunque estoy escribiendo muchas letras, durante los últimos dos años no he podido centrarme al cien por cien en la música. Sí estoy con muchas ganas de seguir creando, acabo de sacar un single, 'Honores', muy sencillo pero muy potente, porque tenía ganas de vomitar un poco mi opinión en una canción de dos minutos. Entre radio, tele, libros, conferencias... he estado muy entretenida con otros proyectos. ¿Tengo idea de hacer un álbum? Sí. ¿Sé cuándo? Ni puñetera idea.
¿Con quién trabajas tu música?
A mí me gusta trabajar con personas que se me caen bien. Las personas que me están produciendo las últimas canciones son todos amigos míos. Les paso la letra, les digo cómo me imagino el 'beat', una vez lo tengo lo practico para ver si me encaja y después voy al estudio.
En el libro cuentas el momento inicial en el que te acercas tímidamente a ver cómo lo hacen tus compañeros. ¿Cómo aprendiste a rapear?
Hay gente que no necesita practicar porque ya tiene el 'flow' de forma innata. Lo único que me dijo mi colega en ese momento es "debes respetar el tempo y tener una buena letra, que pueda hacer pensar a la peña y que pueda transmitir todo lo que quieres", son los dos únicos consejos importantes que me dio cuando empecé. El resto va saliendo con el tiempo. Yo empecé con un ritmo superclásico 'old school' de rap y con el tiempo he ido poniendo más melodía, jugando con las frases, haciéndolas más largas, más cortas...
¿En qué artistas te inspiras?
Escucho música muy distinta, ayer estaba escuchando a Sia, por ejemplo. Ayax y Prok, que casualmente son primos de mi pareja, me gustan mucho, llevan la música y el arte a un nivel bastante loco, no tienen filtros y yo, viniendo de una vida tan prudente, tan obediente, tengo muchas ganas de sacar mi lado más cañero. El Chojin siempre ha sido mi referente, porque es un rap consciente, supereducado, con unas palabras muy bonitas, una voz que me transmite mucho, Nach también me encanta.
¿Y mujeres raperas?
Como tampoco tenía referentes femeninas, me identificaba más con Lil Wayne, que es un rapero negro de un barrio horrible de Nueva Orleans, metido en las drogas, que se disparó a sí mismo cuando era pequeño, con una historia de vida muy chunga. He escuchado más música masculina que femenina. De aquí, Santa Salut, que me escribió en cuanto empecé en las redes como Miss Raisa diciéndome "eres una jefa" y pensé "que guay que haya ese apoyo entre nosotros", me pareció un acto muy bonito de sororidad y desde entonces siempre contamos una con la otra. Ojalá se pudiera dar más oportunidades a más chicas, pero las pocas que estamos nos apoyamos entre nosotros. También Sofía Gabanna, que es una 'supercrack', tiene un flow brutal, Lia Kali, que ahora ha vuelto, y soy muy feliz de ver cómo las artistas, que son compañeras, están construyéndose un camino y haciéndose lugar en la industria musical, sobre todo del rap, que es muy masculina y lo merecen muchísimo.
Admiro muchísimo la valentía de las mujeres que están saliendo en Irán
Decidiste quitarte el velo islámico en verano y al poco tiempo ha estallado la revuelta de las mujeres en Irán, donde quitarse el velo es un símbolo de rebeldía y valentía contra un régimen sanguinario.
Lo único que sé de Irán es por una película, 'Persépolis', que era buenísima, y que cuenta la revolución islámica y cómo las mujeres quedan completamente anuladas por este sistema. Al poco de quitarme el velo, murió esta joven de 22 años [Mahsa Amini] apalizada y asesinada por la policía de la moral para llevar el velo mal puesto. Solo el hecho de tener una policía de la moral... vivimos en otro planeta. Admiro muchísimo la valentía de las mujeres que están saliendo en Irán para defender su libertad. Si hacerlo desde aquí ya es complicado, imagínate en un país donde te condenan a muerte por existir y reivindicar derechos básicos. Están arriesgando sus vidas, por tanto, es un tema muy serio.
Tú no estás en Irán, pero te han amenazado de muerte por defender al colectivo LGBTI+ y por quitarte el velo.
Sufrí un acoso brutal en masa y se me dijo de todo, mala persona, mala mujer, que he vendido mi religión para llamar la atención... y son comentarios de personas que viven aquí, que incluso han nacido y crecido aquí. Esa agresividad por defender cosas indefendibles sucede aquí y me preocupa mucho.
Quitarme el velo encendió aún más el fuego del 'hate' que estaba recibiendo
Has recibido protección policial a causa de estas amenazas.
Sí, no la he pedido yo, sino que fue la policía quien me dijo que la necesitaba. Las amenazas de muerte eran por defender al colectivo LGBTI+, pero quitarme el velo encendió aún más el fuego del 'hate' que estaba recibiendo. Cuando recibí las amenazas me quedé en 'shock' y no pensaba denunciar, pero muchos seguidores me dijeron que era muy peligroso y fui a denunciarlo sin ninguna esperanza. Al día siguiente, un inspector me llamó y me contó el riesgo de estas amenazas. Que no solo era peligroso el tío que me estaba amenazando, sino que otra persona, de forma anónima, me acabara haciendo daño. Este tío se autodenominaba predicador de la palabra de Dios y tenía más de dos mil seguidores que podían hacer lo que él decía, aunque él no lo hiciera. Por tanto, me dijeron que pondrían protección policial sobre todo cerca de casa, que les avisara cuando tuviera conciertos, que no los promocionara, que no dijera dónde se celebraran, que cambiara la rutina para llevar a mi hija al cole...
Y eso te desquició.
Dejé de ir al gimnasio, cambié de rutas... Toda mi vida empezó a girar en torno a estas amenazas y pasé semanas sin poder salir de casa por la ansiedad y los ataques de pánico que me producían cientos de comentarios cada día, diciéndome de todo y justificando estas amenazas de muerte. Y no es lo mismo que te digan que eres 'gilipollas' que te digan que te decapitarán. Nadie te prepara para manejar esto. Y de repente salieron unos vídeos míos en clase de mi hija, en una reunión del AMPA. Por tanto, ya sabían incluso a qué cole iba mi hija y tuve que cambiarla de escuela. Cuando entra en juego la seguridad de la persona a quen más quiero, que es mi hija... eso fue lo peor, traspasó todos los límites.