[title]
Sin duda: por mucho que pase el tiempo y por mucho que hubiera desaparecido de la escena durante unos años, Meg Ryan sigue siendo mucho más que una actriz. A menudo dicen de ella que es un icono de la comedia romántica, pero podríamos afirmar que, cuando alguien protagoniza una escena tan reconocible como la del orgasmo de 'Cuando Harry encontró a Sally', la condición de leyenda trasciende géneros. Ahora visita Barcelona con motivo del estreno, en el marco del BCN Film Fest, de la primera película que protagoniza en ocho años.
En 'Lo que sucede después', que Ryan también ha dirigido y escrito, y donde forma pareja con David Duchovny (el eterno agente Mulder de 'Expediente X'), se nos cuenta la historia del reencuentro de una pareja que rompió 25 años atrás y que no ha vuelto a verse desde entonces. Atrapados por una tormenta en un aeropuerto, esperando que los vuelos cancelados vuelvan a despegar, los dos protagonistas aprovecharán para poner sobre la mesa varios reproches, hacer memoria y tratar de cerrar viejas heridas. Es verdad que la película utiliza las herramientas de esa misma comedia romántica que la actriz ayudó a convertir en uno de los géneros favoritos de medio planeta, pero también quiere subvertir mensajes y finales felices. De hecho, en 'Lo que sucede después' hay comedia y hay elementos románticos, pero podríamos afirmar que realmente no es una 'rom-com' tal y como nos la podríamos imaginar.
En un momento de 'Lo que sucede después', los protagonistas bromean con sus edades. ¿Es necesario reivindicarse cuando se pasa de los 50?
Sí, es así. De alguna forma, la perspectiva de la película es la de dos personas que han navegado toda una vida separados. En su juventud no se entendieron y, con el reencuentro, miran hacia atrás y tratan de comprender qué es lo que ocurrió. Normalmente, las comedias románticas miran hacia el futuro, pero esa película mira hacia atrás. Ciertamente no hay muchas películas que hablen de gente de más de 50 o 60 años. Y uno de los aspectos que me parecen más interesantes de 'Lo que sucede después' es que muchos hombres de esta edad, que probablemente de entrada no tenían muchas ganas de ver una película como ésta, la han acabado apreciando y se han identificado con el personaje de David Duchovny, y con su ansiedad. Creo que en la obra de teatro original en la que se basa el filme, el personaje tenía anginas, pero lo hemos modernizado con una patología que encaja mucho más en nuestros días. De alguna forma, es un hombre que no sabe muy bien qué lugar debe ocupar socialmente. Y me parece que en este punto los hombres pueden identificarse muchísimo. Ella también tiene sus penas. Al fin y al cabo, hablamos de dos personas que se rompieron el corazón en el pasado, y que, después de pasar por varias oportunidades perdidas, ahora sí que tienen la ocasión de desenredar todos aquellos malentendidos de hace más de 25 años.
Dedicas la película a la escritora Nora Ephron. ¿Qué significó para ti?
Hicimos cuatro películas juntas, y fueron experiencias únicas, increíbles. Formó parte de mi vida. Había una energía muy especial, muy única en ella. Siento mucho agradecimiento hacia Nora, no solo por lo que significaron en mi carrera películas como 'Cuando Harry encontró a Sally' y 'Algo para recordar'. También por su influencia como amiga y como mentora.
¿Crees que el mundo es mucho menos romántico, y mucho más cínico, con respecto a los años 90? Entonces, las comedias románticas triunfaban en taquilla, y ahora solo ocurre con casos excepcionales...
No sé, es verdad que las cosas cambian. El optimismo es muy distinto, y el cinismo... creo que el cinismo es una postura demasiado fácil. En el universo de esta película, ambos protagonistas defienden cosas como su conexión, el perdón y la comprensión. En esto no hay cinismo. Y creo que en un mundo cínico puedes sentirte muy vulnerable. Sé que no estoy contestando a la pregunta, pero sí puedo decir que estoy muy orgullosa de no haber hecho una película cínica.
Trabajaste con Nora Ephron, pero también con Jane Campion y Diane Keaton. ¿Participar en sus proyectos era una decisión consciente de que fueran, justamente, mujeres? ¿Y esto influyó de algún modo en que tú también te atrevieras a dirigir?
Nunca he pensado que este fuera un trabajo que no pudiera hacer a causa de mi género. Y supongo que en esto tiene mucho que ver haber trabajado con estas directoras, en un momento en el que no había tantas mujeres contando sus historias. Cuando diriges una película debes abrazar el 'multitasking', debes simultanear muchas cosas. En 'Lo que sucede después' también he sido guionista y actriz, y he podido hacerlo en un buen entorno. Con esta película he podido decir lo que quería decir, y estoy muy agradecida por eso.
Da la sensación de que Hollywood te canceló después de rodar una película tan valiente como 'En carne viva', de Jane Campion. Hubo un antes y un después. ¿Crees que la industria presiona mucho más a las mujeres que muestran su compromiso con temas como el feminismo?
Hay muchas cosas que decir al respecto... Hablamos de formas de expresión artística mercantilizadas, y estos dos términos son antagónicos, muchas veces se anulan mutuamente. ¿Habría ganado más dinero si la película no hubiera despertado las reacciones que despertó? ¿No habría sido fantástico que una película tan crítica fuera un éxito comercial? Yo nunca pensé que se me cancelara, y estuve muy agradecida de estar cerca de Jane Campion y formar parte de su visión artística y de su manera de contar historias. Todos los que hicimos 'En carne viva' pensábamos en la industria como un restaurante que solo sirve un plato, y si no te gusta, no vengas. Pero creo que hicimos una película valiente y me encantó participar. Luego me encontré con cosas como una entrevista en Inglaterra, que se hizo muy viral, no recuerdo el nombre del periodista [fue con Michael Parkinson, en la BBC], pero en la Universidad de Columbia se pone de ejemplo de cómo no se debe realizar una entrevista. ¡Y yo soy la protagonista! [ríe] Es absurdo tener que estar en situaciones como esta y tener que responder a preguntas tan decepcionantes. Pero yo no me asusto, no se me intimida fácilmente... En cualquier caso, trabajar con gente tan creativa, y que habla desde el corazón, como Nora, Diane y Jane, son experiencias que solo me han aportado como artista. Prefiero hacer películas como las suyas, aunque después tuviera que sufrir entrevistas como las de aquel tipo.
Le dije a una amiga que hoy hablaría contigo y me respondió: “Dile que la quiero mucho”. ¿Cómo se gestiona significar tanto por tanta gente y ser considerada un icono?
Si te soy sincera, no ha afectado demasiado a mi vida. Y es un poco raro, porque puedes encontrarte con desconocidos y siempre ves que mi fama me precede. A veces, cuando eres actriz y eres rubia, te subestiman aunque seas una persona que dice lo que piensa. En parte estoy muy agradecida de mensajes como el de tu amiga, o que alguien pueda considerarme un icono, pero, por otra parte, y ligándolo con la reflexión sobre el cinismo que hacíamos antes, me pasa lo mismo que pasa con esta película: hay momentos de tristeza y de melancolía; existe tanta profundidad en la parte más luminosa como en la parte más oscura.
En el mundo tan acelerado en el que vivimos, ¿no vendría a todos muy bien el hecho de quedarnos atrapados en un aeropuerto como el de la película, y tener tiempo de hacer balance y cerrar heridas?
En un aeropuerto mágico como el de la película, por supuesto [ríe]. Creo que siempre es bueno pasar un tiempo aislado, en silencio, y tener la oportunidad de reconciliarte contigo mismo.
Has tenido una enorme química con actores como Tom Hanks y Billy Crystal. ¿Cómo ha influido a la hora de dirigir a David Duchovny y conseguir, también, tener tan buena sintonía?
David no necesitaba ninguna dirección. Ha sido muy divertido trabajar con él. Como directora, debes ser alguien muy organizado, y te pasas el rodaje pensando en el tiempo que tienes, así que es un lujo tener un cómplice tan relajado como David, saber que es un socio fantástico, que siempre te sorprende, y que es tan preciso como actor. Todo lo hace muy fácil.
A los protagonistas de la película les cuesta reconocer en qué han errado, qué aspectos de su vida no han salido como imaginaban. Hay toda una reflexión sobre el fracaso...
Cuando llegas a los 60 años, todos hemos vivido altibajos, logros y fracasos vitales, y te acabas dando cuenta de que, a menudo, fracasar es muy útil. No sé si quería hacer ninguna reflexión al respecto, pero sí es cierto que quería mostrar a dos personajes que, en un momento dado, se sienten comprometidos y vulnerables con sus respectivas relaciones con sus hijas. No es accidental que vivan una serie de situaciones y pérdidas que deben entender para avanzar. Y esto liga con la idea de ser consciente de tus propios fracasos para convertirlos en algo productivo.