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Hace diecinueve años, Marta Marco era la joven en 'Un matrimoni de Boston'. Le acompañaban Anna Lizaran y Emma Vilarasau. Aquella obra sobre la relación de una pareja de mujeres a finales del siglo XIX, escrita por David Mamet y dirigida al Espai Lliure por Josep Maria Mestres, se convertiría en una de las más emblemáticas de aquella época. Ahora, en La Villarroel, Marco vuelve, con Vilarasau y Emma Arquillué. Y si en aquel momento fue la pequeña, actualmente es la mediana. Demuestra además que es una de las actrices del momento y que le van muy bien los montajes femeninos.
Será la primera vez que, pese a cambiar de personaje, tienes la oportunidad de repetir una obra. ¿Qué estás sintiendo?
Es muy emocionante. Porque me viene mucho Anna [Lizaran] y es muy divertido porque recuerdas muchas cosas de ella que eran muy divertidas. Haciendo esta función reímos mucho. Creo que es la función que más veces el público ha reído con nosotras porque nos estábamos meando de risa, de verdad. Corría el bulo que debía ir a verse por la risa... Tenía veinticinco años y fue muy emocionante trabajar con ellas dos, con Anna y Emma. Ahora, de repente, es rendir homenaje a las maestras. Considero a Anna mi maestra y Emma, también. La admiración es profunda y el reto es estar a la altura.
¿Aprendiste muchas cosas?
Fue un aprendizaje total. Recuerdo los ensayos, recuerdo alucinar con ellas dos, cómo se manejaban, cómo cambiaban, cómo deshacían lo que habían hecho y lo echaban hacia otro lado. Sí, fue un gran aprendizaje. Y nos hicimos muy amigas. Charlábamos mucho... Fuimos a Londres, fuimos a ver una obra de teatro juntas. Allí se fraguó una amistad. Anna, por ejemplo, vio el nacimiento de mi hijo.
En La Villarroel ocupas el lugar que ocupaba Vilarasau en el Espai Lliure. ¿Te ves siendo la mayor de la tropa dentro de veinte años?
Si dentro de veinte años puedo y a Emma Arquillué le apetece hacerlo y Mestres aún está... No se sabe nunca. Lo hemos hablado. Ha sido la broma recurrente mientras ensayábamos.
¿Habéis recordado ese montaje?
Mientras ensayábamos, Emma Vilarasau me ha contado muchas cosas que había decidido sobre el personaje que me han ayudado muchísimo. Al igual que yo he hablado con Emma Arquillué del personaje que hice entonces, respetando siempre el camino que debe hacer ella.
¿Por qué es importante 'Un matrimonio de Boston'?
No sé si es importante o no, pero para mí tiene sentido, veinte años después, reencontrar ese texto y hacerlo desde el prisma de ahora. Hablamos de poliamor, de relaciones abiertas y, por tanto, la transgresión es otra y el texto toma otro valor. Hemos mantenido la época [finales del siglo XIX] porque fueron mujeres muy valientes en su momento, mujeres que decidían que no querían depender de un hombre. Tampoco hemos cambiado tanto. Le hemos dado otro punto de vista. En aquel momento todo era forma, desde la comedia. Y creo que ahora hemos intentado buscar esa cosa de qué está pasando entre sí: es un matrimonio. Y qué ocurre en un matrimonio de muchos años, cuando tú le dices a la otra: ¿me dejas que viva algo que me está pasando y que me está trastornando todas las hormonas?
Las protagonistas, Anne y Claire, de hecho, son una pareja abierta, ¿no?
Es lo que hoy llamaríamos una pareja abierta. Me fascina que esta obra tenga hoy tanta vigencia. Mamet tuvo una gran clarividencia.
¿Te estás especializando con obras de mujeres? En los últimos años has hecho 'Las chicas de Mossbank Road', 'La trenza' y ahora esta...
He hecho muchas lesbianas, mujeres fuertes... Me gusta contar historias de mujeres, es así, y la verdad que, con la edad, cada vez hay menos historias de mujeres. De 50, de 60, de 70... Lo reivindico mucho y la verdad es que si las historias no están, las tienes que ir a buscar. 'La trenza', por ejemplo, la fuimos a buscar. Y en el caso de 'Un matrimonio de Boston', también la fuimos a buscar, con Emma Vilarasau y Mestres... Curiosamente, siempre trabajo mucho con mujeres.
¿Qué prefieres, director o directora?
El género no es tan importante como la persona y el alma que hay detrás. A Julio Manrique le tengo una devoción increíble. Es un director que sabe cogerme de la mano y hacerme ir a lugares que con otros quizás no he conseguido ir. También he cogido la mano de Clara Segura y he volado. Y, con Mestres, cuando nos hemos reencontrado después de tantos años, ha sido tan fácil la comunicación... He vuelto a aprender lo que aprendí de él como maestro. Empecé con él e hice muchas otras. Hacía mucho énfasis en el lenguaje, en hacer las elisiones, las sinalefas, en hablar bien, cosas que después o desaprendes o no prestas atención porque crees que ya las sabes.
¿Han cambiado mucho los tiempos desde 2005?
Han cambiado los tiempos y he cambiado yo. Ahora, en La Villarroel, hemos intentado mucho buscar la relación que tenemos Emma Vilarasau y yo, la relación real que tenemos las dos, como amigas, como mujeres que se quieren y que se admiran. Lo hemos construido todo a partir de ahí.
¿Y a nivel general? ¿Existen más oportunidades para las mujeres mayores de 40?
Pienso que el pastel es muy pequeño y somos muchos a los que nos gusta hacer este trabajo. Los que nos consideramos privilegiados nos gustaría que se supiera que no es oro todo lo que reluce. Puedo terminar esto y estar esperando a que me llamen. Lo que debería haber es más apoyo, más dinero. Y que nuestra industria se alimente por abajo, por arriba, de por medio, y que no tengamos que enfrentar generaciones, hablar de tapones generacionales. A mí, esto, cada vez me sabe más mal. Yo me reflejaba con las generaciones mayores, quería trabajar con ellas. Al igual que ahora quiero trabajar con los más jóvenes. Pero claro, estas divisiones... Y es porque las instituciones no ponen dinero suficiente para que esto se pueda hacer realidad.
'Un matrimoni de Boston' es de las pocas obras que se estrenan en Barcelona donde hay tres generaciones escena
No lo había pensado, pero es verdad. Es muy difícil encontrar obras de mujeres. Encontramos 'La trena' y ese equipo tenemos ganas de volver, pero es difícil... Sin embargo, estoy esperanzada: cada vez hay más dramaturgas e historias de mayores.
En unos meses harás 'Cor dels amants' en el Lliure, una obra escrita y dirigida por el portugués Tiago Rodrigues. No tienes muchas oportunidades de trabajar con gente de fuera, ¿verdad?
Estoy algo impresionada. Me ha pasado con Georges Lavaudant y poco más. Llevo 25 años y son contadas las ocasiones que tienes para trabajar con alguien que no conoces y admiras. Estoy muy nerviosa. He leído el texto en portugués y me ha parecido muy bonito.