[title]
La de Mario Casas (A Coruña, 1986) es una carrera que no ha dejado de flirtear con el éxito ni por un instante. Pero también ejemplifica una inquietud por superarse, por saltar sin miedo a piscinas que quizás no tenían agua. Eterno chico de la moto para toda una generación, tal fue el impacto de Tres metros sobre el cielo (2010), el actor ha sabido quitarse de encima el peso de los prejuicios a golpe de empeño, de trabajo incansable y, también, de talento.
Después de Palmeras en la nieve (2015), decidió dar un volantazo a su carrera para arriesgar con personajes que rompieran con su imagen de seductor guaperas. Ya con Grupo 7 (2012) había dado pistas de lo que era capaz, y callaría bocas con interpretaciones cada vez más sólidas en títulos como El fotógrafo de Mauthausen (2018), Adiós (2019), la reciente Escape (2024) y aquella No matarás (2020) que le dio el Goya a Mejor Actor.
“No le puedes gustar a todo el mundo”, nos explica, completamente consciente de la percepción que despertaba en parte del público y la crítica. “Yo soy el chico de la moto, sigo siéndolo y estoy feliz de serlo. Tengo la chaqueta de Tres metros sobre el cielo guardada como un tesoro, porque me dio la oportunidad de meter la cabeza en el cine y de hacer más películas. Y hay gente a la que no les gustó ese chico de la moto, y a la que no le gusto como actor. Y a esas personas, por lo que sea, y haga lo que haga, seguiré sin gustarles”, concluye el actor.
View this post on Instagram
Nos sentamos con Mario Casas para hablar de dos películas muy distintas entre sí. Dos retos que demuestran el amplio rango interpretativo de nuestro hombre. Por un lado, ahora estrena El secreto del orfebre, dirigida por Olga Osorio sobre la novela de Elia Barceló, una historia romántica que desafía al tiempo y a todo aquello que determina a los amores imposibles, y en la que comparte reparto con Zoe Bonafonte (El 47) y con una Michelle Jenner a la que reencuentra quince años después de la popular serie Los hombres de Paco. Por otra parte, el 11 de abril estrenará Molt lluny, ópera prima de Gerard Oms, coach interpretativo de Casas desde No matarás, y que ahora salta a la dirección con un muy personal relato de autodescubrimiento, casi un coming-of-age, que demuestra el estrecho vínculo entre el actor y el novel cineasta.
Empecemos hablando de El secreto del orfebre, una película con un giro de guion gigante e inesperado del que quizás es mejor no hablar.
Si pudiéramos contarlo, veríamos que es algo muy especial y que no se ha visto en una historia romántica y épica. Tiene que ver con el paso del tiempo, la película sucede en distintas épocas, y habla de ese primer amor que te deja marcado para siempre, por años que pasen. Me gustó el personaje, y me gusta su mirada. Construímos mucho sobre esto (enfoca sus ojos con ambas manos), algo que tenían muchos actores de los años 50. Y me interesaba trabajar la nostalgia, aplicada al romanticismo y a las historias de amor imposibles. Una nostalgia que no había trabajado como actor antes.
Vuelves al cine romántico, casi una década después de Palmeras en la nieve. Desde entonces hubo un empeño por ir más allá y salir de cualquier encasillamiento. El regreso al género, ¿tiene que ver con que ya no tienes que demostrarle nada a nadie?
No me lo planteé así, nunca. Al final, cuando aceptas un guion no piensas en el género. No pensé en que no había hecho algo parecido desde hacía años. Además, no suelen llegar guiones románticos, épicos, de corte clásico, no los hay. Es muy difícil llevar estas historias al cine. La verdad es que me daba igual que se dijera que volvía al género de Palmeras o de Tres metros sobre el cielo.
Hay un momento en la película en que unas chicas jóvenes se refieren a tu personaje como un viejo. “Podría ser tu padre”, dicen...
[risas] Bueno, piensa que tengo un hermano que va a cumplir 11 años, y muchas veces le llevo al colegio. Entonces hay niños que, cuando sus padres me reconocen, preguntan: ¿Quién es ese señor? Llevo unos años escuchándolo. Pero es verdad que eso de que podría ser el padre de la protagonista me hacía gracia a mí también. Pero tiene que ver con la época, con nuestra misma edad parecían más mayores de lo que somos ahora.
"Eso de que podría ser el padre de la protagonista me hacía gracia a mí también"
Lo preguntaba porque tienes 38 años, y no sé hasta qué punto te define la sombra de los 40.
Llevo bien acercarme a los 40 porque estoy bien. Pero sí es verdad que noto un cambio en el sentido de que ahora, desde hace un par de años, ya pienso en la edad y en el paso del tiempo. Hace poco, con Michelle Jenner, con la que vuelvo a trabajar en esta película, recordábamos la época de Los hombres de Paco, y es increíble que hayan pasado quince años. Entonces... sí, nos hacemos mayores, y soy bastante consciente de ello.

Tras El secreto del orfebre estrenarás Molt lluny. Es el magnífico debut de Gerard Oms, la historia de un tipo que sufre una crisis de identidad y se encuentra a sí mismo en otro país y empezando de cero.
Bueno, es un tipo de cine que, por lo que sea, casi no me ofrecen. Es una película muy autoral, muy personal, casi autobiográfica, y la primera película de Gerard, que ha sido mi coach durante muchos años y que ahora ya es amigo íntimo. La rodamos en Utrecht, mucha cámara en mano, nos tiramos a las calles, con mucha improvisación, hablando en catalán, en holandés, en inglés. Es una película con mucha carga en todos los sentidos. Y, como te decía, no se me ha visto en una peli tan indie, tan autoral. A lo mejor, eso puede sorprender. A mí hay algo que me parece muy chulo, que es venir de hacer Escape, con Rodrigo Cortés, estar presentando ahora una historia de amor de vocación comercial, y de repente irme a Molt lluny con Gerard. Me parece muy divertido. Me parece que es una suerte que diferentes directores cuenten conmigo para proyectos tan distintos entre sí. ¡Soy un afortunado!
"No se me ha visto en una peli tan indie, tan autoral. A lo mejor, eso puede sorprender"
Creo que es uno de esos personajes que marcan puntos de inflexión.
No lo sé, pero sí ha sido un viaje muy emocionante. Conocí a Gerard rodando No matarás y recuerdo perfectamente el momento, llevábamos más o menos un mes trabajando, y le pregunté si no pensaba en dirigir. Él decía que no, que tenía algo escrito, pero que no lo veía... Le dije que si alguna vez hacía una película, contara conmigo, que yo la haría. Tiempo después llegó el guion, lo leyeron mis representantes, que son mis hermanos, pero yo no lo leí. Hay algo muy bonito ahí, y es que yo confiaba en el talento que tiene Gerard. Entre otras cosas, porque conocía a la perfección su trabajo con los actores, que para él es lo más importante. La película habla de él, de su propio descubrimiento personal. Es una historia muy, muy, bonita y una peli a la que le tengo muchísimo cariño.
De Escape a El secreto del orfebre, de Molt lluny a La cena, la comedia que estás rodando y por la que luces ese bigote... la variedad de personajes es enorme.
Para mí es la base. Quiero poder interpretar a cualquier personaje, me salga bien o no. Así son las carreras de los actores que admiro. No me puedo comparar, pero hablo de gente como Javier Bardem, o Tom Hardy, o Eduard Fernández, y ese es el viaje profesional que yo quiero hacer, aunque sea peor actor que ellos. Es el camino que estoy intentando recorrer. Parto del punto de que no le puedes gustar a todo el mundo, de que vas a recibir críticas buenas y críticas malas. Y creo que lo importante es no tomártelas en serio, ni las unas ni las otras. Tienes que intentar hacer tu trabajo lo mejor posible, confiar en ti mismo y seguir un camino. Y trabajar, trabajar, trabajar. Esas carreras de actores que admiro, y que considero un espejo, se caracterizan porque son de gente que se tira a la piscina. A veces se equivocan, a veces no. Y eso quiero: tirarme a la piscina y encontrar más lugares distintos desde donde crear.

Más allá de las críticas buenas o malas que hayas podido recibir en tu carrera, es verdad que los directores que han trabajado contigo suelen lanzarte muchos piropos.
Yo no puedo hablar de si tengo talento o no, no puedo ser objetivo conmigo mismo. También te digo que soy la persona más crítica conmigo mismo de este mundo. No hay nadie peor. Pero sí puedo decirte que trabajo muchísimo, que me dejo la vida en todos los personajes que hago. Voy con el director de la mano y no tengo miedo a proponer, no tengo miedo a equivocarme, siempre sin invadir el trabajo de la persona que tengo delante, del director. Y tal vez por esa razón he acabado dirigiendo cine. De alguna manera, creo que entiendo muy bien a los directores.
"Un set de rodaje es un templo. Y hay que trabajar y hay que dejarse la vida"
Creo que sobre todo se trata de trabajo. Porque, para mí, el cine es muy importante. El cine es como comer, es como respirar. Le tengo muchísimo respeto. Para mí un set de rodaje es un templo, pero de verdad, no lo digo por decir. Es muy importante estar siempre concentrado en el set, y ahora, llegando a los 40, creo que me estoy volviendo un poco actor tontorrón exigiendo a los demás esa concentración, el silencio, cuidado con los teléfonos móviles... Antes me callaba, pero ahora ya estoy empezando a soltar pullitas [risas]. Es que, joder, un set de rodaje es un templo. Y hay que trabajar y hay que dejarse la vida. Y, no sé si por talento o no, pero a lo mejor si sigo en esta profesión es por constancia, por trabajo, y por picar piedra. Y por el público, claro.
¿De qué manera te ha cambiado la perspectiva el haber dado el salto a la dirección de cine con Mi soledad tiene alas?
Pues me la ha cambiado del todo. Con la suerte de haber podido compartir muchas cosas con Rodrigo Cortés, que ha sido un maestro, he aprendido mucho de él. Pero sí, sí, mi idea es seguir dirigiendo, lo tengo clarísimo. Durante el rodaje de Mi soledad tiene alas, en el momento en el que vi que sacaba la película adelante, ya estaba pensando en otras cosas de cara al futuro. Es que además no puedo parar, siempre estoy con ideas, escribiendo cosas, aunque sean muy pequeñas pero que quizás se puedan desarrollar más adelante... Pero sí, ya tengo un par de proyectos que están caminando, y uno de ellos está ya escrito. Estamos en ese proceso de buscar fechas, de encontrar el momento para rodar, que es complicado porque al final soy actor y tengo compromisos. Y quisiera volver a trabajar con Óscar [su hermano, y protagonista de su ópera prima], que está en un muy buen momento, y tampoco es fácil compaginar nuestras agendas. En cualquier caso, mi idea es seguir dirigiendo, sin duda.