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Hasta hoy, la relación entre el calzado y los plátanos no era muy buena. ¿Quién no recuerda alguna escena de dibujos animados o películas donde una piel de plátano en el suelo provoca un giro de guion y una caída monumental? Pues bien, por fin llega una noticia que concilia la relación entre plátanos y zapatos. Los responsables de esta 'reconciliación' son los ingenieros, artesanos y diseñadores que hay detrás de la empresa Indianes, una 'start-up' de Barcelona especializada en el desarrollo de calzado sostenible y ecológico. Indianes nace en el Viver Elisava Alumni y ya acumula unos cuantos años en el sector del calzado biodegradable y ecológico.
De desperdicio a zapato
El primer paso, nunca mejor dicho, no empieza en Cataluña sino que está en las comunidades de artesanos de plátanos de las montañas de Colombia. Estos artesanos, que tienen un amplio conocimiento en técnicas ancestrales para extraer fibras naturales, colaboran estrechamente con la empresa barcelonesa que se encarga de dar una nueva vida a los desperdicios de la agricultura del plátano. Transformar kilos de residuos en materia prima textil ha sido el reto que les ha dado dolores de cabeza durante años hasta que han conseguido crear un zapato 100% natural, biodegradable y sin rastro de químicos nocivos.
¿Qué ganamos?
Aunque hablamos de calzado, aquí no hay huella contaminante que valga, ya que proviene de un residuo agrícola y no requiere ser cultivado, ni agua, ni energía, ni pesticidas. Además, la tecnología textil con la que trabajan permite tejer las piezas del calzado sin cortes ni residuos, acoplando los componentes con adhesivos con base de agua, detalle que supone que se biodegraden como máximo en dos años. El consumo de agua para fabricarlas es comparativamente inferior que si fueran de algodón, el cual necesita 1.000 litros de agua por cada para de zapatos.
Si vais pisando fuerte hacia una vida sostenible no dejéis de visitar su web y descubrir otros modelos hechos con fibra de cáñamo o de piel con pigmentación natural. Además, te regalan 10 euros por cada par de zapatos viejos que les des. Ellos las reciclarán para hacer nuevas suelas de zapatos. ¡Toda una revolución 'made in' Barcelona!