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Hace años que una parte de la población de Barcelona percibe a los cruceros masivos y los pisos turísticos como una amenaza. Para mejorar la convivencia entre el vecindario y los visitantes, hace unas semanas Jaume Collboni anunció que el consistorio prohibirá los más de 10.100 pisos turísticos de la ciudad hacia el 2028 y que, a partir del próximo octubre, la tasa turística será entre 5 y 7,50 euros por noche y persona. En cuanto a los cruceros, Collboni defendió poner límites a su llegada a la ciudad en mayo, aunque, poco más tarde, en una entrevista en 'El País' enfrió estas intenciones y defendió subir la tasa turística a los cruceristas en tráfico más allá de los 4 euros para compensar la huella que dejan.
En medio de estas medidas, acaban de publicarse los datos oficiales sobre la llegada de cruceros al Port de Barcelona que revela que el número de pasajeros de cruceros se ha multiplicado por 10 en los últimos 25 años. Las cifras muestran un crecimiento sin apenas parar durante un cuarto de siglo, excepto por el paréntesis que causó la pandemia. El número de cruceristas en la ciudad empezó a aumentar con la celebración de los Juegos Olímpicos en Barcelona en 1992, donde una encuesta de Turismo de Barcelona de 1994 registró 173.838 llegadas en 289 embarcaciones. Desde entonces hasta el 2011, la crecida fue ininterrumpida, cuando la cifra se disparó hasta los 2,65 millones de cruceristas y unos 800 de barcos anuales.
Pese a que la crisis detuvo la subida, no la redujo. En la segunda mitad de la década, la cifra siguió creciendo hasta los 3,14 millones de pasajeros en el 2019, el récord hasta el pasado año. Durante el 2020, el puerto recibió a menos de 200.000 viajeros a causa de la covid-19, aunque, actualmente, ya casi no queda rastro, ya que el pasado 2023 se logró un nuevo récord con 3,56 millones de cruceristas y se prevé que este 2024 este dato aún pueda superarse.
Un factor a destacar es la importancia del Port de Barcelona en el continente. El pasado año anunciamos que se convirtió en el segundo de España que más cruceros recibió, después del de Las Palmas, y este año su papel como puerto base se ha reafirmado. Solo en este primer semestre, ya llegan al 83% de las escalas, que son los que comienzan o terminan su viaje a la capital catalana, de hecho, el 53,4% de los pasajeros embarcan o desembarcan desde Barcelona, mientras que el resto, la ciudad es una parada intermedia.
La expansión del puerto, rodeada de polémica
La polémica sobre la llegada de los cruceristas y las declaraciones de Collboni llega en medio del proyecto de expansión del puerto, que incluye la construcción de tres muelles que albergarán la nueva terminal de ferris del Muelle Adosado. Con la ampliación, el puerto acogerá siete terminales de cruceros y una terminal de ferris, lo que le convertirá en un espacio dedicado principalmente al tráfico de pasajeros. Algunas plataformas como Stop Creuers han reivindicado sin resultado que se detuviera la puja del proyecto, con el argumento de que las dos terminales que se pondrán en marcha harán crecer las llegadas hasta los 5 millones. Según ellos, el aumento de llegadas "va a empeorar la calidad del aire y la salud de la ciudadanía", y consumirá "agua, energía y muchos otros recursos de la ciudad".