Los 100 muebles más icónicos de Ikea se convierten en piezas de museo en el DHub

En la entrada de la sala, una gran alfombra te da la bienvenida "a la república independiente de tu casa". Si levantas la cabeza, ves al gran neón rojo que encabezaba la tienda Vinçon del Passeig de Gràcia. Esta elección es toda una declaración de intenciones: según el arquitecto Juli Capella, comisario de esta exposición en el DHub, “Vinçon está en el cielo y Ikea siempre ha estado con los pies en el suelo”.

'100 objetos de IKEA que nos hubiera gustado tener en VINÇON' es el nombre de la muestra, que tiene su origen en una idea de Fernando Amat, alma mater de la emblemática tienda barcelonesa. Lejos de confrontar a dos marcas icónicas, la exposición se centra en sus puntos de encuentro: la belleza, la funcionalidad y la democratización del diseño, son los manjares que han sostenido los dos proyectos, que son símbolos del diseño mediterráneo y el escandinavo.

El recorrido tiene forma de donut. El anillo exterior te hace circular por este juego de espejos entre Vinçon e Ikea para descubrir, por ejemplo, que el diseño y el humor pueden ir de la mano -Ikea ironizó con un anuncio sobre el bolso de Balenciaga inspirado en sus conocidísimas bolsas azules y Vinçon vendía un perro que servía para “aguantar libros, puertas y conversaciones”- o que la inclusividad, más que un reto, podía ser una puerta abierta a la creatividad. “Tanto Vinçon como IKEA querían equiparte la casa entera, y hacerlo por todo el mundo que vive allí: los niños y las personas mayores, pero también las personas con diversidad funcional”, explica Capella. Además, ambas marcas han jugado y experimentado con la publicidad para llegar al público no tan acostumbrado al mundo del diseño. “En los 80, tener objetos de diseño era de pijo”, comentaba el comisario: “Pero democratizar el diseño también era poder decir: ¿que no tienes vasos o platos en casa? ¿No tienes un sofá, una cama? Pues esos objetos también los ha diseñado alguien”. 

Una vez completado el circuito, puedes entrar en el agujero del donut. Una sala circular en la que están expuestos los cien objetos que Fernando Amat ha escogido de Ikea. Son los que él hubiera querido vender en Vinçon. Hay de todo: sofás, estanterías, mesitas de noche, escurreplatos, cajas de almacenamiento, espejos, perchas, lámparas, etcétera. Colgados ​​en las paredes blancas y luminosas de esta habitación (inspirada en la Sala Vinçon), se pueden reconocer muebles que todo el mundo tiene en casa, dispuestos como objetos de museo. Algunos son otras épocas y ya no se fabrican, pero muchos forman parte del catálogo actual. ¿Cómo los ha escogido, Fernando Amat? Pues viajando a Älmhult, ciudad matriz de Ikea, pero también paseando por los museos, archivos y tiendas de la marca. ¡Ah, y se muestra el precio de los objetos expuestos, cosa que no suele ocurrir en los museos! No vamos a decir qué vale cada objeto, pero la suma de todos el contenido de la sala es de 5.000 euros.

La muestra, que podrá verse hasta el 23 de febrero de 2025 en el Disseny Hub Barcelona es una manera que ha tenido este museo de homenajear a la famosa tienda barcelonesa Vinçon, emblema del diseño, que bajó la persiana en 2015 después de casi 75 años de singular actividad comercial y cultural.