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No es habitual entrar en una sala de conciertos de Londres y encontrarse a todo el mundo hablando catalán. De repente, te das cuenta de que para abrirte paso entre el gentío dices 'dispensi' en vez de 'excuse me' y que suena natural. ¿Por qué? Pues porque esta es una gran noche, una noche histórica, que se recordará como la noche en la que Els Pets y La Ludwig Band agotaron las entradas de una sala centenaria –Scala, que abrió en King's Kross en 1920 como cine– con capacidad para 800 personas absolutamente entregadas la tercera vez que los de Constantí tocaban en Londres y en el debut de los de Espolla en la capital británica.
La nueva y pequeña promotora Bona Gents, formada por Oriol Vidal y Benet Aragay, repetía el éxito de hace un año con The Tyets y Julieta, que también colgaron el cartel de 'no quedan entradas' en el mismo recinto. Los de Mataró, por cierto, no quisieron perderse la velada y volaron a Londres para estar entre el público, como también hizo Pilarín Bayés, que firmó reproducciones del cartel que había dibujado para el concierto y que en algún momento se convirtió en la estrella de la noche, cuando el público en pleno se dedicó a corear su nombre.
Empezó una Ludwig Band enchufadísima, sobrada de carisma y sonando como la E Street Band de Bruce Springsteen, como la Rolling Thunder Revue de Bob Dylan, como Pau Riba, como Sisa... y como si toda esa gente de repente estuviera en la flor de la juventud y hubiésemos retrocedido unas décadas. El público se sabía el repertorio, porque lo cantó absolutamente todo, y con más fuerza todavía 'S'ha mort l'home més vell d'Espolla' y 'Manela, no vull currar més per vostè'. Además, se atrevieron con 'Una estona de cel' del grupo de Lluís Gavaldà, que salió a cantar con Quim Carandell.
Els Pets, que este 2025 celebrarán 40 años de vida con una gira en la que repasarán sus cuatro álbumes más emblemáticos, saltaron al escenario con los ánimos de la gente ya encendidos. Estaban Lluís Gavaldà y Falin Cáceres, pero no Joan Reig, que estos días está ocupado participando en el 'talent' musical del 3cat 'Zenit', y al que sustituyó un solidísimo Jimmy Piñol, batería de Lax'n'Busto. El repertorio fue más delicado que el de Ludwig, con perlas de 'Som' (2018) como 'No vull que t'agradi aquesta cançó' y 'La vida és molt avorrida sense el teu cos', pero subió de intensidad con 'Jo vull ser rei' y 'Atracament a la caixa', la canción que hace un tiempo les costó una represalia por parte del festival de Cap Roig, patrocinado por la entidad bancaria del mismo nombre.
Gran final
También tocaron 'Una estona de cel' y con 'S'ha acabat' parecía que la sala iba a quedarse afónica. Pero todavía quedaban cartuchos. El público, que tanto gritaba "no n'hi ha prou", como "Pilarín, Pilarín" y "independencia", no quería que se fueran. Y Gavaldà, que jugaba en casa –vive en Londres desde hace siete años–, supo proporcionar el gran final que requería la ocasión: un 'Bon dia' apoteósico con todos los miembros de la Ludwig Band sobre el escenario y una respuesta eufórica de la gente.
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A la salida, la sensación era de noche histórica. La larga cola, el merchandising con la cara de Quim Carandell emulando a la reina Isabel II en la portada del 'God save the queen' de los Sex Pistols, Pilarín firmando el dibujo del London Bridge lleno de banderas y con los integrantes de ambos grupos (tirándose pedos, claro), los grupos cantando juntos en el escenario y cerveza catalana en la barra. Al cruzar la calle, chocabas con alguien y ya no servía el 'dispensi', sino que tenías que decir 'excuse me' otra vez. Como le pasaba a Cenicienta al punto de medianoche, también terminó el hechizo en la Scala de Londres, pero los que estuvimos nos lo llevamos a casa como cuando te llevas la victoria cuando has visto ganar a tu equipo en Wembley.