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Que el cachopo a algunos les puede parecer una delicia primitiva, y a otros una barbaridad, es indiscutible. Un cachopo, por si hay algún marciano en la sala, son dos bistecs gruesos rebozados con queso en medio (en sus versiones más 'hard', dos entrecots empanados aprisionando cabrales fundido). Sí, es como un librito de lomo rebozado pero hecho con bistecs gordos.
La buena noticia para los que este plato tan de moda últimamente nos da cosica –yo me puedo zampar un buen chuletón con gusto, pero freír y rebozar filetes me parece arruinar la ternera de calidad– es que el restaurante vegetariano Teresa Carles acaba de presentar un cachopo vegano: relleno de pimiento rojo asado, rebozado y con queso gouda 'plant-based ', acompañado de patatas Hasselback, salsa vegana Café de París y salsa vegana Caesar. Y tiene una pinta tremenda.
Este plato forma parte de la nueva carta de verano que Teresa Carles y Flax & Kale acaban de presentar, con propuestas como croquetas de 'pollo' asado 'plant-based' a base de soja texturizada o la Melanzane con ragú, mozzarella 'plant -based ', salsa de tomate casera y albahaca (un plato inspirado en la musaka griega, pero en su versión vegana). Cabe decir que Teresa Carles es quizás el restaurante vegetariano que mejor 'versiona' platos de proteína animal: las 'carnes' y los 'quesos' son de producción propia, hechos en su obrador de Lleida, con resultados de textura y sabor superlativos. Sus platos preparados han llegado a la mayoría de supermercados -probad su buenísima lasaña vegana, la venden en el súper, a 3,99- y tienen previsto facturar 20 millones de euros este 2021.
¿Qué más podemos decir del cachopo? Pues que en la última polémica suscitada por el consumo de carne roja entre los socios del gobierno español -comemos más del doble de carne de la que recomienda la OMS– el exministro del PP, Juan Ignacio Zoido metió pegó cucharada de manera bizarra: tuvo la idea de tuitear el cachopo que estaba a punto de engullir, y aseguró que "él come carne porque forma parte de la dieta mediterránea".
Las collejas en Twitter le vinieron de todos lados, claro. No es difícil recibir si manipulas la realidad, e identificas la dieta mediterránea con una comida que parece una rata rebozada con patatas fritas (congeladas).
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