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Magritte repetía las mismas imágenes -siluetas, ventanas, paisajes- una y otra vez, en sus cuadros. Por lo visto esta repetición constante le hizo ganarse fama de vendido. Pero las réplicas no solo tienen motivos comerciales, como decían sus críticos, sino que nos muestran cómo funcionaba la imaginación del artista. Así lo explica Guillermo Solana, comisario de la exposición 'La máquina Magritte' que se inaugura el 24 de febrero el CaixaForum y que se centra en este reciclaje de motivos que caracterizaba al genio surrealista.
El arte es un misterio
“Estas repeticiones son enigmáticas” y por eso la muestra del CaixaForum no las esconde, sino que las evidencia con la voluntad de construir una exposición didáctica que aproxime a Magritte al público. "Los cuadros de Magritte se entienden mejor en conjunto", explica Solana, porque así descubrimos por qué pintaba el artista. Detrás de los cuadros está la figura de un artista reservado, que no buscaba la fama mundial y que no tenía interés por el psicoanálisis, algo extraño teniendo en cuenta que su estilo siempre fue surrealista.
"A Magritte no le interesa el inconsciente", dice Solana: "En cambio, se obsesionó con los símbolos verbales y visuales". Magritte llamaba misterios a las imágenes aparentemente contradictorias de sus cuadros. Su obra presenta constantemente imágenes imposibles y cambiadas, pero llenas de significado. Con estas paradojas, el artista buscaba "romper el automatismo de la percepción cotidiana", provocar un desconcierto en el espectador y hacer que reflexionara.
Pero, ¿reflexionar sobre qué? Como explica el comisario, "Magritte quiere hacernos sospechar de las imágenes" a través de sus cuadros, actualmente "como un filósofo amateur". Su obra es siempre meta-artística porque detrás de ella se esconde una reflexión sobre el arte, las imágenes y su valor.
Del Reina Sofía a Barcelona
La exposición ha debutado en el Reina Sofía de Madrid y ahora llega al CaixaForum de Barcelona. La muestra se estructura a través de 7 secciones, tituladas 'Los poderes del mago', 'Imagen y palabra', 'Figura y fondo', 'Cuadro y ventana', 'Rostro y máscara', 'Mimetismo' y 'Megalomanía' y, aunque los temas son los mismos, en la exposición de Barcelona se podrán ver 70 obras de arte, unas cuantas menos que en la capital del Estado.
Aun así, también habrá piezas que no han podido estar en la muestra Madrid. Es el caso de una de las obras más significativas del artista, 'Le sens de réalité', en la que Magritte representó una piedra flotante. Esta pintura encarna a la perfección lo que buscaba Magritte con sus obras. “Cuando vemos una roca en el suelo, no nos dice nada”, dice Guillermo Solana. “Pero cuando aparece en el cielo, empezamos a hacernos preguntas y, por primera vez, nos fijamos en la piedra”.
Con obras como esta, Magritte marcó el camino hacia el Pop Art, interesándose por los objetos banales (¿qué hay más banal que una piedra?). Y también se convirtió en uno de los precursores del arte conceptual poniendo en duda la esencia de las cosas (¿una piedra, si flota, sigue siendo una piedra?). Así, podemos conocer a Magritte como el creador de imágenes absurdas y, a la vez, como un genio que trascendió el surrealismo.