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Las predicciones meteorológicas no se han equivocado y el temporal Isaak sigue en Cataluña, a pesar de que se prevé que este jueves ya vaya perdiendo fuerza. La borrasca llegó ayer a Barcelona, donde el Ayuntamiento ha activado el Plan de actuación de emergencia municipal por fuertes vientos. La Guardia Urbana también se ha desplegado por los cinco kilómetros de costa de la ciudad, prohibiendo el acceso a los espigones y a los bañistas. Esta prohibición, pero, excluye a los surfistas desde que se modificó la normativa municipal, que permite a los deportistas entrar al agua bajo su responsabilidad, a pesar de que haya bandera roja.
Ayer se registraron olas de más de 8 metros en la capital catalana, a pesar de que la zona más afectada ha sido el Gironès. En municipios de la Costa Brava como Begur las olas han llegado hasta los 9 metros de altura (con un pico máximo registrado de 12,75 m) y en Portbou, en el Alt Empordà, se han registrado vientos de más de 90 kilómetros por hora.
En Badalona el temporal también ha causado estragos, como destrozos en algunas de las edificaciones de la playa de la ciudad o del baño de la riera Canyadó. El regidor de Protección Civil, David Torrents, ha mostrado su preocupación por la situación y alerta que “hasta las seis de la tarde del miércoles este episodio puede ir a más”.
Pero los fuertes vientos y el temporal marítimo no han sido las únicas consecuencias de la borrasca. La nieve también ha tomado protagonismo, cayendo con fuerza en cotas bajas, como Montserrat, y ha dejado unos 20 centímetros de grosor en municipios de Osona, como Cantonigròs, y 10 centímetros en Camprodon, en la comarca del Ripollès.
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