[title]
¡O junta militar o nos pasamos de frenada con el viva la pepa! No tenemos término medio. El otro día salí a hacer compras esenciales –pan, el diario, Dalsy y desinfectante de manos- y como iba en meybas y camiseta, y a un paso alegre, me increparon desde un balcón: "¡Sinvergüenza! que estamos todos aquí encerrados y tú haciendo deporte! ¡Policía!".
De hecho, la alegría de la socialización en el balcón, con los conciertos improvisados y los aplausos, tiene la parte oscura en el fenómeno de la 'policía' de balcón, ciudadanos ociosos que increpan, amenazan y denuncian a diestro y siniestro a los peatones, bien sean padres con hijos con necesidades especiales, o personal sanitario en itinerario laboral (recordemos a los 'policías' de balcón que grabar y difundir vídeos de gente que pasa por la calle puede constituir una vulneración al derecho a la protección de la imagen). Eso sí, es innegable que somos una sociedad en la que impera la picaresca y el rostro de cemento armado. Ved este pequeño recopilatorio de casos reales de excusas delirantes para saltarse el confinamiento. ¡Y recordad que las sanciones graves por este delito van de los 600 a los 30.000 euros!
1. Ir a hacer un servicio sexual. ¡Mi favorita! Y me parece fantástico que haya salido de la boca de un paisano de Figueres. Ante el requerimiento de los Mossos, un tipo paseando por la capital del Alto Ampurdán alegó que venía de hacer "un servicio sexual a domicilio". Un motivo "esencial" para salir, y por lo que podía romper el confinamiento. Le cayó una multa de 600 euros, supongo que muchos más que los que cobró (si es que cobró).
2. Ir a comprar Nocilla. En Elche, un paseador reincidente puso como excusa para airearse "ir a comprar Nocilla" a un supermercado lejano. Le cayó una multa de mil euros. El pan y la crema de chocolate y avellanas tienen un componente simbólico y emotivo; en Italia se ha hecho viral el vídeo de un hombre con su hija comiendo Nutella. Colérico, advierte a cámara que "si mi hija no tiene una rebanada de pan para comer, vamos a asaltar el supermercado".
3. ¡Pasear a un perro de peluche! No es un meme, no, pasó de verdad. En Palencia, un hombre tuvo las narices de vacilar a la Policía aduciendo que paseaba al perrito de peluche que vemos en el vídeo. Inexplicablemente, no le cayó ninguna sanción, solo una advertencia. No hagáis el burro: aquí tenéis cinco consejos para pasear al perro en tiempo de confinamiento.
4. ¡Pasear a una cabra! ¿Qué sentimientos tiene una cabra que no tenga un perro? Esto lo tiene claro un vecino de Monforte de Lemos, Lugo, que el otro día salió a hacer un paseíllo por el casco urbano de la población con dos cabras negras, que si las miras de lejos parecen gatos negros. Al parecer, el hombre las saca a pastar por su finca, pero ese día les debía apetecer pisar asfalto. Con un par ... de cabras.
5. Limpiar el bar. Esta es muy buena: en Ibiza, la Policía local detectó un bar con la persiana bajada que dejaba entrar a clientes y les servía bebidas (algunos de ellos ya iban bastante entonados). La respuesta de la dueña tiene tanta jeta que uno no puede evitar sonreír: "Hombre, es que había ido a hacer limpieza, pero claro, se me han metido clientes dentro y no los podía dejar estar sin servirles nada ".
6. Hacer una cola (falsa). En Sevilla, un hombre hacía cola ante una tienda de alimentación pero nunca se decidía a entrar. Después de dos horas –y habiendo comprobado que se pimplaba una cerveza tras otra– la Policía lo detuvo.
7. Pasear pan seco. ¡Ojo, que la Policía se las sabe todas! La excusa de ir a comprar pan –un producto de primer necesidad– no siempre cola ante los métodos científicodeductivos de las fuerzas de seguridad. Que cuando abrieron la bolsa del pan de un vecino de Motril (Granada), comprobaron que las barras estaban más secas que los panes engarzados en la fachada del Museo Dalí.