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La jornada del viernes del Primavera Sound 2024 empezó con la imagen de numerosos fans corriendo hacia el recinto en el momento en que se abrían las puertas, a las 15.45 de la tarde. Aún faltaban muchas horas para que Lana del Rey actuara en la explanada del Fòrum, pero sus seguidores más apasionados quisieron llegar los primeros para tomar los mejores lugares del concierto, que estaba previsto a las 21.45 h.
La espera aún se hizo más larga, ya que no fue hasta alrededor de las 22.15 cuando la americana hizo aparición en el escenario. Esta dilación –corta, si las comparas con otros conciertos, como la hora larga que hizo esperar a Madonna en su actuación en Barcelona– es altamente infrecuente en los festivales, donde los horarios están cuadrados al minuto para que todo funcione como es debido. En todo caso, cuando Elizabeth Woolridge, con un traje y botas con lentejuelas y tiara, apareció en el escenario arrancó aplausos y suspiros.
El espectáculo, en el que repasa casi todos sus álbumes y no faltan sus hits más canónicos, es la puesta en escena del universo que ha ido construyendo a lo largo de su carrera. Como en sus composiciones, Lana no ha desprendido energía, sino que nos ha envuelto, con languidez, en su imaginario de referencias al sueño americano, estética vintage, atmósferas etéreas y melancólicas, viajes de regreso a la época dorada de Hollywood: finalmente, nos ha hecho sentir nostalgia de mundos que no hemos vivido –y que incluso podríamos llegar a detestar. En este sentido, el concierto es más que probable que no habrá logrado atraer nuevos acólitos a su música, pero ha aportado con creces lo que sus fans adoran de ella.
El escenario Estrella Damm, uno de los dos principales del Festival estaba lleno hasta la bandera –incluso ha hecho sufrir un poco cuando acabó y era el momento de salir hacia otros espacios del recinto–, pero impactaba el silencio que las miles de personas allí convocadas mantenían con expectación entre tema y tema. Brillaron el 'Doin' time', 'Summertime sadness' y 'Pretty when you cry', en el que con las bailarinas han creado una coreografía similar a la de Escuela de sirenas', pero ha sido con las piezas más delicadas y desnudas, como 'Bartender', 'The Grants' y 'Did you know that there's en tunel under Ocean Blvd', que ha logrado emocionar.
El eterno verano, otro de los temas recurrentes de Lana del Rey, también ha hecho aparición varias veces, como en los visuales que acompañaban a 'Chemtrails over the country club', que nos sumergían en unas grabaciones de algún lugar similar a Capri en los 60. En el tramo final, sin embargo, ha tenido que apretar el acelerador para recuperar el tiempo perdido por el retraso, y se nos han hecho especialmente cortos los dos temas que han cerrado la actuación, 'A&W' y 'Young and beautiful'. Finalmente, sin embargo, los fans de piernas más rápidas (o más pícaros) y que han logrado mejores posiciones han tenido recompensa: cuando ha terminado el concierto, Del Rey ha mostrado su cara más amable y ha bajado al foso para hacerse fotos, y dar abrazos y besos a los seguidores de la primera fila.