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La nueva película de catástrofes de J.A. Bayona está ambientada en un remoto glaciar andino, donde, en octubre de 1972, los supervivientes de un accidente de avión intentaron hacer lo imposible y sobrevivir hasta que llegó el rescate. Ante el hambre, el grupo, formado por jóvenes jugadores de rugby uruguayos y algunos familiares, finalmente recurrió al canibalismo para sobrevivir. No hay nada de la escenografía de 'Viven' de Frank Marshall, la película de Hollywood de 1993 de esta historia. Aquí está el mordisco salvaje del frío y el silbar inquietante del viento que golpea el fuselaje del avión. Compartes la desesperación de los supervivientes cuando se enteran, a través de una radio arreglada, que se ha cancelado la búsqueda.
A diferencia de 'Lo imposible', donde Bayona se enfrentó a las críticas por centrar en un puñado de occidentales una catástrofe asiática abrumadora, 'La sociedad de la nieve' tiene el cuidado de conmemorar a los muertos de una manera conmovedora y significativa. Cada muerto recibe un epitafio con subtítulos, y muchos de los jóvenes tienen un 'flashback' de días más felices.
La representación del accidente hará que no vuelvas a viajar
La representación del accidente hará que no vuelvas a viajar. Los cuerpos vuelan mientras el avión se rompe en dos y la carne y el metal se agolpan. Después viene la dura realidad en el glaciar: el pipí se vuelve negro, la capacidad cerebral disminuye y los cigarrillos y los cordones de los zapatos se utilizan como alimento. Un humano quema tres veces más calorías en esta altitud, por lo que cada incursión supone un gran peaje.
Esta es una película más triste y reflexiva que 'Viven'. Los personajes, desde el optimista Marcelo (Diego Vegezzi) hasta el genial 'outsider' Numa (Enzo Vogrincic Roldan), que pone la voz en off de la película, no se autocompadecen, pero poco a poco se van rompiendo. A medida que las barbas crecen y las mejillas empiezan a hundirse, es difícil seguir quién es quién.
En cuanto al canibalismo, normalmente es un tabú cinematográfico reservado a los zombis y a algún asesino en serie, y Bayona nos ahorra los detalles. En su lugar, se concentra en el coste espiritual y psicológico que este dilema moral tiene sobre estos jóvenes católicos. Es la verdadera fuerza de la película: la idea de un sacramento impío que les llena el estómago, pero les vacía el alma.