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Hace unos días escribíamos sobre la necesidad de salvar las salas de conciertos, que viven una situación desesperada. Al contrario que teatros y auditorios, e incluso establecimientos con licencia de bar o restaurante, las salas de conciertos han permanecido, hasta el momento, cerradas, y su situación es insostenible. Muchas, si no pueden trabajar, podrían cerrar antes de Navidad.
Días después, según publicaba el diario 'Ara' y más tarde corroboraba Lluís Torrents, gerente de Razzmatazz y presidente de la ASACC, se sabía que el Govern aprobará que el ocio nocturno pueda reanudar su actividad, aunque con restricciones que, en algunos casos, no garantizaran su viabilidad: si se ponen sillas, para algunas salas será imposible acomodar el 70% del aforo previsto.
Este fin de semana, sin embargo, se ha sabido a través de RAC 1 que la sala Apolo acogerá un concierto piloto este mes de octubre para más de mil personas, que a pesar de tener que llevar mascarilla y lavarse las manos con gel hidroalcohólico, podrán estar de pie, bailar y también consumir en la barra. Se trata de un experimento promovido por el Primavera Sound, la Fundación Lucha contra el Sida y las Enfermedades Infecciosas y el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol.
Tests rápidos
La prueba consistirá en someter las personas asistentes, el mismo día del concierto, a una prueba rápida de antígenos que permite detectar el coronavirus al momento (solamente entrarán las que den negativo), y también se hará un seguimiento en los días posteriores para ver si se ha producido algún contagio durante la actuación.
Este experimento, pionero en el mundo, si demuestra la fiabilidad de los tests rápidos, podría suponer un antes y un después para las salas de conciertos y también para otros tipos de reuniones sociales.
De momento, todavía no se ha hecho público el día del concierto ni el artista o los artistas que actuarán, aunque está previsto para finales de octubre.