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A partir de ahora, si paseáis por la Rambla, fijaros en las baldosas onduladas que tanto la caracterizan: tienen los días contados. Ayer se pusieron en marcha las obras por la transformación de la Rambla, que comienzan por la zona de Colón y que traerán grandes cambios en esta vía emblemática de Barcelona. Uno de ellos es sustitución de las míticas baldosas ondeantes de diferentes tonalidades por otro tipo de adoquines, más sostenibles.
El cambio en el pavimento será una de las principales novedades en este primer tramo y en toda la futura Rambla. El paseo dejará atrás al asfalto para dar lugar a un nuevo suelo de piedras naturales y de diferentes formatos, que cubrirá todo el espacio del eje de granito y pórfido, de modo que la calle quedará unificada, de fachada a fachada.
En el primer tramo de las obras las baldosas ondeando ya han empezado a desaparecer. Pero, ¿cuánto tiempo llevaban decorando la Rambla? Pues desde finales de los años 70, después de que en 1961 Noel Clarasó, columnista barcelonés, propusiera un suelo ondeando de diferentes colores y Adolf Florensa y Jordi Ros lo incluyeran en su proyecto para la Rambla.
Pero las baldosas no eran una idea original del columnista. Estaban inspiradas en el pavimento de la plaza de Rossio, en Lisboa, que estaba decorado en forma de olas y que mucho antes de llegar a la Rambla había servido de modelo para la plaza de Sao Sebastiao de Manaus (Brasil), y los paseos marítimos de Río de Janeiro y Alicante.
En Barcelona, el pavimento ondulado de la Rambla se construyó con el 'vibrazo' de la casa Escofet, una versión para exteriores del terrazo que decoró los suelos de los pisos y casas durante los años setenta. Sin embargo, la estética 'setantera' tenía un gran inconveniente: las baldosas se rompían muy fácilmente, y se tuvieron que sustituir por otras de menor tamaño.
Este pavimento deteriorado con los años -que según el Ayuntamiento ahora tiene tonalidades demasiado desiguales y ha quedado obsoleto- se sustituirá con adoquines sostenibles y resistentes. Crearán un suelo en franjas donde no habrá distinción entre aceras, calzada y paseo central, con piezas de 20 por 30 centímetros. Por otra parte, se está estudiando qué acciones de conservación histórica pueden llevarse a cabo.
La transformación de la Rambla
Más allá del nuevo pavimento, la Rambla vivirá en los próximos años una transformación completa. Se añadirán 21 árboles nuevos, y los alcorques serán más anchos y se mejorará el subsuelo. Además, se instalarán más de 100 bancos y el alumbrado se unificará con un único diseño.
El objetivo de esta transformación es conectar la Rambla con el mar y convertirla en un paseo más verde, confortable y amable al peatón. Nada más empezar la primera fase de las obras, en la que se modificará el trazado de la avenida de las Drassanes para alargar la Rambla y abrirla al mar con una nueva plaza.
Las obras se harán por fases y no se ocupará simultáneamente los dos lados de la Rambla, por lo que se garantizará en todo momento los desplazamientos a pie y en bicicleta, el tráfico vecinal, de servicios y de vehículos de emergencia y el transporte público.