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Hay generaciones que ya no han paseado por La Rambla de Barcelona mientras escuchaban el piar de los pájaros enjaulados que estaban a la venta en más de una decena de puestos de pajareros. Los puestos bajaron la persiana para siempre en el año 2009, pero, en lugar de desaparecer, se reinventaron y se convirtieron en puestos de venta de helados, dulces y recuerdos, dejando atrás el pasado pajarero de estos quioscos. El pasado mes de agosto, el Ayuntamiento comenzó a cerrar definitivamente los puestos, y ahora ha iniciado el proceso de retirada para poder avanzar con las obras de La Rambla.
El consistorio ya ha comenzado a desmontar los once puestos de los antiguos pajareros, unos trabajos que durarán unas dos semanas, hasta el 26 de febrero. Según ha adelantado el Ayuntamiento, las tareas requieren equipos manuales y maquinaria de tamaño pequeño para poder trabajar en el desmantelamiento de más de un puesto a la vez, de dos en dos. Los trabajos de desmontaje han comenzado vaciando los quioscos y retirando elementos añadidos, como embellecedores y persianas; después viene la retirada de la estructura de los cubículos, la cubierta y los laterales. Una vez los técnicos desmonten el esqueleto de los puestos, también eliminarán la base que los sostenía y arreglarán los desperfectos que puedan haber quedado en el pavimento.

Un proceso con dos fases
El cierre de los puestos no ha sido un proceso fácil, ya que el Ayuntamiento solicitó –sin éxito– a los propietarios de los establecimientos que bajaran la persiana voluntariamente el pasado mes de julio. Ante la negativa, el consistorio puso en marcha el proyecto a través de la vía judicial para recuperar la titularidad de los puestos, un objetivo que logró casi dos meses después. Cabe recordar, sin embargo, que en el Plan Especial de Ordenación de La Rambla, aprobado en 2016, ya no se contemplaban estos puestos.
Desde que el Ayuntamiento recuperó la titularidad de los puestos con autorización judicial, se han llevado a cabo dos intervenciones para cerrarlos: la primera fue el 21 de agosto, cuando el consistorio clausuró seis de los once puestos de La Rambla, y la segunda, el 16 de septiembre, cuando el Instituto Municipal de Mercados de Barcelona (IMMB) recuperó las llaves de los otros cinco puestos. Esta intervención, sin embargo, no ha sido la única realizada en La Rambla para facilitar su urbanización, ya que en octubre de 2024 también se retiraron siete puestos de floristas en desuso, aunque todavía quedan ocho en activo.
La reforma de La Rambla
¿Por qué se han retirado realmente los puestos de los antiguos pajareros? Si echamos un vistazo al plan de reforma de La Rambla, veremos que el principal objetivo es convertir el paseo en un espacio más cómodo, verde y agradable para los peatones. La nueva Rambla contará con tres grandes espacios situados a lo largo de su eje: en el Espai Betlem-Moja, en el Pla de la Boqueria y en el Pla del Teatre. Estos espacios-plaza se configuran como una plataforma única, además de la creación de zonas de descanso bajo los árboles a lo largo de todo el paseo.
Si queréis informaros bien sobre el proyecto, el Ayuntamiento ha instalado el Espai Rambla en los bajos del Palau de la Virreina, un punto informativo abierto de lunes a viernes para todas aquellas personas que quieran conocer con más detalle en qué consisten las obras, cómo avanzan y cómo será la nueva Rambla.
