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Vivimos colonizados por la pastelería extranjera y los inventos híbridps delirantes: cinammon rolls, cruapanes, cruffins, cheesekaes, mochis, tiramisús... Pero por suerte, tenemos un arma de golosería masiva en forma de cañón contra toda esta quincalla azucarada. Se llama chucho y pasa por un momento de revival muy dulce (valga la redundancia). Esta pasta originaria de Girona –donde hay un obrador especializado en chuchos, único en el mundo– tiene su mejor versión en Barcelona: el pasado marzo, un jurado decretó que el mejor chucho del mundo de 2024 es el que elaboran en la Pastelería Triomf de Poblenou.
Y tenemos una noticia muy, muy sabrosa. ¡Este histórico establecimiento acaba de poner en marcha la producción y venta de chuchos de chocolate! Sin embargo, solo los podrás comprar de viernes a sábado. La idea de hacer un chucho de chocolate, claro, parte del éxito sideral que han tenido a raíz del chucho de crema. ¡Pasaron de vender 10 al día a 300! "La clientela nos pedía algo nuevo. Primero pensamos en hacer un sabor diferente cada mes, como chucho de pistacho o pastel de queso, pero era demasiado trabajo. Y el chocolate gusta a todo el mundo, claro", explica Gisella Bellart, tercera generación de la pastelería Triomf.
Pasamos de vender 10 chuchos al día a 300
Y han juntado su know-how con un relleno espectacular: cremoso chocolate Bean to Bar del Museo del Chocolate, es decir, haba de cacao transformada en tableta de chocolate a 400 metros de la pastelería. Esta opción se la recomendó Olivier Fernández, director del museo, y el resultado es magnífico, a años luz de las pastas inyectadas de Nutella. También más saludable: no lleva gluten, ni leticina de soja, ni contaminación con frutos secos.
De momento hacen 120 cada fin de semana, y ya es un gran evento a escala local: me paso un viernes a la una y media, y quedan cinco chuchos de crema y cuatro de chocolate. No llego: van todos a la saca de un nutrido grupo de señoras con aspecto de jubiladas planificando la merienda. Me tomé la revancha al día siguiente por la mañana, a la hora de desayunar (a tres euros los de chocolate, los de crema a 2,50). Buenísimo: la misma pasta de hojaldre impecable y dulce, con una fritura de primera, rellena por un chocolate cremoso y de sabor intenso, con un puntito de salado adictivo, una pizca de caramelo y un chorrito de chocolate decorativo.
Ahora bien, todo esto me lleva a un pequeño dilema: ¿un chucho de chocolate sigue siendo un chucho? Según el diccionario catalán, un chucho es un chucho porque lleva crema.
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