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Nos tenemos que alegrar y mucho, pero es de aquellos éxitos que llegan tarde y saben a agridulce. El tiempo y la historia nos pasará factura como nos la está pasando cuando pensamos que la homosexualidad tan solo hace 27 años que se sacó de la misma lista que las depresiones o la esquizofrenia. La OMS ha hecho un paso definitivo y muy solicitado por las organizaciones LGTB de todo el mundo. Reconocimientos como estos ayudan, entre muchas cosas, a desacreditar terapias médicas que se fundamentan en bases paracientíficas e irracionales.
Salta de la lista de enfermedades mentales pero seguirá en la clasificación mundial de enfermedades para que quien lo necesite pueda continuar recibiendo atención médica dentro del sistema sanitario público de los países que lo permitan. Todo un triunfo para los colectivos LGTBI y para la sociedad en general, y más en un mundo dónde nos clasificamos continuamente por etiquetas, grupos y niveles. A las puertas del 28 de junio, el día internacional de las reivindicaciones y la visibilización del colectivo LGTBI, esa es una de las mejores noticias que se podían dar.
Sale la transexualidad pero se suma a la lista de enfermedades mentales la adicción a los videojuegos, una nueva adicción relacionada con el juego. Según la OMS, para un 2 y un 3% de las personas que juegan abusan y les supone un perjuicio a su salud. Aún no saben exactamente el alcance real de esta adicción que se empieza a detectar desde hace relativamente poco y no dispone de tratamientos consolidados y comprobados. Formar parte de esta lista de la OMS permitirá aumentar las ayudas de forma oficial y que estas vayan a cargo de los sistemas públicos o mutuas. Además, ayudará a obtener estadísticas y plantear programas.