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El parisiense Victor Kiswell abre el balcón del amplio salón de su casa en la calle Avinyó –una nueva tienda de discos 'secreta' en Barcelona– y entra el alboroto de la guardería que hay en el patio interior. Enciende un cigarro, se agacha y agarra una copia en vinilo de 'Homework (1997), el primer disco de Daft Punk. "¿Sabes por cuanto se vende? Por 1.000 euros -dice-. Es una locura, cuando los artistas se separan o se mueren especula con los precios, pero yo la acabo de vender a un precio razonable".
No está seguro de hacerse la foto con el disco, porque no es, dice, la clase de música que vende. Él trata con discos raros, lo que se conoce como rare grooves (música con ritmos de funk y disco pero de procedencias variadas: África, el Caribe, Oriente Próximo, Asia... Pero también bandas sonoras, música de librería y otros exotismos (escuchad sus discos en 'Windows on the world', el programa que tiene una vez al mes en Radio Primavera Sound, es una maravilla). De aquí, ya tiene vinilos de Jordi Sabatés y de Mirasol Colores, entre otros; ha hecho los deberes.
Desde hace más de 20 años, Kiswell ha dedicado a descubrir discos para DJs, productores y coleccionistas de todo el mundo, un trabajo que implica "viajar, conocer gente, hablar idiomas, ir a lugares secretos..." Y ha tenido clientes tan célebres como Madlib y Q-Tip de A Tribe Called Quest, héroes de su adolescencia, que se pasaban horas escuchando música con él para encontrar fragmentos que pudieran utilizar en sus producciones de hip-hop.
Alimentó, durante años, a los DJ parisinos de 12 pulgadas de funk y disco de Nueva York, y a los DJ neoyorquinos de funk francés de los 60, 70 y 80. Ha tenido en su casa de París a importantes coleccionistas que le han ido a visitar desde los Estados Unidos y Japón. Ha recorrido todo el mundo, buscando las tiendas de discos más recónditas en los pueblos y ciudades más pequeños y alejados de todo. Tiene historias para escribir un libro, aunque sería más bien un thriller: "Es un mundo más duro de lo que parece, muy mafioso; intervienen el ego y el dinero".
Desde julio en Barcelona
El pasado mes de julio dejó Francia para instalarse en Barcelona. Buscaba una ciudad culturalmente potente y con un clima que no le deprimiera. A pesar de la pandemia, utilizó una pequeña ventana en restricciones para venir con todos sus discos y montar su tienda 'escondida' en pleno barrio Gótico.
Perdonad que no pongamos la dirección exacta, pero no os preocupéis, es cien por cien legal. Para ir, tenéis que pedir cita en su página web. Una vez allí podéis pasaros el rato charlando con él -tiene mil historias para contar– o no decir nada. Podéis estaros dos horas o diez minutos. Tiene discos de todos los precios, la mayoría entre 30 y 75 €, pero también los podéis encontrar de 5, 10, 15... y de 2.500 €.
Mientras nos despedimos, mete varios discos en una caja de cartón, bien protegidos, para enviar. Uno es el 'Homework' de Daft Punk, que ha vendido a un precio razonable. "Me encanta ir a Correos", dice, mientras se aleja calle Avinyó abajo hacia el edificio de Via Laietana, desde donde unos cuantos vinilos continuarán su periplo vital.
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