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A grandes males, grandes remedios. El desastre cultural de los últimos meses –un desierto, un drama para los trabajadores del sector– ha dado paso a uno de los veranos con más oferta de espectáculos al aire libre en la historia de Barcelona. No nos engañemos, la cultura está lejos de donde debería estar y los recintos con aforos reducidos y distancias de seguridad deben ser solo una solución temporal, pero con menos coches (el cielo más limpio) y menos turismo, los barceloneses –y los pocos que tengan la suerte de visitarnos– tienen por delante un verano en el que disfrutar de la ciudad con una calma inédita y redescubrir sus encantos. Adiós 'streaming', hola puestas de sol.
La temporada de festivales habría empezado con macro eventos como el Sónar y el Primavera Sound, que atraen decenas –si no centenares– de miles de turistas musicales a la ciudad. Pero celebrarlos ha resultado imposible. Este verano Barcelona recibirá muchos menos visitantes y los aforos serán infinitamente más reducidos. A cambio, a los barceloneses se les ha hecho un pequeño regalo: el de reconquistar espacios culturales, redescubrir las calles, gozar de este verano sin las típicas aglomeraciones como si, por primera vez en décadas, fuera solo para ellos.
Y, de repente, una pregunta planea en el ambiente: ¿'The bigger the better'? ¿Seguro?
Una ojeada rápida al calendario de conciertos y artes escénicas de los meses de julio y agosto nos dice que tenemos múltiples citas a diario, con espectáculos al aire libre en escenarios privilegiados. A las mágicas noches en el Teatre Grec –un anfiteatro cortado en una antigua cantera, un clásico del mes de julio–, se añaden ubicaciones arquitectónicamente tan atractivas como el Park Güell de Gaudí –con conciertos gratuitos de guitarra– y el Recinto Modernista de Sant Pau, de Domènech i Montaner. Otras tienen que ver con la historia del deporte en la ciudad, como el estadio del F.C. Barcelona, el Camp Nou, y la Anilla Olímpica. Pero hay muchos más.
“Si nos dejan hacer algo tenemos que hacerlo, nos parece que no podíamos quedarnos parados, siendo negativos y anunciando solo cancelaciones con tantos meses por delante”, afirma Jordi Herreruela, director del festival Cruïlla –otro de los grandes–, que se ha reconvertido en el Cruïlla XXS, con conciertos por toda la ciudad.
El Primavera Sound también se ha reinventado proponiendo las Nits del Fòrum, su recinto habitual, con decenas de actuaciones como la de la Mala Rodríguez. La rapera jerezana, precursora de Rosalía, lo tiene claro: “Quiero que la música no pare, que el negocio no pare”, dice en una entrevista para Time Out. El Jardins de Pedralbes, más reducido y reconvertido en el Fes Pedralbes, trae ni más ni menos que a Van Morrison, en otro marco de ensueño. El Gran Teatre del Liceu reabrió con un concierto para 2.292 plantas (sí, ¡vegetales!) que dio la vuelta al mundo y colabora con varias de estas programaciones. Su director artístico, Víctor Garcia de Gomar, ya ha presentado temporada y se muestra optimista respecto a la recuperación: “Si no hay rebrote esto irá 'in crescendo' y la velocidad seguramente será más rápida de lo que imaginamos”.
También han surgido nuevas iniciativas, como la Sala BCN, en el patio de armas del Castell de Montjuïc, una fortaleza que, desde el siglo XVII custodia desde lo alto el mar y la ciudad. En este caso han sido las salas de conciertos las que se han puesto las pilas. Con unas previsiones nefastas para el futuro más inmediato, la ASACC (Associació de Sales de Concerts de Catalunya) se ha inventado un nuevo escenario –con más de 60 conciertos– en este enclave histórico.
Y, ¿cómo han reaccionado los barceloneses? Existe un sentimiento generalizado de recuperación de la ciudad, una sensación de oportunidad única, de manera que el público se lanzó desde el minuto uno a comprar entradas. Muchos espectáculos del Grec se agotaron enseguida; casi todos los ciclos de verano han colgado el cartel de 'sold out' en más de una de sus veladas.
Aun así, la oferta es inmensa y variadísima. Debido a las restricciones de movilidad, la mayor parte de la programación se ha hecho con artistas locales y adivinad qué: hay cientos y todos son increíblemente buenos. Quizás en el futuro no hagan falta tantos cabezas de cartel carísimos y de importación. Los barceloneses se han lanzado a las calles para vivir la cara más auténtica de la ciudad y, al mismo tiempo, redescubrir –al fresco y a la luz del ocaso– su rico capital artístico y cultural.
ACTUALIZACIÓN (22 de julio de 2020): Debido a las nuevas medidas implementadas en Barcelona el 18 de julio, algunas actuaciones pueden aplazarse o cancelarse por un mínimo de dos semanas a partir de esa fecha. Verificad con antelación cualquier evento al que os interese asistir.