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En una ciudad en la que el goteo de cierres de locales clásicos es una sangría tan cotidiana como dramática –adiós a Casa Agustí y a la camiseria Xancó, últimamente–, nos llena de orgullo y esperanza anunciaros que este año la Granja Viader celebra su... 150 cumpleaños! "Bien, no es ningún secreto, si entras aquí y ves el cartel del 1870 y haces el resto, verás que es la efemeride", ríe Casademunt.
Habrá fiesta: la inauguración oficial del cumpleaños será hacia octubre, "y haremos un pequeño cambio museístico hacia junio, lo pintaremos todo y lo arreglaremos un poco", explica. Ahora bien, la fiesta gorda en realidad es la inauguración de un Museo del Cacaolat en la casa de veraneo de la familia, en Cardedeu. La Casa Viader (Dr. Daurelia, 1, Cardedeu. T. 93 871 30 70). Este museo-fundación, explica Casademunt, es "un viaje a los orígenes del Cacaolat, en un edificio modernista de principios de siglo museizado, una visita muy amena y cargada de información. Recorre toda la historia de la bebida, desde sus orígenes de campesino hasta la producción y evolución".
Que la fiesta sea sonada: da vértigo pensar la importancia que tiene este rinconcito de Xuclà en la industria láctea catalana (y mundial): aquí se inventó el Cacaolat (primer batido de cacao hecho a nivel industrial en el mundo!) y fueron pioneros en la pasteurización de la leche y la fabricación de yogures y leche condensada en España. "El bisabuelo era un hombre muy avanzado, muy emprendedor, y la suya fue la primera vaquería de Barcelona que no tenía las vacas en la tienda, por temas sanitarios. Se hacía traer la leche de la granja de Cardedeu", explica Casademunt.
Mercè Casademunt Viader es la cuarta generación de un negocio que adquirió su bisabuelo Marc Viader hacia el 1900 (los 150 años se explican porque la Viader abrió como vaquería el 1870, y Marc Viader entró a trabajar y unos años después la compró).
Viader bisabuelo fundó Letona el 1925, donde aplicó la maquinaria de pasteurizar y tratar la leche que había descubierto viajando por Europa. "A principios de siglo la gente empezaba a tomar leche, pero lo hacían como quien toma un tipo de medicamento o subproducto, el negocio empezó cuando de Europa empezaron a llegar las cafeterías", recuerda la bisnieta.
La granja de la calle Xuclà llega a los 150 años en plena forma, y convertida en un icono turístico que no se ha devaluado. Se muy habitual ver turismo asiático –japoneses extasiados ante un plato de crema y melindros– pero nunca "hemos querido agencias ni grupos grandes ni visitas guiadas. Nos gusta el turista particular que busca el lugar tradicional de Barcelona con interés". Los sábados por la tarde son casi al cien por cien de clientela local: la estampa de familias y gente mayor tomando el suizo.
Ah, el suizo... Irresistible. Un clásico que justifica la visita y explica los 150 años de vida al visitante temprano. Una taza de mezcla de cacaos puros –¡tienen los mismos proveedores desde hace casi un siglo!– sin leche ni azúcar, cero dulce, coronada por un iceberg de nata que han montado ellos, nada que ver con aquello del espray. El contraste de cacao puro y grasa fresca de la nata es mágico. Un consejo suyo: no mezcláis la nata y el chocolate, hacéis cucharadas de una y otra, si no, se coagulan (justo es decir que todo el que sirven, bien sea pastelería, bebidas, láctico o bocadillos, es casero y de primera).
Por cierto, después de 150 años de éxito y la continuidad generacional garantizada, no hay una Granja Viader II en proyecto? "Hace tiempo te habría decir que no. Ahora tengo una oferta de otra granja, pero es complicado".