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La música es un rasgo distintivo de Barcelona y, a pesar de que la ciudad está llena de salas y recintos que acogen actuaciones musicales de todo tipo, Barcelona nunca ha acabado de encontrar la forma de cuidar los pequeños escenarios de música en directo, y ahora tenemos un nuevo ejemplo. El Ayuntamiento de Barcelona ha notificado la orden de precinto de la Sala Bóveda, en la calle Roc Boronat del Poblenou, a raíz de la denuncia por ruidos de la nueva propiedad de un local de uso comercial y oficinas de un edificio cercano. La Asociación de Salas de Conciertos de Cataluña (ASACC) se ha hecho eco de la noticia y ha descrito la desaparición de los conciertos y actividades musicales de la sala como "especialmente hiriente", ya que se trata de una de las pocas salas especializadas en rock que quedan en Barcelona.
La Asociación destaca que la propiedad que ha emitido la denuncia ha efectuado presuntamente un cambio de uso urbanístico sin la preceptiva autorización urbanística. Según aseguran, el local acoge la actividad de uso residencial sin que conste ninguna cédula de habitabilidad, y se utiliza como vivienda de alquiler temporal de habitaciones numeradas, con zonas comunes, tráfico constante de inquilinos y sin que ninguno de estos cambios haya sido ni notificado ni consensuado con el resto de vecinos del edificio. Ante esta situación, el resto de vecinos del edificio han firmado un documento en el que declaran no sufrir molestias derivadas de la actividad de la sala, con la que conviven desde el año 1992 sin incidentes.
Para salvar la sala, los propietarios han accedido a renunciar de forma provisional a la actividad de conciertos y de música en directo, una medida con la que evitan el cierre definitivo del espacio, aunque remarcan que afectará a puestos de trabajo y, evidentemente, la actividad económica. Además, los propietarios también han asegurado que ya han presentado una denuncia en el distrito contra el particular del local que ha denunciado y que "ejerce una actividad especulativa que no está permitida (...) y que no se ajusta a la licencia". “Es especialmente sangrante que, en este caso, la cultura se vea amenazada por la especulación inmobiliaria, la gentrificación y el incumplimiento sistemático de las ordenanzas en lo que se refiere al uso de las viviendas como alquileres de habitaciones temporales”, exponen desde el ASACC.
Una sala histórica
La desaparición de la actividad musical de la Sala Bóveda supone una pérdida de la cultura de la ciudad. El establecimiento levantó la persiana hace más de tres décadas, en 1992, año desde el que propone una programación musical estable de más de 100 conciertos anuales de bandas tanto locales como internacionales de rock. “Que la sala se vea obligada a cerrar y a cancelar más de 70 conciertos ya programados por el estricto cumplimiento de una normativa de medio ambiente sin tener en cuenta que este incumplimiento viene derivado de un cambio de uso urbanístico presuntamente no autorizado, debe denunciarse”, asegura la ASACC. De momento, todavía no hay novedades en cuanto al estado de la denuncia presentada por la propiedad de la sala, aunque la ASACC se muestra optimista y espera que consiga detener la actividad de la vivienda y continuar con la actividad nocturna habitual.