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El singular edificio de la calle Bailén, 70-72, conocido con el nombre de Taller Masriera, se convertirá en un equipamiento para usos vecinales y culturales de la Dreta de l'Eixample; el Ayuntamiento ha llegado a un acuerdo con la Fundación Pere Relats, que gestiona residencias de ancianos, para adquirir la finca a través de una permuta con una finca municipal de la calle Llacuna.
El edificio cuenta con una superficie de 1.861 metros cuadrados y está incluido en el Catálogo de Protección del Patrimonio de la ciudad como bien cultural de interés local. La finca se construyó en 1882 en estilo neo clasicista a petición de los hermanos Masriera, para alojar sus talleres de pintura y joyería; de la obra del arquitecto Josep Vilaseca destaca la fachada que evoca un templo clásico, con columnas y frontón, y el jardín que da la bienvenida al edificio, que se concibió como construcción aislada. Más tarde, el espacio funcionaría como teatro y como sede social del Club Helena, y en los años 50 se vendió a una entidad católica para convertirlo en residencia para religiosas; en 2009 la finca fue cedida a la fundación Pere Relats, y desde entonces ha estado cerrada.
El espacio ha sido reivindicado por los vecinos de la zona, agrupados en la Plataforma Masriera, y en el último tiempo el Ayuntamiento había vuelto a mostrar interés por la finca. El Taller Masriera se integrará en la red equipamientos del barrio pero su ocupación no será inmediata: las funcionalidades del espacio se decidirán en un proceso participativo y vecinal, similar al que se llevó a cabo en la modelo, y también habrá que hacer reformas.