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No son buenos tiempos para las sorpresas. Porque cuando, al fin, una de las giras más aplazadas de los últimos tiempos ha llegado a Barcelona, ya no quedaba prácticamente ningún secreto por desvelar. Es una gira maldita por el Covid, por la invasión de Ucrania y por problemas de voz del cantante, que durante todo este tiempo de espera ha podido sumar un nuevo álbum al repertorio y estrenar una polémica serie para HBO. Y que en la misma plataforma de streaming esté disponible el concierto de la gira en Los Ángeles, 'Live at SoFi Stadium', deja poco margen a la imaginación.
Sabíamos que The Weeknd se rodeaba de una escenografía imponente, con tres escenarios unidos por una pasarela. En el principal, ha mandado construir una ciudad llena de rascacielos en ruinas, donde se esconden los músicos. En el otro extremo, suspendida, una luna gigante. Y en el centro un robot humanoide que Hajime Sorayama diseñó para el vídeo de la canción 'Echoes of silence'. Todo ello recuerda poderosamente al expresionismo alemán de 'Metropolis', de Fritz Lang (y está muy lejos de lo que el artista presentó en su primera visita a la ciudad, en el Primavera Sound de 2012).
¿Y Rosalía?
Quedaba comprobar, por tanto, cómo funcionaría todo este dispositivo escénico en un Estadi Olímpic que pronto verá jugar al Barça y que quién sabe si tardará en volver a acoger grandes giras internacionales, al menos durante la temporada de fútbol. Y, sobre todo, estaba el morbo de ver si Barcelona, como excepción, sería la plaza donde Rosalía saldría a interpretar 'La fama' con el cantante canadiense. “Ese findeeeee”, había comentado la de Sant Esteve Sesrovires en un post del cantante que decía “Madrid was on fire. all of spain could hear your roar. next is BARCELONA 🎭”.
After Hours Til Dawn Tour –pese a los obstáculos iniciales– ya es la gira de un artista negro con mayor recaudación de la historia, por encima del HIStory World Tour de Michael Jackson. Hablamos del cantante que más dinero gana del momento, el más reproducido en Spotify y el más popular del mundo, según Guiness World Records. ¿El secreto? Una voz de satén de gran plasticidad, con la que entona melodías pegadizas, a medio camino de la balada pop y del soul, propulsada por bases portentosas de electro funk pensadas para tronar en la pista de baile y sinfonías de sintetizadores que apelan a la nostalgia ochentera.
Una combinación imbatible
La combinación se demostró imbatible también en el Estadi Olímpic Lluís Companys. Fueron casi dos horas de synthpop épico y bailable, llenas de hits como 'Take my breath', 'Sacrifice', 'I feel it coming' (la colaboración con Daft Punk), 'Save your tears', 'Blinding lights' (una especie de sublimación de todo su repertorio), 'After hours' y 'In your eyes' (con el dramático solo de saxo incluido). Una treintena larga de piezas que funcionan con la perfección de un reloj suizo, rodeadas de un gran espectáculo de luz y fuego frente a un público entusiasmado al que se iluminaban las pulseras de vez en cuando. Solo falló un poco la parte baladística del concierto, la central, que se hizo algo demasiado larga y no, no salió Rosalía a cantar 'La fama'.
¿Pero qué quiere decirnos Abel Tesfaye?
Musicalmente, es fácil entender el éxito de The Weeknd. Lo que más cuesta es dilucidar si todo el dispositivo escénico tiene algún sentido. La ciudad en llamas, la máscara metálica, las bailarinas (¿almas en pena?) vestidas con una especie de burka… todo ello para ilustrar canciones pretendidamente románticas en las que el personaje principal suele presentarse como un ser egoísta, autoindulgente y potencialmente tóxico ("te he dejado hecha una mierda, pero ahora me siento solo y necesito que vengas, nena, la próxima vez te trataré mejor" vienen a decir algunas canciones).
¿Se puede extraer algún significado cultural de todo ello? Una posible lectura sería que, ante el inminente fin del mundo, solo queda abandonarnos al individualismo y al placer propio, un sálvese quien pueda emocional a ritmo de música de club (y esto podría ser una crítica del propio artista o una mera constatación del funcionamiento de la sociedad actual). En cualquier caso, el público en ningún momento pareció preocuparse por unas letras que se sabía de memoria y que coreó de principio a fin.
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Nota: Esta crónica ha sido posible gracias a la invitación de Binance, patrocinador de la gira de The Weeknd, que ha ampliado la experiencia de los espectadores con una serie de acciones en la Web3 que incluyen NFT's, realidad aumentada, juegos y premios como merchandising y entradas de futuros conciertos del artista.