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La Bodega Montferry de Sants –uno de los líderes del resurgimiento de las bodegas, el capipota y el vino a granel de principios de la década pasada– cerrará el próximo viernes 22 de julio. Y lo hará porque se les acaba su contrato de alquiler –expira en el 2023– y el propietario del inmueble derribará el edificio.
Lo bueno de este drama urbano es que Marc Miñarro y Raquel Bernús, propietarios de la Montferry, ya han encontrado una nueva sede, sin marcharse del barrio: se trasladan donde ahora está el Bar La Montañesa, en el Pasaje de Serra y Arola, 13. "En un principio, la propiedad nos dijo que quería rehabilitar el edificio y conservar la bodega. Pero el pasado enero nos comunicó que el edificio iba al suelo. Y no podemos hacer nada porque la bodega no está protegida, y la propiedad no incumple ninguna norma", explica Miñarro.
Montferry formó parte de aquel grupo de 31 bodegas que se protegieron durante un año, en el 2019. Pero si miras el documento del patrimonio arquitectónico del Ayuntamiento, muy pocas han pasado de la protección temporal a la catalogación patrimonial permanente (e incluso algunos que figuran, como Can Lluís, no han podido evitar el cierre).
Según Miñarro, el nuevo edificio alojará "seis viviendas de 50m²". Y se lamenta preguntándose qué modelo de ciudad "expulsa el comercio de proximidad para construir pisos pequeños a 400.000 euros. ¡En Sants!". La pérdida de la sede original de Montferry es triste por partida doble. Primero, es una pérdida patrimonial: abierta en 1930 –formaba parte de una serie de franquicias que puso en marcha el vinatero Pere Virgili, de Montferri, en el Alt Camp– es un negocio, vivo y saludable, que ha vivido la República, la Guerra Civil, el Franquismo y la Transición. Segundo, por la pérdida de tejido social: porque, como dice Miñarro, "esto es un establecimiento popular que hace barrio, y que aglutina desde al estudiante que sobrevive con el bocadillo hasta los jubilados del capipota". (Ah, el bocadillo creativo del día de Montferry... ¡Toda una institución que se postea en redes cada día desde hace lustros!).
El hilo de esperanza lo pone la reapertura, prevista para mediados de agosto, durante las fiestas de Sants, en el Pasaje de Serra i Arola, 13. "Los propietarios del Bar La Montañesa se jubilan, y les ha hecho mucha ilusión que vayamos nosotros. La Montañesa era una bodega, y allí mantendremos el espíritu de la Montferry: los bocadillos, el vino a granel, los barriles...". Pero, sin embargo, la pérdida pesa: sobre todo porque con el traslado no han podido conservar la licencia. "Es una tarea de Sísifo: vuelve al banco, vuelve a comprar una licencia, vuelve a hipotecarte", se lamenta el tabernero que hace uno de los mejores capipotas de Barcelona. Pues lo que necesitáis hacer vosotros, lectores, es volver a la Montferry tan pronto como sea posible.
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