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Nada grita más 'Catalan dream' que una finca lujosa y llena de detalles en el corazón de Barcelona, y por eso hemos citado a Julieta en la Casa Vicens. Ella, como el Modernismo, busca ser internacional sin renunciar a sus raíces y goza de un éxito que puede parecer pasajero, pero que tiene potencial para durar eternamente. Estamos en el patio de esta casa de veraneo, la primera que Gaudí diseñó: queremos repasar cómo ha llegado hasta aquí y que nos explique qué planes tiene como diva del pop catalán. La tribuna exterior de la finca, de inspiración japonesa, nos recuerda a su tema, Haiku. Y una inscripción que se puede leer en la fachada dice: "De la llar el foc, visca el foc de l’amor". Podría ser perfectamente una letra de Julieta.
En abril firmaste con Sony. ¿Ha cambiado mucho tu vida desde que trabajas con ellos?
Entrar en Sony era dar un paso más, pero tampoco considero que sea como un gran cambio en mi carrera. Implica tener un equipo de trabajo más grande, con gente muy profesional. Pero yo siempre he tenido suerte y he trabajado rodeada de gente que apostaba mucho por mi proyecto, que lo entendían perfectamente. Por tanto, formar parte de Sony es una manera de enfatizar lo que ya tenía, de meterle más caña.
Incluso cuando Julieta era un proyecto emergente, desde fuera se veía todo con mucha profesionalidad.
Siempre me lo he tomado así. Es una actitud que he querido que traspasara a los shows, vídeos, música. Qué el público viera que era un proyecto muy trabajado. Realmente le metía muchísimas horas. Ahora sí que es verdad que voy más tranquila, el momento en el que estoy me permite centrarme más en los shows, en la creación discográfica.
¡Pero ahora estás de gira! Actúas en muchas fiestas mayores de Cataluña, pero también en grandes festivales. ¿Tienes la intención de ir abandonando el circuito de fiestas para dar conciertos más grandes?
Para mí es importante conectar con gente diferente, con personas de todo tipo: Julieta es una fiesta mayor y también un festival. Creo que la gira que estoy haciendo es coherente en ese sentido y encaja con mi momento vital. La conexión con la gente es espectacular. En cada pueblo que voy encuentro a gente que me escucha y que se sabe las letras de arriba abajo. No quiero renunciar a ello. Quizás hay gente que no puede venir a los festivales, que no le gustan, que no se los puede permitir. Y me interesa poder estar en todas partes. Cada festival es un mundo, acabo de volver del Canet Rock y del Vida, que no tienen nada que ver, los públicos son diferentes, los grupos con los que compartes cartel son de géneros radicalmente opuestos. Quiero hacerlo todo, no quiero tener que elegir.
Quiero hacerlo todo, no quiero tener que elegir
Se te ve muy ambiciosa y parece que siempre lo has sido. ¿Existen objetivos que tengas muy claros y que todavía no se hayan materializado?
Como todo el mundo, ¡tengo deseos! Obviamente, me encantaría hacer un Sant Jordi o en Sant Jordi Club. Pero quizá soy más ambiciosa en el sentido discográfico, estoy muy centrada en producir buena música, crecer en ese sentido. También quiero mejorar sobre el escenario: mi ambición ha crecido como performer, es una faceta de mí que ahora es fundamental.
Y con la vida ajetreada que llevas, ¿tienes tiempo para formarte?
Lo que he aprendido, lo he aprendido haciéndolo. Me rodeo de gente que me enseña cosas para ganar nuevos skills y no tener que recaer siempre en lo mismo. Voy a clases de canto, para la salud de mi voz y por la técnica, pero no tengo mucho tiempo. Disfruto aprendiendo sobre la marcha, en los conciertos. Me encanta cometer errores, porque así innovo. En el estudio he ido descubriendo otras facetas de mi voz, por ejemplo.
¿Y encuentras tiempo para escribir?
El mundo de performance y el de escribir son opuestos, cuesta mucho pasar de un mundo a otro. Busco momentos de introspección en mi día a día, porque soy una persona que siempre ha disfrutado de ir a la suya. Cada vez es más difícil pensar que me vendrá la inspiración y me fuerzo a componer cuando no estoy trabajando. Pero hay una sensación concreta que de vez en cuando me coge, y me inspiro. Hay días que puedo hacer tres canciones seguidas, todas enteras.
En todos los procesos de decisión de un álbum, ¿de quién te fías?
Me dejo aconsejar, escucho a la gente que tengo alrededor: mi estilista, mi coreógrafa. Pero si siento algo, voy a tope. Hago lo que quiero al 100%.
Hago lo que quiero al 100%.
¿Dedicarse a la música es solitario?
Para crear necesito estar sola, pero a mí me encanta. Me siento acompañada, pero mi entorno sabe que necesito momentos de soledad.
¿Sientes que tu público te conoce? ¿Eres una figura cercana?
Disfruto hablando en los conciertos y mis letras son muy directos, si lo piensas. No puedo enseñar todas mis caras solo con la música, pero creo que mi proyecto es muy sincero: no soy un personaje, aunque haya una parte de performance. Me gusta pensar que sí, que soy cercana con mis fans.
Pero con las redes, la línea que separa al artista del “creador de contenido” es cada vez más difuminada. ¿Cómo te desmarcas de todo esto?
Me entran propuestas para ir a eventos de 'influencers' y hacer colaboraciones, pero desde el principio he dicho que no. Yo soy artista, no un cartel publicitario. He llegado a pagar cosas que querían regalarme para no tener que hacer promoción. Si alguna marca quiere trabajar conmigo, debe ser del punto de vista de mi proyecto artístico, porque no quiero promocionar todo el día y decir que sí a todo… Si no, mi Instagram sería publicidad todo el rato.
¿Y cómo eliges con qué marcas vale la pena trabajar?
La moda me interesa, y a través de mi estilista buscamos el lado creativo dentro de este mundo. Busco marcas que quieran formar parte de mi proyecto a escala artística, que es un currazo, también, la parte estética del proyecto. De hecho, este año he trabajado mucho para ir descubriendo qué me gusta y hacia dónde quiero ir.
¿Pero tu apuesta con el mundo de la música es a largo plazo?
Sí, sí, totalmente. Cada vez me enamoro más de este trabajo y me doy cuenta de que tengo dependencia emocional del escenario. No me imagino haciendo otra cosa que esta. Lo necesito. A ver, estoy abierta a muchas cosas, pero ojalá pueda dedicarme a la música mucho tiempo. Ahora estoy en un buen momento emocional, al principio sentía muchísima adrenalina y nervios, antes y después de cada concierto. Y ahora estoy tranquila, creo que es una relación sana. Me hace feliz.
Cada vez me enamoro más de este trabajo y me doy cuenta de que tengo dependencia emocional del escenario.
¿Hay algo que te preocupe profesionalmente?
Quizás la presión. Yo creo que lo que más me está afectando es eso. Sentirme observada, que haya gente pendiente de lo que hago. No es lo mismo hacer música para tres personas que para 500.000. Pero intento que no afecte a mi forma de trabajar y diría que he reflexionado de forma muy racional sobre las críticas que recibo. No se puede gustar a todo el mundo, ni siquiera a mí me gusta todo lo que hacen mis artistas preferidos, soy realista. Pero me he vuelto más perfeccionista que antes, más exigente. Diría que es algo bueno: es porque tengo más conocimiento. En el mundo del que formo parte hay que racionalizarlo todo, si no, te vuelves loco.
¿Y hablas con tus amigos y familiares?
A ver, mis padres me van genial. Son personas superinteligentes y me conocen muy bien. Entienden lo que hago, creen, lo respetan. Hablo con ellos, con mis amigas, y sobre todo conmigo misma. Creo que me trato bien y tengo una buena red de apoyo.
Pareces muy segura de ti misma.
Sí, siento que estoy hecha para esto. Tengo una sensación especial que me dice que estoy donde debo estar. Mis características y habilidades hacen que dedicarme a la música, al escenario, se me haga fácil, y hay gente que se dedica a esto que sufre mucho más que yo. ¡No me veo haciendo otra cosa y no puedo entender que, en un mundo paralelo, no estaría trabajando de ello! Porque no iba a hacerlo y ahora lo pienso y digo: 'Suerte que me lancé'.
Siento que estoy hecha para esto.
Cuando tú empezaste, no existía un proyecto como el tuyo con esa presencia del catalán. ¿Crees que, desde fuera, se te percibía como si estuvieras algo loca?
¡Es que yo estaba súper 'delusional'! Lo veo y pienso, pero ¿qué hacía? Empecé un proyecto sin demasiados referentes, sin tener ni idea, sin haber subido a un escenario. Algo muy positivo de mi proyecto es que nunca he tenido sentido del 'cringe', ¿sabes? Incluso cuando he hecho liadas en el escenario o me he equivocado, había una convicción de que no sé de dónde salía. Hay mucho morro en este proyecto, mucho. Y me encanta que sea así. Si no, nunca hubiera existido.
Algo muy positivo de mi proyecto es que nunca he tenido sentido del 'cringe'
¿Sientes que en el panorama catalán hay gente que te está copiando?
Sí, pero es que me parece bonito. Quizás hay gente que tenía las mismas ideas que yo. Me gusta mucho la música pop, la electrónica, me gusta cantar en catalán. Y me gusta ser un referente de esto, que la gente vea que es posible porque "está Julieta que lo hace". Cuando siento que alguien se ha inspirado en mí, inmediatamente lo apoyo.