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"Sé que es incómoda", nos dice Isabel Coixet sobre 'Un amor'. Sara Mesa, la autora de la novela que adapta, advirtió a Laia Costa de que se preparara para interpretar a uno de los personajes más odiados de la literatura española reciente. Y es que Nat, la protagonista de este relato, es una mujer en crisis que se instala en un pequeño pueblo, despertando desconfianzas absurdas en los vecinos. Con 'Un amor', Isabel Coixet pone el foco en temas como la intimidad, el deseo, la sexualidad o las relaciones sociales marcadas por microagresiones cotidianas.
¿Qué te hizo adaptar el libro de Sara Mesa?
He leído todas sus novelas, es una de las voces más interesantes de nuestra literatura. Y con 'Un amor' me ocurría que me identificaba mucho en la protagonista. Me hace gracia la gente que, desde su atalaya, se coloca en un sitio que nada tiene que ver con la vida real, con los errores que todos cometemos. Y que no comprende cómo alguien puede obsesionarse con una persona que nunca le dará lo que quiere. Yo esto lo he vivido y entiendo muy bien lo que le pasa a Nat.
'Un amor' habla del deseo femenino y llega un par de meses después de 'Creatura'.
Me gusta mucho la película de Elena, que tiene el gran valor de hablar del descubrimiento sexual de las niñas y niños. Y en cuanto a 'Un amor', habla de la complejidad del deseo, que muchas veces no puedes contarlo, ni intelectualizar, ni justificar. Cuando lo sientes, lo sientes y ya está.
Podemos decir que Nat es un personaje no muy convencional.
Sí, seguramente. Y sé que he hecho una película incómoda. Normalmente, en el cine se busca otro tipo de redención, de fin. Pero yo vivo en este mundo, y no puedo ponerme de espaldas, no puedo negar quienes somos. Desde que empecé a hacer cine, me obsesionaba cambiar el mundo. Descubrí que no podría, pero sí puedo contarlo.
Cuando miro atrás pienso que he pagado más por las cosas, me han costado el triple
¿Y qué querrías cambiar del mundo con 'Un amor'?
La maldad que destila, y no hablo de grandes hechos, sí de las microagresiones que se sufren a diario si eres de una determinada manera. Hay personas a las que no se les perdona nada. Yo recuerdo que en el patio de la escuela ya se metían conmigo. Me veo reflejada en lo que Sara explica magistralmente en el libro. Un mundo de gente que te lee la cartilla, que aprovecha cualquier cosa que digas para insultarte. Esto te da una visión determinada de la naturaleza humana. Menos mal que ahora me miro las cosas con distancia, y que no tengo la piel tan fina como cuando empecé...
Unos inicios, hace 30 años, en los que ser mujer y dirigir cine era una rareza. ¿Esto te ha endurecido?
No había otro remedio. Hace poco estuve con Clara Roquet y le decía que no sabían la suerte que tenían que estar dirigiendo ahora. Las envidio porque no deben lidiar con los prejuicios, ni deben verse siendo estandarte de nada. Espero que disfruten de ese momento y que dure mucho tiempo. Cuando miro atrás creo que he pagado más por las cosas, me han costado el triple.
Pero has acabado haciendo lo que te da la gana...
Sí, es verdad. Y es alucinante, con la experiencia ves que en mente tienes la capacidad de contar cualquier historia con una mirada cinematográfica. Y esto es un tesoro. La pregunta es ¿cuántas películas más podré hacer ahora que ya sé?
De momento, una serie francesa por el Canal Arte...
Sí, y me hace mucha ilusión. El título traducido vendría a ser 'Alguien debería prohibir los domingos por la tarde', y es la historia de una chica que quiere ser directora de cine. La rodaremos en París, mostrando los conflictos sociales, la insatisfacción, las protestas... Hace mucho que perseguía el proyecto, así que puedo decir que sí, que el 80% del tiempo soy una persona inmensamente afortunada.