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¡La mascarilla mecánica que abre la boca para comer! Parece un invento de los que se sacaba Doraemon de su bolsillo mágico, pero ya sabéis que ahora que las protecciones faciales forman parte de nuestra cotidianidad, cualquier medida es poca (incluso con métodos tan bobalicones como carísimos: ¡el robot que te pone cañas!).
No la busques en la farmacia, todavía no la venden por aquí. Esta mascarilla es un invento de la empresa israelí Avtipus Patents & Inventions, y la cosa va así: la mascarilla tiene una ranura a la altura de la boca que está conectada a una especie de tubo tipo freno de bicicleta. Con una mano se lleva uno la comida a la boca, con la otra se acciona una pinza de tender ropa conectada al tubo, que abre la ranura y permite la ingesta de alimentos (me recuerda a un accesorio fetichista sadomaso, del plan:''¡Esclavo, comerás cuando yo te lo diga!').
Asaf Gitelis, vicepresidente de la compañía, es muy optimista: "La mascarilla tendrá un gran efecto en la economía. La gente podrá comer, beber y disfrutar y al mismo tiempo estar protegidos del coronavirus", ha declarado. Ya sabéis que ir con mascarilla pero con la nariz o la boca descubierta es exponerse a que salte dentro de ti el maldito cacho de ADN defectuoso. O sea que si te compras una y vas a comer, yo que tú sería muy cauteloso a la hora de apretar la pinza y exponer tu orificio al exterior.
La buena noticia es que será barata: el precio rondará entre los 0'80 € y los 3 € (si es que llega hasta aquí). Yo ya me imagino en un cubículo con la mascarilla de marras, salpicando el metacrilato con pedazos de lentejas y chorizo.