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En la jornada del jueves ya vimos como el Cruïlla había tomado buena nota de las experiencias de Vida y Canet Rock y había organizado un sistema de cribado masivo de manera ágil y fluida. Durante la tarde y la noche del viernes, el operativo demostró que todavía era capaz de cribar más asistentes, y realizó, sin incidencias destacables, más de 19.000 tests de antígenos, de los cuales 89 salieron positivos que no pudieron entrar en el festival. La verdad es que impresiona ver las decenas de cubículos instalados en el edificio anexo al Foro donde se realizan simultáneamente los tests.
Ya dentro del recinto, también resultaba impactante ver cómo era parecido este Cruïlla 2021 al de hace dos años. El Fòrum se llenó de una mezcla de público joven y de otro que ya tenía puesta la segunda dosis de la vacuna –y alguna familia con niños, pero muchas menos que otros años–, la mayoría con la mascarilla puesta, pero también había quien iba sin tapabocas. Hay que remarcar la profesionalidad de los auxiliares que custodian la zona cerrada ante los escenarios –a los que sólo se puede entrar con mascarilla, y sin beber ni fumar– y que, con una paciencia infinita, recordaban la obligatoriedad de llevar puesta la mascarilla en todos los espacios del festival. La mayoría hacían caso enseguida, pero otros, con una obtusidad exasperante, había que insistir dos y tres veces, más según avanzaba la noche.
La jornada fue intensa musicalmente. El escenario Time Out Barcelona se estrenó con la rumba de los Gertrudis, y continuó con el 'hip-pop' de Delafé, quien con sus hits coreables comenzó a subir la temperatura sentimental del festival. Este primer gran evento masivo en la ciudad se vivió como una gran celebración donde cada canción enviaba un mensaje. Quienes interpretaron perfectamente este 'mood' fueron Amaral, que comenzaron su show con 'Señales', 'El universo sobre mí' y 'Marta, Sebas, Guille y los mañana' ('aka', 'Mis amigos'). Eva Amaral, casi a punto de llorar, dijo estar muy emocionada antes de lanzarse con 'Hoy es el principio del final' para delirio de un público que se dejaba la voz en cada uno de sus temas.
Mientras los aragoneses actuaban en el escenario principal, Sopa de Cabra llenaba a rebosar el Time Out. Un Gerard Quintana entregado tuvo el coro de miles de gargantas que se sabían desde el primer hasta el último verso de temas como 'Si et quedes amb mi', 'El boig de la ciutat', 'L'Empordà' ... era una noche que pedía hits sentimentales, y nadie como Guille Milkyway, creador de pop sublime, para hacer bailar y emocionar a la vez. La Casa Azul cuajó un concierto redondo, potente en la puesta en escena, tan bien engarzado como sus composiciones, que sonaron más oportunas que nunca: 'Cerca de Shibuya', 'Podría ser peor', 'No más Myolastan'... y como momento memorable, el homenaje a Rafaella Carrà y su alucinante 'Rumore' a mitad de 'La revolución sexual'. 'What else'?
La fiesta continuó con Novedades Carminha y su rock-punk de guitarras contagiosas. Aunque competían con el cabeza de cartel de la jornada, Two Door Cinema Club –que resultaron bastante más anodinos de lo esperado–, los gallegos hicieron pasar un muy buen rato al público que prefirió bailar al ritmo de 'Hay sitio pa ti' ("en Santiago hay sitio para todos, menos para homófobos y racistas", dijo Carlos Pereiro, en referencia al asesinato de Samuel Luiz en la vecina a Coruña), que de 'What you know': tuvimos que esperar al final para que la propuesta de los irlandeses nos hiciera levantar los brazos.
Manel sirvieron otro de los platos fuertes de la jornada. Los temas del nuevo EP encajaron como un guante en un concierto que recorría con energía su discografía: de 'La jungla' a 'Benvolgut', de 'Sabotatge' a 'Teresa Rampell', d''Ai, Dolors' a 'Tipus suite', con un sonido tropicalista y festivo como hilo conductor y que contó con una versión de 'Al mar' 'sampleada con el 'Mi gente' de J. Balvin y Willy William. Genial.
Zoo y 2manydjs fueron los encargados de continuar poniendo banda sonora al festival, pero a la cronista que firma estas líneas le habían puesto la segunda dosis de la vacuna esa misma tarde, y las fuerzas no le daban para nada más que para llegar a casa. Me sabréis disculpar.