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Hacemos la ceremonia del té en Barcelona

Escrito por
Marta Salicrú
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Dice la leyenda que es a un emperador chino a quien debemos el descubrimiento del té, cuando en el siglo II aC una hoja de este árbol cayó en el agua que le hervían para purificarla. Dos milenios después continuamos apreciando esta bebida que nos mantiene despiertos y calmados al mismo tiempo, y que tiene dedicado todo un templo en el centro de Barcelona, ​​en medio del Call, el antiguo barrio judío: el Čaj Chai (pronunciado 'chai chai') , salón de té abierto en 2004 inspirado en los de Praga, que sirve y vende tés de alta calidad de todo el mundo; por poco aficionados al té que seáis seguro que conoces su chai con leche.

Si os interesa la cultura del té, en el Čaj Chai ofician ceremonias en torno a esta bebida en las que aparte de degustar alguna de las variedades más exquisitas de las muchas de que disponen, descubriréis que beber una taza de té es –o debe ser– mucho más que echarse agua caliente por la garganta.

El maestro de ceremonias es Antonio Moreno, fundador de Čaj Chai y tan experto en la materia como apasionado por ella; entró en contacto con este mundo durante la fiebre por las teterías en la Praga de los 90, después que las sociedades secretas de bebedores de té de importación salieran de la clandestinidad con el fin del comunismo.

Nos recibe en el pequeño espacio para talleres que tienen en la plaza Manuel Ribé, en frente de la tetería, y nos cuenta que disfrutaremos de una ceremonia del té china Gong Fu, con orígenes en la dinastía Yuan, en el siglo XIII. Aunque el cuidado que Antonio pone a la hora de acercarnos los cuencos con las hojas de té primero, y de servir en ellos el agua caliente en la que infusionan después, la de Gong Fu no es una ceremonia, nos cuenta, ni refinada ni que requiera etiqueta (al contrario de su homóloga japonesa, por ejemplo).

El énfasis aquí está en la calidad del té, y lo que probaremos es un té negro de Taiwán llamado jade rojo o rubí, de sabor y aromas finísimos y sutiles –además de artesano y ecológico–, que en ningún momento llegará a amargar. Durante la ceremonia, que consistirá en diversos servicios, las hojas de té, enroscadas y secas al principio, se irán hidratando y desplegando ante nuestros ojos. Y esto no sólo tiene una finalidad estética: una manera fácil de diferenciar un té de calidad es que las hojas están más enteras, al contrario de un té de bolsa de baja calidad, que se presenta picado.

Tomamos el té en silencio, mientras relajamos la mente y conectamos con el presente y la naturaleza, que son los objetivos que busca la ceremonia Gong Fu. Nos fijamos en los leves movimientos de rotación que Antonio hace cuando coge y nos devuelve los cuencos, y después nos explicará que tiene que ver con el movimiento de rotación de la tierra, pequeños detalles que intentan que fluyamos con el momento. Aquí y ahora, en el Call de la Barcelona del siglo XXI, como en la China de la dinastía Yuan, disfrutamos de un buen té sin pensar en nada más.

Se pueden consultar las ceremonias y talleres de difusión de la cultura del té en la web de Čaj Chai.

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