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Marc Vilajuana y Alejandro Narés son 'Grego' y 'Techno', para entendernos. El cantante, actor y bailarín (buscadlo en la familia del Club Súper 3 a parte de proyectos como 'Acte de fe') se ha unido al músico y productor para dar forma a Gregotechno, un proyecto singular y estimulante que saca el canto gregoriano de la iglesia y lo acerca en la pista de baile. Curiosamente, la combinación funciona de maravilla, quizás porque ambas músicas invitan a cierta introversión y búsqueda de trascendencia, aunque sea en el cuerpo, y justamente por eso titulan su espectáculo 'La litúrgia del cos', que presentan en concierto el 18 de diciembre en La [2] de la Sala Apolo, con los visuales de Xavier Arqué (doctor en nanobiotecnología especializado en microscopía y audiovisuales). Por el momento, podéis escuchar online algunos de los singles que formarán parte de su primer EP.
¿Cómo conectaste con el canto gregoriano, a qué edad y por qué?
Marc Vilajuana: Yo ya hacía música y, fortuitamente, mi primo me regaló un videojuego de las cruzadas. La banda sonora no era música medieval ni árabe, pero tenía toda la estética modal y musical de ese momento. Seguí tirando el hilo, escuchando mucho canto gregoriano, y empecé a formarme en cursos de especialización. Únicamente de canto gregoriano, hace unos siete años. He aprendido francés para ir a Francia a estudiarlo.
Esto te iba a preguntar, ¿dónde se enseña el canto gregoriano? ¿Aquí se puede aprender?
MV: No hay una academia concreta, ni siquiera de música medieval, en Barcelona, pero está la Schola Gregoriana de Catalunya, que son unos hombres que hace muchísimo tiempo que cantan juntos en Les Corts, aunque yo me he querido basar en unas notaciones más primitivas. He tirado mucho de Paloma Gutiérrez del Arroyo, que ha bebido de la escuela francesa. Hay festivales para España donde se celebra y en Francia se ha estudiado mucho.
¿Existe una técnica concreta para cantar gregoriano?
MV: Hay muchas hipótesis de cómo podría haber sido. Nosotros nos acercamos al gregoriano a partir del siglo IV, cuando empieza a germinar y sólo está escrito a partir del siglo X.
Pero tampoco podemos saber exactamente cómo sonaba, ¿no?
MV: La interpretación monódica se perdió a lo largo de los siglos, porque los estilos cambiaron, porque en el Renacimiento o Barroco no se hace la misa con la misma música. Porque es música de misa, es música sacra. En el siglo XIX, en un monasterio también de Francia, siempre Francia, Solesmes, comienzan a ver a través de las fuentes históricas cómo relacionarse directamente con lo escrito originariamente. De ahí el monasterio de Silos, que toma los estudios de Solesmes, etcétera. Pero se empezó a interpretar de una manera muy plana, sólo atendiendo a las notas, mientras que las notaciones más primitivas hablan de las dinámicas y eso es lo que a mí más me interesa.
¿Y las más antiguas de cuándo son?
MV: Del siglo X.
Pero el origen debe ser más antiguo, ¿no?
MV: Claro, en realidad también toma formas de interpretar del judaísmo, porque el cristianismo viene del judaísmo. Y en el siglo IV, se entiende que ya empiezan a congregarse comunidades cristianas y empiezan a tener las herramientas para generar sus ritos. Herramientas musicales, de gestos, objetos, simbología.
Necesitas el espacio para crear el sonido. Es decir, que quizás el canto gregoriano no habría existido sin un espacio que resonara, ¿verdad?
MV: Condiciona muchísimo. Al inicio, los cristianos se juntaban clandestinamente. En una cueva, debajo de una casa… en catacumbas. Y cada sonoridad condiciona. A veces hay iglesias gigantes, pero por la porosidad de la piedra no resuenan. Esto lo pudimos conocer haciendo un documental en la España 'vaciada' de Burgos ['Inania', de Júlia Girós y Vera Herrero Mercader].
Alejandro Narés: Sí, es muy interesante. En el libro 'How music works', David Byrne dice justamente en el primer capítulo que la música gregoriana está influenciada por el espacio, porque puedes hacer notas muy largas, y que la percusión africana también tiene muchas notas rítmicas porque se hace en el aire libre. Explica cómo el espacio condiciona la música que surge.
"Vamos a espacios medievales, digitalizamos la acústica y la llevamos a la discoteca"
De hecho, en el documental hay un concierto en una iglesia. Y, obviamente hay tecno y canto gregoriano. ¿Cómo se conjuga con la sonoridad del espacio?
AN: Es un tema. De hecho, nos da miedo llevar el proyecto a las iglesias porque quizás no nos funcionría acústicamente. El canto sonará superbien, pero la base quizá resuene demasiado. Esa iglesia en concreto tenía una acústica concreta y estaba tratada. De hecho, hace poco hicimos un concierto en una iglesia y no resonaba como nos gustaría idealmente. Por eso queremos llevarlo también a la pista de baile, a salas de discotecas.
MV: Una forma interesante que hemos encontrado para poder aplicar una sonoridad interesante dentro de una discoteca es digitalizando acústicas de espacios medievales. Es lo que hemos hecho en este documental, es como una road movie de cómo hacemos esto. Vamos a espacios medievales, digitalizamos la acústica y la llevamos a la discoteca.
No sabía que se podía grabar una reverb.
MV: Yo tampoco lo sabía, soy bastante acústico, pero sí.
AN: Lo hemos hecho en Burgos, pero podemos hacerlo aquí también. Puesto que somos muy dependientes del contexto acústico, no llevamos nuestro proyecto a la iglesia, sino que llevamos la iglesia a nuestro proyecto, con las acústicas y con referencias visuales.
¿Cómo surge Gregotechno?
AN: Cuando el proyecto todavía no existía, Marc tenía superclara la idea de “quiero que el canto gregoriano se expanda de su contexto y se pueda disfrutar en espacios que no sean sacros, religiosos”. La otra idea era que quería asociarlo mucho al gozo. Aunque a veces es oscuro, es un canto que tiene muchas referencias, como el aleluya, de cosas relacionadas con el gozo. Había esa idea de ampliar el contexto hacia algo festivo. Con esta premisa empezamos a generar ideas musicales. Y ha sido un proceso de dos años. Cada vez estamos afinándolo más, pero es un proceso que nunca termina.
MV: Y nos encontramos también con que tanto el techno como el canto gregoriano son repertorios muy solitarios. No es salsa, no es un bolero. Puedes estar en grupo pero estás en tu rollo. Es algo bastante introspectivo. Y también nos gustaba jugar con esto.
AN: Sí, la introspección era algo común en ambos géneros.
MV: Y también veo que la liturgia cristiana, que es la base de este proyecto, se ha convertido en muy platónica, muy ideal, muy teórica y poco experiencial. Y una idea de Gregotechno es llevarlo al cuerpo. Por eso la presentación del 18 de diciembre se llama 'La liturgia del cuerpo'.
AN: Marc hacía mucho el discurso de “hay mucho arte que está relacionado con la iglesia, pero que podemos apreciar fuera de la iglesia”, como los cuadros, por ejemplo.
MV: O un villancico.
AN: Exacto. Y en el imaginario popular, el gregoriano está superasociado a la iglesia. Queremos romper esto y llevarlo a otros sitios. De ahí la idea de cantar gregoriano en las calles, en los lavabos, en todas partes, para buscar contextos diferentes, no sólo la iglesia.
MV: O sea, aunque no sea un espacio sacro, el sonido puede ser sacro. Hay lavabos que suenan increíblemente mejor que iglesias. Y también opino que es sacro todo lo que nosotros sentimos como sacro. No es algo dogmático, es algo autogestionado en el sentido de que si yo lo siento así, es así. Creo que la espiritualidad tiene que ver con esto, con lo que sentimos, y no tanto con lo que es y no es.
"Es sacro todo lo que nosotros sentimos como sacro"
Ahora tenéis varios singles publicados que formarán parte de un EP.
MV: Hay unos 3.000 cantos gregorianos y en este primer disco lo que hicimos fue una selección de cinco cantos, teniendo en cuenta que fueran de solista, que tuvieran modalidades musicales contrastadas y que me interpelaran a mí, la letra concretamente.
Están en latín, siempre, ¿verdad?
MV: Sí. A veces hay griego antiguo, de lo que ha quedado de la antigua liturgia, antes de latinizarla, pero por lo general es en latín. Y lo que hemos hecho es, con el imaginario de la narrativa de los cantos, buscar sonidos de electrónica.
AN: Cada canto tiene una referencia visual y sonora concreta, y conceptual. Por ejemplo, 'Aquarum' tiene referencias del agua, 'Spiritum' tiene referencias del aire, del cielo. Y todo este imaginario, lo hemos buscado en los sonidos y también en los visuales en directo. El primer disco será este EP de cinco cantos, donde existe una correlación entre todos ellos, y un imaginario visual y sonoro conceptual en cada tema. Saldrá en noviembre o diciembre. También ha pasado algo curioso con el proyecto, y es que han salido conciertos sin tener el disco terminado. Esto también nos ha forzado positivamente a crear más para poder realizar un directo de una hora.
Estáis hablando de un primer EP, pero habrá otro disco. ¿Será un álbum o también un EP?
AN: Yo creo que es álbum. Pero también estábamos hablando de hacer en acústico mismos cantos del EP. Lo estamos hablando.
MV: Del nuevo disco no diría demasiado, pero será más creativo.
AN: Sí, porque en este primer trabajo ha habido mucho concepto, ha habido mucha limitación. Y ahora estamos experimentando más.
MV: Yo en este primero he querido ser muy académico, sobre todo con la parte del gregoriano. He partido mucho de los neumas, me lo he aprendido de memoria. Hemos tenido en cuenta que fuesen textos del Antiguo Testamento. Una serie de cosas, que yo creo que son importantes para generar unas bases. Y ahora estamos en un momento más de laboratorio.
AN: Por ejemplo, en cuanto a producción, Marc no deja utilizar nada más que reverb para la voz. O sea, ni delays, ni autotune.
MV: Y que me cortaban los melismos, tío. ¿Me cortaban los melismos, que dices, eso hace mil años que existe y me lo cortarás ahora?
AN: Claro, a veces, para que cuadrara con el ritmo, se cortaba un pedazo de la voz, y Marc decía, “no, no, aquí hay un melisma”.
Claro, ¿cómo lo haces para cuadrar el ritmo?
AN: Tienes que cuadrarlo... Sí, ha sido un tema, un gran tema.
MV: Gregoriano: modal y ad libitum, bueno, sin tempo. Techno: tonal y con tempo.
Y no cantarás con una claqueta, obviamente.
MV: ‘Nein’. No, no, yo lo que hice fue aprender con todas las dinámicas, con una hipótesis de cómo debía haberse interpetado, pero completamente basado en manuscritos del siglo X suizos, y luego meterlo en la claqueta.
AN: Un punto interesante es que, como el proyecto quiere ser accesible, pensábamos “si hacemos estructuras sin estribillos, que sean como más conceptuales, más líricas, de Marc cantando todo el rato, quizá sea más difícil que sea accesible”. Por eso decidimos hacer estribillos. Y sí tenemos partes más ambientales, y después viene el estribillo, con todo cuantizado y la voz sampleada, para que allí tengas el momento de baile. Es lo que hemos hecho este primer trabajo, pero ahora estamos abiertos a quizás hacer estructuras diferentes, más abiertas.
MV: Realmente, este disco ha sido un toma y daca entre Grego y Techno.