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1. Un italiano un poco olvidado. La muerte de las destacadas personalidades de la historia del cine pone en estado de alerta a los medios, algunos de los cuales ya tenían preparada la necrológica desde hacía tiempo, y sólo la han actualizado: día y lugar concretos del deceso, etcétera. La desaparición de estas figuras pone nuevamente un foco de luz sobre su trayectoria, y nos apresuramos a analizarla, a repasarla con cuidado, ¡si es que no nos piden el artículo para al cabo de unos minutos! Y procuramos situarla en un contexto. Nos ha dejado Franco Zeffirelli, a los 96 años, cuando ya casi nadie hablaba de Zeffirelli. Es decir: años después de su muerte, paisanos suyos como Fellini, Rossellini, De Sica o Pasolini sí siguen en el catálogo de imprescindibles del buen cinéfilo. No es el mismo caso del autor de ‘Campeón’, ‘Amor sin fin’, ‘El joven Toscanini’ o ‘Té con Mussolini’. Justamente fueron este tipo de películas made in Hollywood las que provocaron el desafecto hacia él por parte de la crítica más severa. Poco después de saber la noticia de su traspaso, revolví mi videoteca para volver a ver mi Zeffirelli preferido: ‘Romeo y Julieta’ (1968). Como si fuera la primera vez que la veía, me quedé atrapado.
2. Enamorado de Shakespeare. En 1990, el realizador firmó un notable ‘Hamlet’ con Mel Gibson, Glenn Close y Helena Bonham Carter, pero soy de los que preferimos sus dos Shakespeare de los años 60: ‘La mujer indomable’, con Elizabeth Taylor y Richard Burton, y ‘Romeo y Julieta’, con unos jovencísimos Olivia Hussey y Leonard Whiting. Él, que tenía un poco de experiencia televisiva, fue posteriormente el Giacomo Casanova del film de Luigi Comencini de 1969, e interpretó a Victor Frankenstein en una TV-movie de Jack Smight de 1973, y poca cosa más se supo de su vida y obra. Hussey llegó a la cinta de Zeffirelli con un melodrama de Delmer Daves en su currículum (‘Escándalo en Villa Fiorita’) y unos cuantos trabajos en la tele. Después de morir en Verona, Hussey vio su prometedora carrera morir lentamente, mezclando largometrajes sin gancho (‘Horizontes perdidos’), films con repartos impresionantes (‘Muerte en el Nilo’), un título de Antonio Isasi-Isasmendi (‘Un verano para matar’) y un curioso thriller cómico (‘El gato y el canario’). Ah, y fue la Virgen María de la serie/película de Zeffirelli.
3. Romeo, Julieta y alrededores. Recomiendo un Nuevo visionado de ‘Romeo y Julieta’ para constatar que los auténticos amos de la función, a nivel de actuación, son los secundarios. El Mercutio que interpreta John McEnery es la hostia: un burlón, enérgico, descreído, atractivo, magnético miembro de los Montesco. Dice las palabras escritas por Shakespeare con la más impresionante naturalidad. Como si las improvisara. El asesinato de Mercutio, después de haber provocado el enojo de Teobaldo, es uno de los grandes momentos de tan trágica historia, escrita en 1597. Teobaldo es un Michael York en plenitud de facultades: enfadado, celoso, violento, incapaz de dar su consentimiento a la relación entre su prima y el tímido y enamoradizo cachorrillo de los Montesco. También son destacables los trabajos de Milo O’Shea (fray Lorenzo, ‘inventor de la fórmula para reunir de nuevo a la pareja) y de Pat Heywood, la fiel y divertida nodriza de Julieta.
4. Un Nino Rota eterno. Revisar la peli ha significado celebrar, por quinta o sexta vez a lo largo de mi vida, la belleza de la fotografía de Pasqualino De Santis, el deslumbrante vestuario de Danilo Donati, la delicada dirección artística de Lorenzo Mongiardino y, cómo no, la maravillosa música de Nino Rota. Confío en que la noticia de la muerte de Zeffirelli invite a los cinéfilos más jóvenes a dejar un poco apartadas ‘Avengers’, ‘X-Men’ y familia, y a descubrir los mejores años de la trayectoria de este florentino culto, exquisito y amante del teatro.
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