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Si algo esperamos con ganas de los meses de calor son las fiestas de barrio. Poder pasar un buen rato en las calles, sin la necesidad de aglutinarnos todos en un espacio cerrado, es, quizás, uno de los motivos que nos hacen aguantar el verano en la ciudad. Sin embargo, hay distritos en los que esto puede ser problemático. No porque no nos quieran ahí, sino porque las masificaciones que se generan son incontrolables. O prácticamente incontrolables.
Es el caso de Gràcia, que cada año acumula a millones de personas durante sus fiestas (tres millones, en el 2022). La masificación del barrio preocupa a las comisiones de las diferentes calles y, por eso, de cara a este año, los organizadores preparan cambios para hacer frente a la problemática.
En primer lugar, la comisión de la fiesta ha decidido que la entrega de premios a las calles con mejores adornos se hará el último día. De esta forma, las vías galardonadas, que suelen ser las que más personas concentran, se descomprimirán porque los visitantes se distribuirán por todo el barrio. Además, tal y como explica la presidenta de la fundación Fiesta Mayor de Gràcia, Lina López, las calles más populares hacen de embudo porque "muchas de las ganadoras están al sur del barrio, donde las calles son más estrechas", por lo que cambiar la fecha de entrega de premios permitirá aligerar la situación.
Otro cambio que se quiere llevar a cabo este año es instaurar una 'noche tranquila'; una noche en la que no habrá conciertos y en la que se procurará que los actos que se organicen no hagan mucho ruido a partir de las nueve de la noche. Esta "programación familiar" se hace para que los "vecinos y vecinas de Gràcia tengan un respiro", según explica López, quien también añade que, el aumento de los visitantes y el alargamiento de la fiesta, más allá de los conciertos, no deja al vecindario disfrutar tranquilos de las fiestas.