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La Plaça de la Mercè es uno de los rincones más tranquilos del Barrio Gótico: rodeada de varias fincas del siglo XIX, destacan la Iglesia de la Mercè, una pastelería con cuatro mesitas fuera y una fuente dedicada a Neptuno. Ahora, sin embargo, la plaza estrena un equipamiento cultural. Será en uno de los edificios neoclásicos del Carrer Ample, el Palau Martorell, que reabre como un espacio donde se expondrán regularmente muestras de colecciones internacionales.
El Palau Martorell es un antiguo palacete neoclásico con más de 1.600 m² que había acogido la Antigua Sociedad del Crédito Mercantil. Los gestores culturales Jesús Rodríguez y José Félix Bentz han montado allí un espacio polivalente dedicado al arte, que quiere complementar la oferta cultural que ya existe en la ciudad con exposiciones dedicadas a grandes maestros como Chagall, Calder, Basquiat o Tamara de Lempicka. El palacio también acogerá actividades familiares, una línea dedicada a la proyección de artistas contemporáneos y un atractivo programa de conferencias.
Para inaugurar el espacio, las puertas del Palau Martorell se abren con una exposición sobre Joaquín Sorolla, que presenta al público 193 óleos en pequeño formato de la colección del Museo Sorolla. Es una muestra única y que nunca se había visto en Barcelona, que podrá visitarse del 21 de diciembre al 5 de marzo de 2023.
Bajo el nombre 'Sorolla. Cazando impresiones', la exposición quiere descubrirnos los óleos que el artista valenciano pintaba sobre cartones o tabletas de pequeño tamaño y que él llamaba “anotaciones”, “manchas”, o “notas de color”. En un inicio, estas piezas se consideraban esbozos inacabados del pintor, pero acabaron apreciándose como obras de arte íntimas y personales.
La exposición se enmarca en la celebración del Centenario Sorolla durante el año 2023 comisariada por Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista valenciano y experta en su obra, y María López del Museo Sorolla.
Un edificio neoclásico en el Gòtic
Más allá del arte que se podrá ver en su interior, el Palau Martorell es uno de esos edificios que vale la pena visitar por su arquitectura neoclásica y también por las vistas que ofrece de la Basílica de la Virgen de la Mercè.
En la planta baja, es imposible no pasar por alto la gran claraboya con una vidriera sostenida desde dos pisos más arriba y las columnas dóricas que adornan el espacio, lleno de luz natural. En la planta principal del Palau, que tiene acceso a un balcón, hay una sala con frescos en el techo, rodeada de casetones decorativos.