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Este mítico bar de Sant Antoni baja la persiana (pero reabrirá después del verano)

Los propietarios han decidido traspasar el negocio a condición de que se mantenga su esencia

Enora Le Roux
Escrito por
Enora Le Roux
Redactora de notícies
Bar Bodega Gol
Ig: @bodegagolBar Bodega Gol
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En Barcelona, ​​cada vez cuesta más encontrar establecimientos gastronómicos 'de toda la vida', de esos donde se preparan recetas familiares y donde te conocen y saben lo que quieres. Por eso, cuando llega la noticia de que uno de esos míticos bares de la ciudad cierra las puertas, se nos encoge el corazón; más aún cuando los motivos son por la gentrificación y la subida de precios.

Recientemente, un bar con más de 80 años de historia ha sido la protagonista de esta trama, aunque con un final no tan devastador: la Bodega Gol del barrio de Sant Antoni ha bajado las persianas, pero volverá a abrir con la misma esencia que tenía.

El caso es que Enric Rebordosa, el propietario del Grupo Confiteria que ha rescatado locales históricos y ha dinamizado el mundo de la coctelería en Barcelona será el nuevo propietario del establecimiento ubicado en la calle Parlament, 10, y ha asegurado que mantendrá su oferta y el legado que durante ocho décadas han reinado en Bodega Gol.

Los antiguos propietarios hacía meses que habían colgado el anuncio de venta del bar, pero el traspaso ha tardado en hacerse realidad porque una de las condiciones era que los nuevos dueños se comprometieran a mantener el negocio; querían alguien que entendiera la filosofía de la casa y que la continuara.

Ahora, a través de un comunicado a través de las redes sociales, la Bodega Gol ha anunciado que cierra sus puertas una temporada para hacer reformas y ha remarcado que "el Gol volverá a subir la persiana con más fuerza e ilusión que nunca". También deseó un buen verano a sus seguidores y dijo que "nos vemos a la vuelta", es decir, que reabrirá en septiembre.

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81 años en Sant Antoni


La Bodega Gol se instaló en la calle Parlament en 1943 en manos de la familia Gol. Tras la pandemia, el local cambió de manos, pero preservó la oferta culinaria: platos variados según el día (no hacían menús), en los que no solían fallar las mejillas, caracoles, capipota ni fricandó. Sin duda era un establecimiento querido por el barrio y las vecinas; los comentarios en el anuncio de cierre temporal lo demuestran. Ahora, Rebordosa será el encargado de mantener la esencia del local.

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