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Hace unos meses que se anunció el derribo del gimnasio social Sant Pau, en el Raval, para construir un nuevo edificio que albergará el nuevo equipamiento y 36 viviendas de alquiler social. Después de que se anunciaran las obras en junio del 2023, el gimnasio se trasladó a un local provisional de 400 m² en la calle Floristes de la Rambla y ahora, nueve meses después, el derribo del antiguo edificio ha dado el pistoletazo de salida este lunes 22 de abril y se prevé que se acaben el verano de 2026.
Los trabajos construirán el edificio que incluirá un nuevo gimnasio social en los bajos que mantendrá el mismo objetivo: mejorar la calidad de vida de las personas ofreciendo un espacio para hacer deporte en el que todo el mundo pueda disfrutar en condiciones de igualdad. Las nuevas instalaciones tendrán más 700 m² de equipamiento deportivo en el sótano, 300 m² más en la planta baja y 222 m² en la planta de la buhardilla. Los tres espacios incluirán una piscina, jacuzzi, sala de actividades dirigidas, un espacio polivalente para fitness, cafetería y un centro social, además de vestuarios, baños, enfermería y lavandería.
Actualmente, el gimnasio continúa su actividad en el local provisional, donde atiende cada mañana a un centenar de personas que acuden a las instalaciones para ducharse, coger ropa limpia y recoger una o dos comidas. Por la tarde, el equipamiento está abierto como gimnasio, con cuotas de entre 0 y 26 euros en función de la capacidad adquisitiva de cada socio.
La directora del gimnasio social, Lara Cáceres, ha explicado a los medios de comunicación que tener un gimnasio social de este tipo "dará un derecho reconocido por Naciones Unidas, que es tener un espacio de salud donde cuidamos a la gente".
36 viviendas sociales sobre el gimnasio
El nuevo edificio albergará el gimnasio social en los bajos y encima se construirán seis plantas con 36 pisos de una y dos habitaciones dirigidos a personas en situación de vulnerabilidad y solicitantes de vivienda de protección social que contarán con el acompañamiento del gimnasio y la Fundació Hàbitat3, las dos entidades que han impulsado la iniciativa. Carmen Trilla, presidenta de Hàbitat3, ha explicado que los residentes pagarán un alquiler que se ajustará a sus ingresos y que será inferior a los 400 euros mensuales.
Trilla ha remarcado que el suelo donde se va a construir el edificio iba a ser destinado para acoger "un edificio de viviendas de lujo, de propiedad privada, que derribaba la piscina que hay debajo, que es la más antigua de Barcelona, y (...) se perdía su función social". El suelo fue comprado por el Ayuntamiento de Barcelona en 2021 por 8 millones de euros y ha llegado a un acuerdo con la empresa Coyocan para construir la edificación a cambio de ser su propietaria durante 55 años. Cuando acabe el plazo, los pisos pasarán a formar parte del parque de vivienda municipal.