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Gràcia luce ya sus mejores galas para celebrar la fiesta mayor de este año. Los escenarios ya están montados, las calles adornadas y la gente de fiesta. Hasta el 21 de agosto, el barrio acoge un extenso programa de actividades que incluye talleres para toda la familia, conciertos y la tradicional entrega de premios en las calles mejor adornadas. En este programa también se ha incluido una actividad que permite ver la Vila de Gracia y Barcelona desde una perspectiva poco usual. Durante las fiestas, la Torre del Rellotge abrirá sus puertas al público con visitas guiadas cada 30 minutos y con grupos reducidos de hasta cinco personas.
La visita dará acceso al balcón del campanario, a 33 metros de altura, desde donde los visitantes podrán descubrir a vista de pájaro la Gràcia desconocida que rodea la plaza de la villa. Si queréis aprovechar la oportunidad, las visitas se llevarán a cabo a las 11 h, 11.30 h, 12 h y 12.30 h por la mañana, ya las 12.30 h, 18 h, 18.30 h y 19 h por la tarde con un precio de 4 euros por persona . Para acceder, es necesario reservar vuestra plaza previamente en la mesa del Taller de Historia en la plaza del Diamant, cada tarde del 12 al 21 de agosto de 17 a 21 h.
Un símbolo del barrio
Catalogada Bien Cultural de Interés Local, la Torre del Rellotge es una de las joyas arquitectónicas de la Vila de Gràcia que, pese a su maravillosa vista, no siempre se puede visitar. El monumento se encuentra en el centro de la plaza de la Vila de Gràcia y se trata de la torre pública más alta de todo el distrito. Desde fuera se puede apreciar la altura de la torre, hecha mayoritariamente de piedra con algunas ventanas que se abren y con los escudos de la Vila de Gracia, de Barcelona, del Principado de Cataluña y de las armas de la reina Isabel II por todos sus lados.
A pesar de que fue construida entre los años 1862 y 1864 por el arquitecto Antoni Rovira Trias, la torre se encuentra en una excelente condición y todavía hoy es un símbolo de libertad. Este significado lo cogió en las revueltas de los años setenta del siglo XIX, cuando se hizo muy popular y se convirtió en uno de los exponentes más representativos de la libertad y resiliencia del pueblo. De hecho, la torre aún conserva sus dos campanas originales: la más grande, conocida como Marieta, sirvió para movilizar al pueblo durante las revueltas. Incluso la torre dio nombre a una de las revistas satíricas más importantes de la época que se caracterizaba por su tono reivindicativo: La Campana de Gràcia.