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Este es el nuevo bar de pintxos (¡a la brasa!) que lo está petando en Barcelona

El último restaurante del grupo de Mantequerías Pirenaicas combina esta oferta con una cocina catalana contundente

Ricard Martín
Escrito por
Ricard Martín
Editor de Menjar i Beure, Time Out Barcelona
La barra de pintxos fríos de Txiribita
Foto: Ricard Martín | La barra de pintxos fríos de Txiribita
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Ya conocéis aquel viejo adagio del mercado inmobiliario (extensible a todos los negocios físicos): location, location, location. Es decir, la ubicación de un sitio es decisiva para determinar si la gente se gastará su dinero allí. Y si trabajas bien y pones un buen puñado de huevos en la cesta de la calidad-precio, tienes números para triunfar (aunque no hay una fórmula establecida… Si la hubiera, todos nadaríamos en billetes).

Txiribita, en Sants
Foto: Ricard MartínTxiribita, en Sants

Es viernes a un menos cuarto del mediodía en el Txiribita (Comtes de Bell-Lloc, 118. De martes a jueves de 19 a 22:30 h. Viernes y sábado de 12 a 23 h. Domingo de 12 a 16 h. Lunes cerrado), y para entrar y caber tienes que quitarte el bolígrafo de la chaqueta, que dejó escrito Francisco Ibáñez. Este es el bar-restaurante de pintxos que acaba de abrir el grupo de Mantequerías Pirenaicas, y para variar han hecho bingo. "Abrimos a principios de enero y ya estamos pensando en una segunda ubicación", me explica Miquel Puchol, la cara visible de una empresa de restauración que está creciendo trabajando de cara a los vecinos, ya sean de Gràcia (La Fonda de Pirenaicas) o de Sarrià-Sant Gervasi, con Mantequerías Pirenaicas o la pizzería Fidelio.

Txiribita, pintxos a la brasa
Foto: Ricard MartínTxiribita, pintxos a la brasa

Txiribita ocupa el inmueble donde estuvo el muy querido Sants Es Crema, que empezó como una brasa de autor y acabó como un bar de bocadillos (entre los mejores de la ciudad) a la brasa. "La idea era hacer pintxos sencillos, pero de buena calidad. Cogimos el proyecto sin saber muy bien qué haríamos. Y cuando entramos y vimos la brasa, pensamos... hombre, algo tenemos que hacer con esto!", exclama.

Los pintxos fríos se recogen en la barra y los calientes se tienen que pedir. Fríos: de ensaladilla rusa, de tartar de fuet, de pastel de escórpora, de pimiento del piquillo relleno de brandada de bacalao, de crema de queso gorgonzola y nueces. Todos a 2,50 €. Calientes, a 2,80 €: de croqueta de chistorra y miel, de croqueta de jamón ibérico y pollo, de chistorra navarra a la brasa, de morcilla de Burgos a la brasa, de hamburguesita con crema de Idiazabal, de langostino a la brasa y de solomillo a la brasa (estos últimos, con un suplemento de 1,40 €). Se nota el toque enriquecedor de madera y humo, la verdad

Son pintxos sencillos y bien ejecutados, no vendemos ninguna fantasía

"Es un producto sencillo y bueno, bien ejecutado, no vendemos ninguna fantasía", asegura Puchol. Y lo corroboro. Son bocados directos y potentes, bien hechos, y en una ciudad donde los buenos bares de pintxos están casi todos concentrados en el eje Gòtic-Born –a cargo de Sagardi– y Maitea reina en solitario en el Eixample, Sants ha acogido el Txiribita con los brazos abiertos: "Entre semana, mucha gente baja aquí a las siete y vuelve a casa bien cenada a las ocho", explica Puchol (amigos madrileños, no es que nunca salgamos entre semana, es que nos gusta cenar temprano).

Txiribita, al fondo la brasa
Foto: Ricard MartínTxiribita, al fondo la brasa

Existe la posibilidad de pedir raciones –para compartir, o no– como unas tremendas albóndigas con patatas en salsa vizcaína o un rabo de toro con parmentier para mojar pan. Y también, por supuesto, el pintxo de tortilla de patatas (diferente al de Mantequerías, "aquí se hace como me gusta a mí", puntualiza Puchol). Un poco más cuajada y con mucha cebolla dulce, también merece una visita.

Txiribita, un rabo de toro como dios manda
Foto: Ricard MartínTxiribita, un rabo de toro como dios manda

Y sales bien lleno por un ticket de veinte euros justos: devoras tres o cuatro pintxos y compartes una ración, y alegría. "Por 35 euros, saldrías arrastrándote", ríe. Pero sed moderados, que Txiribita promete ser un bar de uso habitual y vale la pena volver muchas veces.

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