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Una calçotada en la playa suena a sacrilegio. Calçots trae ecos de barbacoa en la montaña . Pero no lo es tanto, sobre todo si piensa que, aparte de los calçots IGP Valls, tenemos una espléndida despensa de calçots en el Parque Agrario del Baix Llobregat, a tres pedaladas de bicicleta de las playas más deliciosas de Barcelona, que no son otras que las de Castelldefels, el Prat o Viladecans.
Y esa es la filosofía de la calçotada del Mamut Beach Club (Camí de la Murtra, s/n, Viladecans): ofrecer una calçotada con producto de proximidad a cien metros del mar. De lunes a viernes, ponen en danza un menú calçotada a 24,90 euros, que incluye una teja de calçots acompañada de alioli casero, un segundo plato a elegir entre una parrillada de carnes a la brasa o un arroz de butifarra y alcachofa, y se complementa con postre y bebida.
Márquetin del bueno: aseguran que todos los ingredientes utilizados en sus menús y carta son de proximidad, con productos frescos y de temporada procedentes del Parque Agrario del Baix Llobregat. Cuentan, por cierto, con el prestigioso certificado Biosphere, otorgado por la Unión Europea en reconocimiento a las prácticas sostenibles.
Los fines de semana elevan la oferta a 40 euros. En esta opción, los calçots ilimitados son los protagonistas, servidos con salsa romesco casera, pan con alioli y tomate, y alcachofas frescas del Parc Agrari del Baix Llobregat. El segundo plato permite elegir escoger entre pluma ibérica y una selección de carnes a la brasa acompañadas de patatas al caliu o judías de Santa Pau, o un arroz mar y montaña elaborado con pluma ibérica y zamburiñas (otra rara avis: ¡calçotada con arroz de segundo!).
A 15 minutos de Barcelona, el Mamut Beach Club se encuentra en pleno corazón del Delta del Llobregat, rodeado de naturaleza y tranquilidad. Su terraza Winter Garden, climatizada, permite disfrutar de esta propuesta gastronómica incluso en los días más fríos de invierno, en un entorno rodeado de naturaleza. ¡Y entraréis en el club playero por la boca de un mamut! Comer 'calçots' en un club playero, tras un mamut, suena extraño. ¿Pero acaso no lo es zamparse 20 cebollas fálicas con un babero?
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